Absurdo, surrealista, gracioso, infantil o asombroso son algunos de los adjetivos que pueden sugerir en la mente del espectador el conjunto de obras que integran la exposición Murmulla todo el teatro, que el artista Daniel Jordán presenta en la Sala de Arte Contemporáneo de la Casa de la Cultura del Parque La Granja de Santa Cruz, hasta el 3 de mayo.

Esta muestra, en la que se dan cita diferentes disciplinas creativas, es una recopilación de las piezas más escenográficas realizadas por el autor desde el año 2012 hasta la actualidad, algunas creadas in situ en la propia sala, con la intención de involucrar al espectador en los enigmáticos mensajes que plantean sus propuestas plásticas sobre el mundo.

Pinturas, esculturas, fotografías, obras cinéticas o animación 3D son algunos de los recursos utilizados para intentar comunicar con los receptores de su trabajo, entre ellos el público infantil. "Es todo muy escenográfico, pienso mucho en el teatro como una forma de involucrar al espectador en la obra", destacó este valenciano que se crió en Lanzarote.

Con un peculiar estilo figurativo, Jordán plasma en su discurso algunas situaciones que evocan los juegos de relaciones de poder existentes en la sociedad, aunque de una forma bastante subliminal, como un grupo de quince esculturas de cabezas que siguen atentamente la proclama ininteligible de un poderoso que les habla a través de la proyección en bucle de una animación 3D; o una instalación formada por un tétrico cúmulo de cabezas de gallos que ascienden en pirámide, Asphysia, en alusión a los recortes en Cultura.

La ironía, el sarcasmo, el surrealismo o lo kafkiano, como las piernas que coloca a mesas o pedestales, son algunos de sus aliados en sus creaciones, algunas de ellas con materiales reciclados.

También da a conocer obras que concibió y creó sobre la marcha en el propio espacio en el que exhibió su trabajo, como una lengua hecha con chicles masticados y pegados unos a otros por los niños que visitaron una exposición que hizo en San Miguel de Abona, y que cuelga de una papelera de la que se apropió en la sala, al igual que en esta ocasión ha hecho con un extintor, o una señal de "suelo mojado" que la señora de la limpieza retiró sin saber que formaba parte de la instalación.

Este licenciado en Bellas Artes reconoció la atracción que siente por dramaturgos como Ionesco o Beckett o Artaud, o la literatura de Kafka, o la de Enrique Vila-Matas, cuya sentencia "no hay que preocuparse por el estilo y la temática" le llegó muy hondo.

La mayoría de "elementos" que reúne en Santa Cruz no tienen nada que ver unos con otros, pero en conjunto transmiten un cierto caos que resulta divertido y anecdótico. Todo dependerá de la sensibilidad y el bagaje del espectador de su peculiar producción distribuida de tal forma que confluyen desde una réplica de la máscara de oro de Agamenon sobre una urna de metacrilato que encierra el corte transversal de una presumible excavación arqueológica, hasta una escultura cinética de unas figuras de porcelana, pasando por un gato negro que respira y ronronea cuando se acerca alguien y se activa un sensor, al igual que un pájaro que aletea.

Murmulla todo el teatro también cuenta con una serie de personajes que humanizan la escenografía, como un muñeco de ciento diez centímetros , fabricado con poliuretano o poliestireno, Yo como niño negro albino, que trasmite una sensación de duda; o el busto de un patético César sobre un pedestal con un matasuegras en la boca y una corona de Burger King sobre la cabeza.

Daniel Jordán es original en sus propuestas, que recrean episodios autobiográficos, irónico e incluso sarcástico con la intención de generar curiosidad e interactuar con el receptor de su trabajo, de que la visita sea dinámica y divertida.

El concibe el arte como "una herramienta de comunicación, una forma de dirigirme al espectador para entablar un diálogo", aunque no se considera provocador. "No me identifico con ese término. Creo que el arte no tiene porqué ser provocativo necesariamente. No va por ahí mi obra", matizó.