Acaso sea la novela más negra de Berna González-Harbour (Santander, 1965), que en esta cuarta entrega protagonizada por la comisaria María Ruiz se mueve entre luces y sombras, a renglones de una intriga criminal que descubre pasiones perversas, la crueldad y el miedo.

Su última obra publicada, El sueño de la razón, tiene ciertamente un título muy goyesco.

Sí. Se refiere precisamente a ''El sueño de la razón produce monstruos, uno de los más geniales grabados de Francisco de Goya, que cuestiona lo que la humanidad es capaz de hacer en esos momentos en los que la razón se echa a dormir, algo que entronca con el tema de mi novela.

Y la maldad parece no haber cambiado demasiado, a pesar de los siglos.

Goya supo retratar la belleza, como también la maldad de la que somos capaces los seres humanos. Al final viene siendo una repetición de la historia. Él supo atrapar en sus pinturas los desastres de la llamada Guerra de la Independencia de 1808, de la lucha contra los franceses, y de cómo esa España que estaba abrazando casi las luces y las ideas de la Ilustración se venía abajo precisamente por esa contienda y por la vuelta al poder del monarca Fernando VII. Cómo somos capaces de la maldad, la crueldad y la negritud.

¿La novela se envuelve en ese ambiente opresivo y negro, el de una España vil y de garrote?

Duelo a garrotazos es el título de una de las pinturas negras, unas obras que son fundamentales en el discurso de esta novela, desde la que busco reflejar esa España, la que es capaz de lo mejor, pero también de lo peor, de zurrarnos de lo lindo. Ya lo hemos hecho en repetidas ocasiones a lo largo de la historia y a veces parece que podemos volver a hacerlo.

Las pinturas negras y los horrores son un lienzo ideal para dibujar una trama novelesca, ¿no?

Creo que son un precipicio ideal para situar una trama de novela negra, porque precisamente son los recovecos más oscuros de la búsqueda de Goya en el alma humana y por eso me pareció muy inspirador.

Y en ese ambiente sórdido, ¿cómo es capaz de desenvolverse un personaje como el de la comisaria Ruiz?

Ella, precisamente, se encuentra a la espera de juicio, porque está expedientada, así viene desde una anterior entrega y se ve sin equipo ni herramientas, solo ella y su tenacidad, sostenida por su deseo de llegar hasta el final en busca de la verdad. Entonces esta vez se va a enfrentar a todo eso con otras armas, una serie de armas distintas, como puede ser el caso de las fuentes: preguntando, preguntando, preguntando, y metiéndose en los recovecos donde a veces otros policías no se atreverían a hacerlo: los túneles subterráneos de Madrid, las casas okupas; establececiendo una vigilancia sobre un club de tiro... Va a introducirse en lugares donde va a encontrarse un Madrid y, en definitiva, una España distinta, pero tan real como la que se ve en la superficie.

Acaso como el propio Goya, que era capaz de pintar las escenas más festivas en contraposición con esos otros ambientes oscuros.

Exacto. Es lo que intento emular. Goya pintó para los tapices en la misma pradera un dibujo lleno de vida, color y sensualidad, una España que miraba e imitaba a Francia, y 35 años después, en el mismo lugar, situó la romería de San Isidro, con personajes olvidados, borrachos, negros, oscuros, desarrapados... María va a moverse entre esos contrastes.

La muerte se refleja como un arte macabro, porque el asesino es casi un artista, ¿no?

No debería contarlo, pero sí, va a tener una obsesión por el arte, que sabe representar la muerte y la locura. Aquí vamos a intentar un viaje contrario, cual es si la locura puede representar la muerte y el arte a su vez y querer convertirse en una forma de arte.

Y el asesinato de la joven becaria estudiante de Arte, ¿representa una metáfora?

Sí, seguramente, el de una nueva generación que lucha por salir adelante, que tiene sus causas y también sus ingenuidades y en el caso de este personaje se va a ver manipulada, incluso acosada por un profesor, en una situación muy real, conectada con estos tiempos.

Presentación hoy en la Librería de Mujeres

En La Librería de Mujeres de Canarias, ubicada en la calle Sabino Berthelot, número 42, de Santa Cruz de Tenerife, tendrá lugar hoy, viernes, a partir de las 19:30 horas y dentro de la programación de la cuarta edición del Festival Atlántico de Género Negro Tenerife Noir, la presentación de la novela El sueño de la razón, con la presencia en el acto de su autora, Berna González-Harbour.

Tres mujeres en una mesa redonda

Desde las 20:30 horas y también en la Librería de Mujeres se ha organizado un encuentro, una mesa redonda que bajo el título Desde la trastienda del consultorio de Elena Francis contará con la intervención de Rosario Raro, autora de La huella de una carta (Planeta, 2017); Carmen Rodríguez Gil, de la Asociación de víctimas de la talidomida en España (Avite) y también representante del Instituto de la Mujer de la ULL, así como Margarita Santana de la Cruz, del Instituto Universitario de Estudio de las Mujeres (IUEM).