Inquietante es un adjetivo que acompaña la obra del tinerfeño Santiago Palenzuela (Santa Cruz de Tenerife, 1967), quien hoy inaugura, a las 20:00 horas, en Tenerife Espacio de las Artes (TEA), una retrospectiva integrada por más de ciento cincuenta piezas entre pinturas tridimensionales, esculturas y dibujos bajo el título genérico "Odio sobre lienzo", con el óleo como protagonista material de todas las composiciones.

Este creador, uno de los más originales del panorama de la vanguardia plástica canaria actual junto a Julio Blancas y Juan Carlos Batista, a juicio de Carlos Díaz Bertrana, comisario de la exposición, destaca por la fuerza y la potencia de sus originales propuestas, llenas de expresividad, materia y texturas que reflejan su singular personalidad.

Para Bertrana, Palenzuela es un artista tremendo y "su obra posee potencia, extrañeza, intensidad y capacidad de seducción. Está en su periodo de madurez, de máxima creatividad y quizás en el mejor momento de su trayectoria".

Dos décadas de su producción están reunidas en esta muestra que contiene una amplia representación de los diferentes series que ha presentado desde el año 1997 hasta la actualidad, aunque la mitad de las piezas reunidas han sido realizadas ex profeso para esta exposición.

Los temas y géneros que practica el pintor tinerfeño, acreedor de un estilo muy personal y sugerente, un virtuoso del óleo sobre tabla, papel o lienzo, entre otros soportes, son el retrato, algunos de ellos quemados metafóricamente, interiores de espacios habitacionales en los que ha vivido, escaleras que ha subido y bajada en la intimidad, una marina de gran formato desbordada por el agua que sale a modo de cascada del lienzo, hasta series de animales, en especial pájaros, además de leones, conejos, perros, pulpos, tigres que atacan a un cocodrilo o un rinoceronte, ratas, un pelicano o una gaviota, entre otros seres que conforman un bestiario que recuerda las naturalezas muertas tan importantes en la historia de la pintura.

También destacan media docena de "bustos", esculturas de cabezas elaboradas a base de óleo, de personajes como Óscar Domínguez, Carlos E. Pinto o Juan Ismael, además de algún guiño irónico a Picasso. Son obras con cierto carácter grotesco, surrealista y caricaturesco.

Otra de las salas reúne una colección de pinturas que simulan estar ardiendo y consumiéndose lentamente ante el espectador, al igual que unos retratos incendiados, rotos y desgarrados por las llamas que son recreadas con un profundo realismo a base de una pasta retorcida que parece de plástico quemado.

Palenzuela es una persona a la que no le atrae mucho explicar su obra, porque considera que ella habla por sí misma, al igual que el título puesto a la exposición, "Odio al óleo", un juego de palabras lleno de ironía que para él equivale a "fuerza y potencia".

Sus cuadros tienen vida propia y se transforman, se arrugan con el paso de los años debido a la ingente cantidad de materia que aplica directamente del propio tubo, a su peso específico y al proceso de secado que "vive" la obra una vez finalizada, además de desprender un característico olor a óleo y trementina.

El propio pintor aclaró que "Odio al óleo" se "ha convertido en una especie de retroexpectativa. He hecho concesiones con piezas que ya no me gustan, pero no significa que sean malas, quedan abiertas a todo el mundo. Por eso no he querido ponerle cartelas a las obras, ni títulos, ni año ni nada, que convivan todas ellas".

Carlos Díaz Bertrana

COMISARIO DE LA EXPOSICIóN