Muchas veces me preguntan por los días que se tarda en rodar una película, una serie de televisión o un anuncio. Casi siempre, por no decir siempre, mi interlocutor se sorprende o se escandaliza al oír la respuesta. Cuando después se le aclara que eso es el rodaje, antes se ha hecho la preproducción y después vendrá la muy laboriosa postproducción, el nivel de escándalo y de sorpresa ya es mayúsculo y algunos casi sienten la tentación de llamar a la policía y acusarte de algo: "Pero ¡cómo vais a estar dos años para hacer una película! ¿Que un episodio de televisión se tarda en rodar diez días?"

Ciento diez días de rodaje, a doce horas por jornada, era lo que me iba a llevar rodar la primera temporada de "Vlad", la serie que estoy rodando entre Rumanía y Grecia. Trece episodios de noventa minutos, ocho días y medio por episodio y unas diez páginas de guion cada día. Si fuera una película rodaríamos de cuatro a seis páginas por día y, si rodáramos un anuncio con un presupuesto medio, un par de días de rodaje para treinta segundos.

Básicamente en un rodaje se tiene que recrear todo lo que a un imaginativo guionista se le ha ocurrido escribir; los guiones no son novelas y no se puede escribir en pasado, no se pueden escribir diez páginas acerca de lo que un personaje piensa o imagina. Se escribe en presente, lo que pasa es lo que se ve en pantalla. Si es pasado entonces es un flashback y también se escribe en presente porque está ocurriendo en ese momento. Los guiones además de dividen en secuencias en las que se marca su número, el decorado y si es día o noche. Es una división para poder organizar el rodaje, para poder presupuestar ese guión, las noches son más caras que los días y los palacios más caros que las casas de pueblo. Cuando un guionista va escribiendo debe saber que cada palabra tiene un coste y puede hacer esa producción posible o imposible.

"Doce cazas bombardean Nueva York y provocan la destrucción y el caos". Así puede empezar un guion y esas doce palabras cuestan más que la mayoría de las películas españolas contado todo su presupuesto. Claro que el director puede optar por narrar cómo una familia de Nueva York baja a un sótano y desde allí con el estruendo de las sirenas y las bombas resonando con un perturbador eco consiguen sintonizar el único canal de radio que sigue transmitiendo y que narra la destrucción de la ciudad. El niño solloza atemorizado, mientras la madre lo abraza y el padre (lo podemos contar con un plano detalle de su puño apretándose con fuerza) siente la rabia al escuchar la magnitud del desastre; después un plano detalle de un ojo donde brota una lágrima unido al chelo que el músico utilizará para dotar de más dramatismo a la situación harán que el espectador abandone las palomitas y la sala y se sumerja en el drama, en la destrucción. Todo mentira y todo muy barato; hemos contado la destrucción de Nueva York con un coste casi cero.

Desde siempre ese equilibrio entre los medios que aporta producción y la imaginación y el talento que aporta la parte creativa es el que produce las películas o las series de televisión. Nosotros empezamos con ciento treinta días de rodaje y al final de todos los ajustes nos quedábamos en ciento diez. La historia empezaba en Marbella pero descubrimos un lugar en Grecia que encajaba mejor y además estaba más cerca. Y así, poco a poco, el equilibrio se va produciendo. Lo importante es que en ese proceso la historia no se vea afectada, la calidad del rodaje se mantenga intacta y el producto tenga la calidad que la produccion quiere, el director desea y el público demanda; porque al final todo ese proceso de meses, años de trabajo solo tiene un fin, que el público lo disfrute.

Estamos ahora en mitad del rodaje de la serie, en el día cincuenta y tres; Empezamos a trabajar en el guion en septiembre del 2017 y emitiremos el primer episodio en el primer trimestre del año 2019. Son procesos larguísimos -maratones- en los que la paciencia y la perseverancia son vitales, y eso que en televisión los ritmos son más rápidos que en el cine. Por eso cuando la gente se asombra por lo que se tarda en rodar una película o una serie de televisión yo pienso que cada proyecto es una parte de mi vida, meses, años de pelear, de trabajar para que ese proyecto salga adelante. Puedo recorrer mi vida pensando en los proyectos: de 1995 a 1999 "Médico de familia", de 2001 a 2003 "Un paso adelante", en 2005 en Argentina haciendo "El show de Cándido", después, en 2006, primer proyecto en Rumanía, 2007 y 2008 "Carlitos y el campo de los sueños", vuelta a Rumanía y, desde 2011 a 2017, "Hawaii". Después, en 2017, mi primera película americana: "Attraction in Paris" y, en paralelo, "Vlad". Guillermo del Toro dice que el estado natural de una película es no existir. El trabajo, la dedicación, el esfuerzo de tanta gente y el dinero necesario hacen que cada proyecto sea casi imposible, una quimera, así que no nos queda otra que seguir levantándonos cada mañana y empujar para que los proyectos, y nuestra vida con ellos, sigan adelante.