La viuda de José Saramago, Pilar del Río, y la directora de Alfagura, Pilar Reyes, presentarán este jueves en Lanzarote "El cuaderno del año del Nobel", un diario del escritor portugués olvidado en un viejo ordenador, con sus reflexiones sobre lo que supuso aquel galardón.

Este trabajo inédito de Saramago se publica en el marco de las celebraciones del 20 aniversario la concesión del Nobel, ya ha sido presentado en Portugal y se dará a conocer por primera vez en España en la Fundación César Manrique, de Lanzarote.

Esta institución, que colabora habitualmente con "A Casa" de José Saramago en Tías, explica que el libro se nutre, fundamentalmente, de un diario hallado de forma fortuita el disco duro de un viejo ordenador de Saramago.

Se trata de su sexto cuaderno, que el autor del "Ensayo sobre la ceguera" no llegó a publicar porque "las obligaciones, los viajes y las conferencias surgidas a raíz del Premio Nobel le quitaron el tiempo, el ánimo y la paciencia para corregir y revisar el texto", relata la Fundación César Manrique.

El cuerpo central del diario está terminado, pero hay páginas en las que el autor solo enuncia el asunto que probablemente pensaba tratar o completar antes de entregar el manuscrito a los editores.

En esta nueva publicación también se han incluido cuatro conferencias que Saramago impartió a lo largo de 1998, "como otra muestra más de las vivencias intensas y excepcionales de un año que cambió para siempre la vida y la obra del autor".

En la misma conferencia de presentación de esta obra del escritor portugués, participara el periodista brasileño Ricado Viel, autor de "Un país levantado en alegría" (Alfaguara), un libro que relata los momentos previos al premio y cómo reaccionó toda la comunidad lusófona al primer Nobel concedido a su lengua.

"La alegría en Portugal fue tan fuerte que es como si, de la noche a la mañana, hubiéramos crecido tres centímetros", afirmó entonces Saramago. "No quise quedarme en casa. Sería absurdo hacerlo ahora, si nunca lo he hecho. Nunca he sido capaz de dedicarme solo a mis libros sin querer saber de nadie más".

Ricardo Viel subraya al respecto que aquel premio era "el Nobel de la lengua portuguesa, el Nobel de millones de lectores de Saramago repartidos por los cinco continentes y también el Nobel de quienes, no habiendo leído ni un solo libro del autor, se reconocían en sus orígenes y en su forma de ver el mundo".