Durante el día, las calles del centro de la Ciudad de México nunca están calladas y a la inherente mezcla de sonidos se suma la presencia de los nostálgicos organilleros, que parecen anclados en el pasado.
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2019-04-01
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Ver noticias guardadasEl organillero Moisés Rosas Valencia toca su organillo. José Méndez (EFE)
Durante el día, las calles del centro de la Ciudad de México nunca están calladas y a la inherente mezcla de sonidos se suma la presencia de los nostálgicos organilleros, que parecen anclados en el pasado.