Tenerife, Gran Canaria y La Palma fueron las tres islas donde mayor número de esclavos negros hubo del Archipiélago tras sus respectivas conquistas por los castellanos, además de convertirse en importantes puertos de escala del tráfico de estas personas hacia las colonias del nuevo mundo.

Manuel Lobo, catedrático de Historia Moderna de ambas universidades canarias, impartió ayer una conferencia sobre "Los inicios de la esclavitud atlántica", junto al profesor de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla, Rafael M. Pérez, en el teatro Leal de La Laguna, como antesala de los tres conciertos que ofrecerán Jordi Savall & Hespèrion XXI bajo el título "Las rutas de la esclavitud. 1444-1888" en la clausura del Festival de Música de Canarias.

El profesor Lobo centró su alocución en los inicios de la esclavitud atlántica que "empieza por nuestras islas y la costa cercana a ella, aunque la trata se desarrolla con mayor calibre a partir del descubrimiento de América".

También señaló los elementos previos a esta situación y cómo hubo una preparación de ese salto que se dio luego al Atlántico, "teniendo en cuenta que la primitiva población de las islas aparece primero como esclavos en los mercados europeos, en Sevilla, Valencia, Barcelona, Ibiza, Lisboa, Génova... Una vez se conquistaron las islas comenzó un tráfico de seres humanos desde la costa africana, primero berberiscos, luego la población negra".

Fue a partir de 1445, tras la bula del papa Nicolás V, cuando se legitimó el comercio de esclavos, circunstancia que permitió a los portugueses, sobre todo a Enrique el Navegante, la esclavización de gentes de la zona de Guinea, cuya venta sirvió para financiar sus expediciones y conquistas. "Canarias se benefició de eso importando esclavos negros tanto de Cabo Verde como de Guinea para emplearlos en los ingenios azucareros".

Este estudioso, que analizó el periodo comprendido entre los años 1400 y 1550, consideró que "Canarias jugó un papel muy importante como trampolín. Todo lo que se había practicado en las islas como laboratorio previo luego se llevó al nuevo mundo. En Canarias se había experimentado el trabajo de la caña a través de los esclavos negros y eso se trasladó después al otro lado del Atlántico. Sobre todo a partir de la intervención de la corona para que los indios no sean esclavizados. Pasó lo mismo en Canarias con los indígenas. Es cuando se empieza a importar esclavos desde las costas africanas".

La historia indica que Tenerife, Gran Canaria y La Palma tuvieron un gran protagonismo en el tráfico de esclavos negros hacia América, porque la mayor parte de las expediciones que se organizaban en Sevilla, donde se concedían las licencias, pasaban por estas islas. Había un eje Sevilla-Canarias-costa africana-continente americano.

"Las naves llegaban a estas tres islas para avituallarse, recoger tripulación y productos para el intercambio, como el vino, sobre todo en Santa Cruz de La Palma, o la brea. Los intercambios se hacían con los portugueses, hasta el año 1580, cuando Portugal se incorporó a la corona española con Felipe II", matizó.

Con respecto al esclavismo negro en Canarias, Lobo señaló que había una población importante en Tenerife, Gran Canaria y La Palma, donde su presencia se situó entre el diez y el veinte por ciento del conjunto de la población existente.

"Hubo quejas en Tenerife por parte de las autoridades. Dijeron en algún momento que había más negros que vecinos. Eso sucedió en el siglo XVII, según un escrito que hizo un regidor. En Canarias, en general, empiezan a desaparecer los esclavos negros en el siglo XVIII. Los que quedan son criollos, hijos de esclavas que mantenían esa condición. Los primeros esclavos negros llegaron a Tenerife terminada la conquista, en 1496, a parte de los esclavos indígenas que ya había. Las importaciones más importantes sucedieron en los siglos XVI y XVII".

Los ingenios azucareros, uno de los bastiones de la economía en aquella época, fueron el principal destino de aquellas pobres personas privadas de su libertad por la fuerza. Mano de obra barata para explotar aquellas haciendas repartidas por Garachico, La Orotava, Los Realejos, Güímar, Los Llanos de Aridane, Tazacorte o San Andrés y Sauces, entre otras localidades.

"Después se empiezan a utilizar en el servicio doméstico o en trabajos artesanales. También se convierte en un objeto de distinción social, las clases pudientes tenían una especie de escolta de esclavos".

En relación a los esclavos indígenas canarios, explicó que existieron entre los años 1496 y 1520. "Hubo protestas por parte de los obispos de Canarias y la reina Isabel planteó una serie de resoluciones para que se respetasen sobre todo a los indígenas de los bandos de paz. En torno a 1520 hubo muy pocos esclavos indígenas".

Al parecer, los esclavos isleños se vendieron en Valencia y Sevilla, adonde también llegaron algunos "lotes" entre 1494 y 1496. "Fueron vendidos por Lugo porque necesitaba recursos para pagar a los mercaderes que le ayudaron a la conquista de La Palma y Tenerife (...) También se produjo un sistema de solidaridad, los indígenas libres compraban a los indígenas esclavos y luego los liberaban", apuntó.

Manuel Lobo Cabrera

CATEDRáTICO DE HISTORIA MODERNA