Cuatro años después de que la lagunera sala Conca cerrara sus puertas, el Ayuntamiento de Arona dedica una retrospectiva a la mítica galería de arte que marcó 45 años de la vida cultural del Archipiélago, con una importante selección de sus fondos, que incluye obras de Óscar Domínguez, César Manrique, Gonzalo González, Francisco Juan Déniz , Eva Zimerman, Ildefonso Aguilar de la Rúa o Patricia Delgado, y que se puede contemplar en el Centro Cultural de Los Cristianos.

En la presentación el pasado martes de esta exposición, bajo el título de La Conca con el arte, estuvieron presentes el alcalde de Arona, José Julián Mena, y el concejal del área de Cultura, Leopoldo Díaz Oda, acompañados de los artistas Ildefonso Aguilar de la Rúa y Patricia Delgado, además de por el propio fundador de Conca, Gonzalo Díaz.

La mítica galería reunió durante más de cuatro décadas una de las colecciones privadas más relevantes del archipiélago, distribuidas en sucursales en diferentes puntos de la Isla, entre ellos el municipio de Arona, y marcó la tendencia de la vida cultural, no ya de la ciudad de Aguere, sino del conjunto de Canarias, gracias a la incesante actividad de Gonzalo Díaz.

José Julián Mena agradeció la presencia del fundador de la sala y de algunos de los artistas, mientras Leopoldo Díaz aseguró que "la Conca fue un referente del arte en Canarias y del arte de Canarias, cuya desaparición supuso un golpe muy duro y cuya memoria era necesario recuperar, poner en valor y mostrar en el municipio, especialmente en un espacio como el centro cultural de Los Cristianos, por cuyas instalaciones han pasado en estos cuatro años obras de autores muy relevantes gracias a unas muestras cuyo alto nivel pocas veces se puede contemplar en otros municipios", agregó.

Como recoge un reportaje de El Día precisamente hace un año, Gonzalo Díaz se licenció en Arquitectura en Madrid y, una vez terminada la carrera, dirigió su mirada hacia la ciudad de Cuenca, donde comenzó a relacionarse con el entonces vanguardista mundo underground. Allí entró en contacto con Manolo Millares, Martín Chirino o Saura, enfrascados por entonces en montar un museo de arte contemporáneo, y que se referían a él como "El Niño".

Cuenca cambiaría definitivamente el rumbo de su vida profesional y fue en su honor por lo que eligió el nombre de Conca, que así se conocía antiguamente a la ciudad, para su proyecto.

Así fue. En la temporada 1970-1971, en pleno tardofranquismo y en la ciudad sede del Obispado, cuna del pensamiento ultramontano, pero también de la revolucionaria Universidad, surgía la Sala Conca. en plena ebullición sociocultural, al abrigo de las ideas de cambio y libertad.