CRÍTICA

Otro futuro apocalíptico

Fotograma de la película

Fotograma de la película / ED

Gerardo Pérez Sánchez

Gerardo Pérez Sánchez

La visión que ofrece el mundo del cine sobre el futuro del planeta no es ni mucho menos optimista y, sin duda, cuenta con razones para ello. El número de películas ambientadas en el porvenir, que recrean un panorama desolador y un escenario catastrófico son mayoritarias. Ahora llega a las pantallas Respira, cinta ambientada en un globo terráqueo sin apenas oxígeno. Tras ese punto de partida, se desarrolla apenas hora y media de proyección que, pese a su corta duración, se hace larga, en gran medida por culpa de un guion falto de enjundia y de una carencia de solidez en la construcción de los personajes. Y es que para rodar un proyecto no basta con tener una idea. La ambientación y la intriga de la trama sirven para captar la atención del espectador durante un breve lapso de tiempo. A partir de ahí, se evidencia una escasa habilidad narrativa y una pobre configuración de los papeles principales.

La historia se asienta sobre algunos actores conocidos y sobre el atractivo visual que casi siempre generan unas escenografías diferentes a las del tiempo presente. Se aprecia en el argumento cierto germen de plan, pero también se queda a medias, a modo de episodio piloto de una serie televisiva que interrumpe el rodaje por falta de presupuesto, si bien, en el caso que nos ocupa, la falta es de inventiva. Tanto la deficiente conexión entre los tramos como la tensión fallida que pretende transmitir, tornan el resultado final en artificial y poco creíble.

La escasez de oxígeno ha convertido la Tierra en un planeta casi inhabitable. Para sobrevivir, una madre y su hija se ven obligadas a confinarse en un búnker subterráneo. Para asomarse al exterior, deben ponerse un traje especial diseñado por el padre de la familia, desparecido tras una salida a la superficie. La llegada de una misteriosa pareja que dice saber dónde se encuentra el progenitor hará que ambas bajen la guardia. Sin embargo, los nuevos visitantes esconden secretos e intenciones inconfesables.

En el cartel anunciador del largometraje destaca el nombre de Milla Jovovich, aunque lleva a cabo una participación secundaria. La ucraniana comenzó a alcanzar la popularidad en 1991, gracias a la segunda parte de El lago azul (Regreso al lago azul), y ya obtuvo la fama mundial como musa del cineasta francés Luc Besson en El quinto elemento y Juana de Arco, para posteriormente embarcarse en la saga de seis títulos de Resident Evil. Encasillada desde entonces en el género de acción, se ha ganado un puesto en la industria del celuloide, aunque prometía más como actriz a las órdenes de Besson.

Formando parte del equipo artístico figura Jennifer Hudson. Ganadora de un Oscar por su debut profesional en Dreamgirls (2007), no ha logrado superar aquel listón inicial. La vida secreta de las abejas y Respect destacan dentro de su filmografía. Les acompaña Sam Worthington, otro habitual del cine de acción y aventuras (Terminator: Salvation, Avatar, Furia de titanes), con determinados trabajos más interesantes, como Sólo una noche o La deuda.

El resto del reparto lo integran nombres bastante desconocidos, entre ellos la joven Quvenzhané Wallis quien, pese a su corta edad, ha intervenido en las notorias Bestias del sur salvaje, Annie (versión de 2014) o 12 años de esclavitud. Junto a ella aparece el actor denominado Common, visto en John Wick: Pacto de sangre y Escuadrón suicida (2016).

En definitiva, un largometraje claramente menor, a pesar de un presupuesto cercano a los setenta millones de dólares que tendrá muy complicado rentabilizar. El hecho de que su estreno a nivel mundial el día 4 de abril haya tenido lugar en Azerbaiyán, Ucrania y Francia (en este país, directamente en plataformas), da la medida de su exiguo recorrido en las taquillas.