A pesar de que se le conoce, sobre todo, como el pintor de las magas, Pedro de Guezala (La Laguna, 1896 - 1960) también despuntó por tratar en su obra otros temas además de las campesinas canarias, como el paisaje, el retrato, el bodegón y el desnudo, además de trabajar la ilustración para las diferentes revistas culturales en las que colaboró, como "Castalia", "Gánigo" o "La rosa de los vientos".

La sala de la Real Academia de Bellas Artes San Miguel Arcángel, ubicada en la plaza Ireneo González, acoge la exposición "Pedro de Guezala, pintor y académico", hasta el próximo 28 de diciembre, integrada por una veintena de obras que han sido depositadas en la academia por la familia del artista.

El doctor en historia del arte Gerardo Fuentes, uno de los comisarios de la muestra, comentó que todas las obras son óleos, excepto un pastel. Las pinturas corresponden al periodo 1935-1952, una etapa fecunda y de madurez, con un dominio del dibujo, de las técnicas y un estilo sólido.

"La temática es muy variada. Hay retratos, paisajes, bodegones y los clásicos desnudos de Guezala. Es una colección bastante completa a pesar de ser pequeña. También hay dos autorretratos, uno de ellos es el que aparece en todas las publicaciones".

Para Pilar Trujillo, historiadora y experta en la obra de Guezala, el artista lagunero vivió en un periodo crucial en el mundo de la plástica. "Guezala es poseedor de una sólida formación académica, conocedor y ocasional practicante de los estilos de vanguardia y de los nuevos signos de identidad canaria y evoluciona hacia un realismo propio".

También comentó que "el artista definió un tipo de campesina, la maga, que se convierte en un icono de gran éxito de público y que eclipsó, en parte, su extensa obra constituida por paisajes, desnudos, bodegones, retratos e ilustraciones gráficas".

El comisario Gerardo Fuentes coincide en esta afirmación con Trujillo al señalar que "tuvo una perspectiva del arte en un momento bastante complicado, con vanguardias que se iban imponiendo. Al principio estuvo, más o menos, con las vanguardias, luego se definió y tuvo una trayectoria propia, tendió más hacia la figuración y dio una visión de Tenerife. Lo que ocurre es que los retratos de las magas eclipsaron el resto de su obra".

La realidad indica que a Guezala se le asocia con las magas cuando tuvo una trayectoria muchísimo más amplia. "Fue un paisajista extraordinario y sus bodegones son únicos, lo que ocurre es que es lo menos conocido. Todo es la maga. Todo aquello coincidió con la idea de dar la imagen de la canariedad. Hubo una especie de sublimación de la mujer canaria, de la belleza, pero desde un aspecto académico. Guezala, que fue profesor de Bellas Artes, en concreto de desnudo, ingreso en 1948 en la Academia Canaria de Bellas Artes".

Su trayectoria estuvo marcada por la impronta de una serie de artistas de gran calado, como fueron sus primeras clases con Francisco Bonnín. "En un momento determinado tuvo mucha influencia de Aguiar, cuando estuvo con él en Madrid. También recibió clases de Joaquín Sorolla, y eso le dejó huella. No de una manera excesivamente clara, pero sí se notan esos golpes de luz, esa fragancia", señaló Fuentes.

Todas aquellas enseñanzas derivaron en un estilo muy personal, en el que está muy presente la luz. "Es figurativo, pero utiliza mucho la luz y una paleta a veces pastosa, cuando el óleo adquiere esas formas, toma cuerpo, solidez. No es una paleta extendida, suave, sino que da cuerpo y juega mucho con la luz", matizó.