Representar la España desconocida fue el objetivo que llevó a un Carlos Saura joven -con apenas 20 años- a recorrerla para captar con su cámara de fotos lo que el franquismo "no mostraba". Un país pobre y analfabeto que ahora muestra el cineasta en la exposición "Carlos Saura, años 50".

El espacio madrileño de La Fábrica propone desde hoy un viaje por la España de los años 50 a través de veinte fotografías de las muchas que hizo el cineasta oscense (1932) en un momento de su vida en el que aún "no había llegado el cine" y tenía el objetivo de "representar una España que era desconocida", ha contado hoy a Efe.

Y lo era, según ha recordado, "sobre todo oficialmente", porque en el franquismo "la España que se representaba era perfecta, y andabas por ella y los pueblos eran miserables, había un analfabetismo muy grande, había pobreza, era una España muy diferente".

Por eso, cuando ahora las vuelve a ver en esta galería le causa "sorpresa" comprobar "lo que ha cambiado este país": "ha dado una vuelta por completo y la mayor parte de estas fotos serían imposibles", reflexiona sobre el contenido de estas imágenes que, según reconoce, las hacía porque le gustaba.

"He sido un fotógrafo muy rápido, muy nervioso con la cámara y hacía las fotos que me gustaban, no esperaba nada más", ha afirmado.

Tanto es así que en estas instantáneas en blanco y negro Saura ha capturado, como si el tiempo no hubiera pasado, a campesinos en la siega, mujeres en sus tareas diarias, pescadores o niños en la escuela.

Españoles a los que fotografió en plena faena, pero siempre con esa mirada o gesto que solo consiguen los grandes de la imagen. "Quería ser un fotógrafo preocupado por los planos oscuros, por los blancos y negros, y también por sacar la vida de España. Entonces esas fotos más artísticas no son las que más me gustaban, aunque son las más bonitas", ha reconocido.

Debido a su carácter documental y etnográfico, el visitante -que puede adquirir las fotos a un precio de 1.600 cada una- también podrá conocer, o recordar, cómo se vestía en aquella época, o cómo las calles era de tierra o arena, o incluso cómo la posguerra hizo que las miradas de los niños se volvieran tristes. Pero a la vez también muestra el carácter de un pueblo alegre, gente trabajadora y honrada.

"España ha cambiado tanto -ha añadido- que está todo mucho más unificado, ya no es la España de contrastes brutales que había. Ahora he estado cuatro día en el Pirineo y todos los pueblos están arreglados, alcantarillados, tienen policía, tiendas, turismo, las casas están reconstruidas. Ya no es el Pirineo que conocí cuando era joven, cuando las casas se caían".

Según ha lamentado con un "qué le vamos a hacer", en la actualidad ya no hay la "autenticidad" que existía en aquellos años: "Ahora vas a Calanda y hay 2.000 personas".

Con su cámara digital colgada al cuello, Saura ha confesado también que en la actualidad se está viviendo una "banalización" de la fotografía porque "hoy todo el mundo puede hacer una buena foto con un móvil o una cámara de dos pesetas (...) las normas de composición son muy fáciles y no tienes más que apretar el botón".

Coincidiendo con esta exposición, PHotoBolsillo ha editado el segundo monográfico de la colección dedicado a Carlos Saura, un libro que reúne 70 imágenes -algunas de ellas incluidas en la muestra- tomadas por Saura entre 1950 y 1962 y que, según el propio fotógrafo, es un "testimonio fidedigno de lo que ocurría a mi alrededor".