Emtrevista

Cayetana Guillen Cuervo: "Mis dos apellidos son mi única bandera"

La actriz y presidenta de la Academia de las Artes Escénicas Reconoce que hace muchas cosas porque los parones, en su profesión, son sinónimo de angustia e inseguridad. ¿Y cuál es su profesión? La más conocida quizá es la de actriz, algo que le viene casi por imperativo genético y que le ha llevado a teatros, cines y pantallas de televisión. Pero también se declara "activista cultural", oficio que ejerce a través del periodismo o, más recientemente, de la Academia de las Artes Escénicas

Cayetana Guillen Cuervo, en el edificio Rialto de Valencia.

Cayetana Guillen Cuervo, en el edificio Rialto de Valencia. / JM LÓPEZ

Voro Contreras

La actriz, periodista, productora y guionista Cayetana Guillen Cuervo todavía encontró tiempo el pasado martes para acercarse a Dansa València y hablar de los premios Talia que concede la Academia de las Artes Escénicas desde que ella es también la presidenta de esta institución. "Siempre hemos creído que tener unos premios institucionales, el mayor reconocimiento de las Artes Escénicas y que parta de la academia, unos homólogos de los Goya, nos dignifica y nos pone en un lugar importante. Y así ha sido. Los Talia del año pasado fueron un espaldarazo importante de rigor y de solvencia, y estos van por el mismo camino".  Los premios, por cierto, se entregan el próximo lunes 22 de abril en el Teatro Español de Madrid. 

-Y, más allá de los premios, ¿cómo dignificar una profesión como la de actor, donde el 77 % de los trabajadores cobran menos de 12.000 euros al año?

-Dándonos a conocer, tocando las puertas de las instituciones tantas veces como se necesite. La academia no es un sindicato sino una institución que trabaja por esa dignidad desde la telaraña de profesionales que la componen. Es muy importante que estemos unidos para que los que toquemos a las puertas para gritar dignidad y pedir respeto seamos mil profesionales a la vez. Las instituciones pasan, pero los creadores siempre estamos ahí.

-¿Pertenecer a una familia de actores te ha enseñado a aguantar la inestabilidad propia del oficio?

-Yo he controlado esa inestabilidad con la diversificación profesional. Si hubiera echado el órdago de ser solo actriz hubiera tenido muchos baches. Pero no he parado de trabajar porque he hecho muchas cosas a la vez. Eso tiene un problema, que es que al final, cuando se te agolpa todo, no puedes ni respirar, pero es la única manera de intentar no tener un parón, no angustiarte y no sentirte insegura. He vivido en una familia de actores a los que les ha ido bien en un momento muy complicado de España, y aun así he vivido la inestabilidad de una manera muy profunda, con mis padres pendientes de que sonara el teléfono y de que otra persona contara con ellos para trabajar.

-Actriz, guionista, productora, presidenta de la Academia de las Artes Escénicas… Pareces el resultado perfecto de un experimento genético que emprendieron Fernando Guillen y Gemma Cuervo.

-No, no, cero perfecto. Estoy muy lejos de la perfección. Lo que pasa es que tengo mucha capacidad de trabajo y me gusta mucho lo que hago. Me siento muy afortunada haciendo lo que me gusta y por eso siempre estoy generando cosas.

-¿Y qué ha aprendido la actriz Cayetana Guillen Cuervo de la periodista Cayetana Guillen Cuervo?

-Siempre han ido unidas. Estudié Periodismo porque siempre me ha gustado mucho escribir. Obviamente, en la carrera no te enseñan a escribir pero sí te dan una cultura general más profunda. Tener el título me ha dado la oportunidad de presentar «Versión española», de estar en el estudio de radio junto a Iñaki Gabilondo y de no sentirme una intrusa. He podido ejercer un activismo cultural desde el periodismo cultural.

-El activismo cultural lo ejerces en Versión española y lo ejercía tu padre en «Estudio 1» pero ante muchos más millones de espectadores. ¿Ha perdido la tele ese papel activista que tenía antes?

-Creo que no , pero para mantener un programa durante más de 20 años como «Versión española» no puedes estar pendiente de la audiencia. Es un servicio público. TVE tiene la posibilidad de guardar un rinconcito en su programación para cuidar la Cultura sin estar pendiente de los vaivenes de la audiencia.

-¿Y el activismo político? ¿Es más difícil que, con la precariedad que tiene, un actor muestre el compromiso pol´ticio que por ejemplo tuvieron tus padres cuando participaron en la huelga de 1975?

-Es que tampoco somos una pancarta. ¿Por qué tenemos que tener un activismo político? Que cada uno haga lo que le dé la gana. Si necesitas tener un activismo político, tenlo, pero yo no lo tengo, no quiero saber nada de la política. Soy una persona independiente y la única bandera que tengo son mis apellidos. Es la única posición que puede defender como para perder la vida. La política para mí no existe: existe la cultura, los libros y la danza, los espectáculos que te hacen pensar y tener un espíritu crítico. 

-¿La bandera de los apellidos Guillen Cuervo pesa mucho?

-Nada, estoy muy orgullosa de ella, es mi identidad.

-¿Te ha costado que se te reconozca lejos de esa bandera?

-No, toda mi vida he tenido una personalidad independiente y no me he sentido para nada debajo del yugo de los apellidos de mi familia. Todo lo contrario, intento estar a su altura.

-¿Qué ha sido más importante en tu carrera: la genética, la vocación o el trabajo?

Una mezcla de las tres cosas. Las tres serían el Santo Grial de esto.

-Volviendo al activismo de 'Versión española'. ¿Qué importancia ha tenido el cine español en nuestras vidas?

Mucha. Muchas veces, gracias a Dios, pensamos en películas y 'Versión española' ha sido una escuela de espectadores que ha ayudado a cambiar la percepción sobre el cine español a distintas generaciones. Somos prescriptores de gente inquieta que quiere reflexionar y pensar y volar alto.

-¿Entonces eso de que el cine español no le gusta ni a los españoles es un tópico?

Ya sí, y creo que en el programa hemos contribuido mucho a conseguirlo.

-De todas las películas que han pasado por 'Versión española', ¿con cuál te quedarías?

Pues por una que no ha pasado: El mundo sigue, de Fernando Fernán Gómez. Es una de las grandes películas del cine español pero como hablaba de que las mujeres solo tenían dos posibilidades en esa época, que era prostituirse o servir, la censura la dejó en el cajón mucho tiempo hasta que Juan Estelrich, que la heredó de su padre, la recuperó. Mi madre, que era una de las protagonistas, no pudo vivir su estreno hasta 50 años después.

-Entiendo que la chiquilla que jugaba en casa con Fernando Fernán Gómez o Agustín González está curada de ser mitómana de mayor, ¿no?

No te creas, pero soy mitómana de gente menos cercana. De actores que no conozco o de algunos músicos, por ejemplo.

-Hoy me han enseñado un videoclip de Ill Pekeño en el que sales tú actuando. ¿Cómo llegas ahí?

Pues porque soy muy musiquera y me gusta mucho el rap. Me encanta porque es la manera que tienen los chavales de dar voz a zonas muy olvidadas. Y me gusta esa gente que se ha convertido en referente a base de trabajo como Elio Toffana, Ayax y Prox (que son muy cinéfilos), el Pekeño, Delaossa, Cafuné… Me gustan mucho sus letras porque son gente que sale de la periferia gritando fuerte la poesía de los barrios.

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