La bailaora y coreógrafa sevillana María Pagés (1963) visita de nuevo Tenerife, pero esta vez con el espectáculo más intimista de su repertorio, "Óyeme con los ojos", un solo en el que actúa acompañada por media docena de músicos y en el que refleja esa búsqueda interior que todo ser humano realiza alguna vez en su vida.

Esta pieza, que tiene una duración aproximada de setenta y cinco minutos, será representada hoy y mañana, a partir de 20:30 horas, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, dentro de la minigira que realiza la artista por Tenerife, Lanzarote y Gran Canaria.

"Óyeme con los ojos" es una propuesta escénica que se inspira en el poema de Sor Juana Inés de la Cruz "Sentimientos de ausente", además de otros versos escritos por una serie de místicos entre los que se encuentran Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Ibn Arabi, Rumi, además de otros escritores como Goytisolo, Benedetti o Tagore.

También se incluyen poemas del escritor El Arbi El Harti, compañero sentimental de María Pagés que ideó este montaje. Esta obra narra la vida y las inquietudes espirituales y existenciales de un mujer cuya existencia está marcada por el baile como vocación ética. Nada más cercano a la propia bailaora sevillana.

"Este espectáculo lo hicimos juntos El Arbi y yo. Somos coautores de la obra. Él trabajó sobre los textos y a partir de ahí hicimos la dramaturgia. En la compañía tenemos muchas coreografías y montajes, pero nunca habíamos hecho un solo como este", aclaró la artista.

"Óyeme con los ojos" contiene ocho cuadros, basados en una serie de poemas cuyas métricas se han adaptado al cante, que también es pura poesía, aunque en algunos no haya hecho falta porque encajan perfectamente, como por ejemplo los fandangos de Fray Luis de León. La puesta en escena es elemental y simbólica, ya que se desarrolla en un cuadrado de siete por siete metros en el que baila alumbrada por una serie de claroscuros muy bien delimitados en el escenario.

"Nos planteamos hacer este solo. Había cumplido cincuenta años y era apetecible hacerlo. Nos centramos en la idea del misticismo sufí, es un territorio en el que El Arbi, de origen marroquí, se mueve bien, y lo hicimos extensible a un misticismo espiritual más amplio, a esa idea del conocimiento, del trascender de uno mismo y el más allá. Es un proyecto muy intimista", matizó la Premio Nacional de Danza (2002), entre otros galardones "recogidos" durante su reconocida carrera.

Todas las composiciones poéticas seleccionadas para esta coreografía, que se estrenó en 2014, proponen un viaje al descubrimiento del yo. Pagés y El Arbi han aprovechado este material literario para transmitir "quién es María Pagés, la mujer, la creadora, la bailaora comparada con su propio ser interior. Al fin y al cabo todas las personas tenemos un momento en la vida en el que realizamos esa búsqueda interior, dónde estoy, hacia dónde voy...", razonó la bailaora andaluza.

Rigor y seriedad son algunos detalles innatos que caracterizan el sello de la compañía María Pagés, quien tras actuar en Canarias adelantó que realizará una gira por China con su espectáculo coral "Yo, Carmen". Ella siente un amor profundo por el flamenco y sus infinitos palos, esos sentimientos que le transmitieron sus maestros, como lo fue Antonio Gades, entre otros que dejaron una huella en su corazón.

"El flamenco siempre ha tenido dos cosas fundamentales desde su origen hasta nuestros días, la convivencia de la tradición con la evolución y eso va hacia donde va la sociedad. El flamenco es un arte que camina hacia donde va la sociedad. Es un arte que refleja el momento que está viviendo. Es un arte vivo con un recorrido tan interesante que va hacia donde va el mundo".

Pagés considera que el flamenco es un arte comprometido y responsable que debe ser valorado en su justa medida; además de tener en cuenta su complejidad, de conocer la infinidad de estilos que encierran tantos sentimientos llenos de humanidad.

"Todos los trabajos que podamos hacer siempre van en ese sentido de rigor, de seriedad, de reivindicar por qué es un arte. Todo lo que hacemos tiene un mensaje porque es un arte orgánico, hay mucho trabajo detrás, un proceso creativo, mucha investigación, la búsqueda de que todo tenga un sentido. No bailas por inspiración divina, sino que todo funciona como un cuerpo único, donde hay muchos órganos que tienen un sentido y un porqué, donde todo tiene que funcionar al unísono y relacionado entre sí, y eso es un arte comprometido".