Que Pablo López es un tipo con duende es algo que nadie discute. Su sencillez ha atrapado la curiosidad de una legión interminable de seguidores, y muchos de ellos llenaron anoche el Pabellón Santiago Martín de Los Majuelos en su enésima visita a Aguere, pero la primera a una "hamburguesa" que degustó a su ritmo.

El andaluz no se ahorró nada. Ni se dejó atrás los temas más emblemáticos de su imparable carrera musical, ni dejó de transmitir buenas sensaciones a los espectadores que decidieron darse una vuelta por uno de los márgenes de la TF-5. La fiesta arrancó con "El camino", tuvo una regresión a su infancia con "El niño" y alcanzó unos niveles de complicidad extrema en cuanto sonaron los primeros acordes de "El patio". Al quinto tema "El incendio" ya era total. La gente aceptó que estaba ante un músico fuera de lo común para agotar la siguiente hora y media de concierto. Pablo López se mostró activo, tanto en lo emocional como en lo profesional, el repertorio elegido en su vuelta a la Isla fue impecable. "El teléfono" sirvió de lanzadera para llegar a "Lo imposible"; "Dos palabras" que sus incondicionales han grabado a fuego en sus corazones. El andaluz vino para quedarse, anclarse a los gustos de una clientela que se siente "Hijos del verbo". Naturalidad, letras que son como dardos que se clavan en el alma y una juventud madura para controlar los tiempos bajo los focos.

"El gato" no se quiso perder un directo enérgico, íntimo y sin interferencias entre escenario y grada. "El futuro" y "La libertad", dos de las últimas paradas de una puesta en escena donde el "coach" de "La Voz" confesó que todo lo que cantó era un secreto a voces. Algo que incluso "Lo saben mis zapatos", tarareó como despedida amistosa envuelta en "Tu enemigo".