¡Candela y ruido!

El baile triste de Rolling Hackers

Contracorriente de la electrónica de baile, el proyecto lanza nuevo single

DJ Es, cara visible de Rolling Hackers.

DJ Es, cara visible de Rolling Hackers. / El Día

Job Ledesma

Sí, baile triste, Sad Dance. Justo cuando el mundo de la música de baile no vende más que contenido buenrollista y una falsa sensación de eterna felicidad en redes. Una de tantas mentiras de la interconexión, así revelada por el nuevo trabajo de Rolling Hackers. El proyecto liderado por el tinerfeño DJ Es, Enrique Santana y cabeza visible del proyecto, junto al madrileño Zorton como coproductor, está inmerso en una particular nueva etapa que el periodista identifica como oscura y melancólica. DJ Es la ve de otra manera: «Quizás lo que identificas es una nula intención en el proceso creativo de estar dentro de cualquier escena relevante o tendencia de masas, es muy común dejarse arrastrar por las corrientes del momento. Sad Dance es el punto de partida perfecto para definir ese giro creativo».

Su anterior disco, Cloud Gate, lanzado hace un par de años, ya estaba inspirado en lugares físicos y era muy descriptivo, sin perder el apunte de la música de baile. Ahora el primer adelanto del próximo largo, que se llamará Hell Gate, es una pieza curiosa, imposible de clasificar en el canon Beatport de géneros de baile. «Sad Dance es una canción donde el baile sucede de manera impulsiva, está más cerca de una sensación física (hay que escucharla a alto volumen) que melódica, el protagonista es el subgrave y genera al menos en mí una desconexión inmediata con la realidad, incontinente como un llanto que viene de la tristeza, pero con una vía de escape al optimismo. Por eso se llama Sad Dance».

De manera más explícita, DJ Es habla de que cada nueva composición de Rolling Hackers se inspira en elementos históricos de la electrónica. ¿Cuál es la fuente de Sad Dance?: «El techno, solo que cuando lo escuchas es una canción con muchas aristas, hay algo tribal, ambient, dub, y elementos propios del minimal o el click house».

Este baile triste es el primer paso del futuro Hell Gate, del que hay próximo corte a la vista: «El siguiente single tiene como punto de partida el acid en la melodía. En cuanto al resto de temas es una suerte de techno con detalles house que nada tiene que ver con el techhouse. Puedo adelantarte que cada single bebe de alguna raíz que considero importante y en la mayoría de los temas tratamos de que coexistan entre sí, creando una propuesta muy diferente a lo convencional».

Hay más proyectos en este resurgir de Rolling Hackers. «De este año de trabajo junto a Zorton han surgido colaboraciones con bandas y discográficas que pronto podrán ver la luz, además tenemos varios proyectos que pronto lanzaremos, música meditativa, un disco de noise experimental… Hay unas 130 canciones en el tintero, incluso ya tenemos un tercer disco en mente que estamos empezando a definir».

El punk industrial electrónico de Dyatlov está en fase de despegue internacional. Este single sale justo entre su visita a Gales en mayo y la actuación en Chipre en agosto, más una fecha en Alemania en septiembre por concretar. El dúo está en ese momento que sabe su espacio y su territorio: un mensaje antisistema, en absoluto simplista, envuelto en electrónica que va de lo ácido a lo metálico. Este single de dos nuevos temas inaugura además una nueva etapa de edición para Dyatlov, pues nos explican que los próximos lanzamientos serán más en esta onda breve y completada por poderosos artefactos visuales.

Tuvo que triunfar Alcalá Norte para que nos demos cuenta de que estamos en tiempos de postpunk nuevaolero. Luz Futuro ya llevaba desde su Gran Canaria natal un tiempo en esa mirada hacia lo que se fraguó en la primera mitad de los ochenta. Daniel Benavides tiene ahora entre manos esta maravilla en forma de EP largo con distribución de multinacional. Y no le busquen concesiones al proyecto en Ritmos del tiempo, porque Luz Futuro sigue en esa máquina del tiempo que nos remite a la nueva ola (qué poco se menciona a Eduardo Benavente como influencia) en una colección de piezas inspiradas y arrasadoras.

‘Hazte diyei’

No te flipes

La tarea del DJ es esa mezcla de superconcentración y de aceptar que tampoco importamos tanto

Me contaban hace nada la anécdota de un DJ al que en un sarao de tarde, tranquilo y para un público ajeno a la propuesta del selector, le pidieron que bajara el volumen algo. El DJ se puso fantástico y empezó con lo de «mi música tiene que sonar así de alta». En realidad esa anécdota me la contaron varias veces con diferentes protagonistas. Apela a dos cuestiones. Una es que los DJ están sordos. En este colectivo hacemos poquísimo caso a la salud auditiva: los auriculares y los monitores se trabajan en rangos absurdos (hace nada me subí a una cabina tras otro DJ y tenía el volumen de cascos al máximo, y ya a la mitad a mí me parece exageradamente alto). Bajen monitores, bajen auriculares y sobre todo, queridos DJ, no pasa nada por bajar un tanto el volumen de la PA, incluso si eres listo puedes jugar con ese elemento durante tu sesión. Ah, y no sean toletes y dejen de picar en rojo, en los medidores hay un punto que pone CERO por algo.

La otra cuestión es el flipe del DJ, algo terriblemente enternecedor. Una de las muchas particularidades de esta profesión es que uno tiene que ser serio y profesional. Con todo eso de previa llegas a un sitio y te das cuenta de que muchas de las veces a la amplia mayoría de la sala o del sitio le importa un carajo que haya DJ o la música que ponga.

Tiene toda su lógica porque solo estamos haciendo eso: poniendo música. Pero a la vez estamos haciendo algo tan importante como eso: poniendo música; si tu sesión es catastrófica, se notará demasiado. Ahora, si la llevas genial, cuadra perfecta y tú estás con esa sensación de «hoy lo estoy bordando», puede que solo un 5 o un 10% de la peña que tienes delante se dé cuenta, y creo que me paso con ese cálculo.

La mayoría de los DJ no somos estrellas que llenamos un garito, somos profesionales que cumplimos con el trabajo asignado. Y por eso la mayoría de los DJ nos enfrentamos a audiencias indiferentes. No pasa nada, forma parte del trabajo, y tras un día de una terraza donde nadie parece prestarte atención, tienes un festival que se viene abajo con tu música. La dinámica es así de peculiar.

Por eso es bueno no fliparse, pero sí centrarse. Es bueno sobre todo ser consciente de dónde estás y qué estás haciendo. Y si pones música en un evento que no es TÚ evento, ante un público que NO fue a verte a TI, y que está a otras cosas, y te dicen que bajes el volumen, o que pares o que digas por el micro que el Seat Panda matrícula tal molesta: lo haces, porque ese, y no fliparte con tu creatividad que nadie entiende, es tu trabajo.