Aziz Al Asmar usa lo que queda de los muros de las casas bombardeadas en la provincia de Idlib, el último bastión de la oposición armada en el norte de Siria, como lienzo para murales que convierte en mensajes de denuncia ante las injusticias que ocurren en el mundo y en su país.

"Mi nombre es Aziz al Asmar, tengo 45 años y dibujo en muros, especialmente en los destrozados, para que mis ideas lleguen a la gente de Siria y la de fuera", dice cuando se presenta a Efe.

En sus murales, repartidos por la localidad de Binnish, en Idlib, aparece el presidente sirio, Bachar al Asad, volando como un vampiro o el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salam, armado con una sierra mecánica y cortando en pedazos al periodista Jamal Khashoggi.

El artista transforma los edificios convertidos en ruinas en arte callejero.

Afirma que sus dibujos pretenden "lanzar un mensaje al mundo" y concienciarlo de los "crímenes que comenten el régimen y los rusos" al bombardear "hospitales, escuelas y atacando a los civiles".

Pero los murales no sólo lanzan mensajes sobre la revolución siria; también hablan de temas sociales como el exilio, la vida en los campamentos de refugiados o "la doble cara" que en su opinión tienen los países que no han sido capaces de parar los crímenes que se han cometido contra los sirios.

Asmar pasó más de 20 años trabajando en el Líbano, pero cuando estalló el conflicto sirio, en 2011, decidió regresar a su país para vivir junto a su gente "la revolución y sentir con ellos todo lo que estaba sucediendo y estaba por suceder", dijo a Efe.

El artista es originario de la localidad de Binnish, situada en la provincia septentrional de Idlib, el último reducto de la oposición a Al Asad y que desde hace meses espera una ofensiva gubernamental sólo aplazada por la intermediación de rusos y turcos.

Es consciente de que hacer arte reivindicativo puede conllevar "un alto precio" por las posibles represalias de las autoridades sirias.

En marzo de 2011, un grupo de jóvenes que pintaron consignas revolucionarias en la pared de un colegio en la ciudad sureña de Deraa fueron arrestados por las fuerzas de seguridad sirias.

Esto desencadenó una serie de protestas ciudadanas contra el presidente Al Asad que dieron comienzo a la guerra que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados durante los últimos siete años.

Desde entonces, han sido muchos los jóvenes que a través de expresiones artísticas como la pintura, la fotografía o la música, han denunciado la situación del país, destrozado por uno de los conflictos más sangrientos de los últimos tiempos.

"Queremos que nuestro país sea un país democrático, liberado de tiranías y que tenga un gobierno que de libertad a sus ciudadanos sin que tengan miedo de expresar sus ideas y opiniones", subrayó Asmar.

En Idlib viven 2,9 millones de civiles, incluidos un millón de niños, cuyas vidas estarán en peligro en el caso de que se produzca la ofensiva gubernamental contra este territorio que todavía queda fuera de su control y en el que se concentran fuerzas rebeldes que se trasladaron allí tras ser vencidas en otros frentes.

Uno de los objetivos más importantes que tiene Asmar es hacer felices a niños que "durante la guerra han perdido su infancia" y por eso el artista sustituye las frases y eslóganes militares que se encuentran repartidos por toda la provincia por mensajes relacionados con la "educación, el amor y la esperanza".

El artista siempre lleva consigo un estuche lleno de pinturas cuando visita algún vecindario nuevo de su localidad. Dice que los niños expresan así "las necesidades de sus corazones, todo lo que llevan dentro y esto les hace muy felices".