Entrevista | Ariadna Chueca Árbitra tinerfeña internacional

Ariadna Chueca: «Tengo claro que he venido aquí para llegar hasta lo más alto»

«Este año ha sido brutal, pero siento que para mí no es suficiente; el día que me conforme con algo será mala señal», indica la árbitra

Carlos García

Fuera del radar del basket canario desde 2014, Ariadna Chueca emergió en él hace nada,a sus 33 años, considerada como árbitro de pedigrí para la FIBA. Tanto, que ya fue colegiada principal en la final de la última Euroliga femenina, y ahora oposita firmemente a estar presente en los Juegos Olímpicos de París.

Tras terminar su carrera de Magisterio, Ariadna Chueca decide marcharse, en 2012, a Gran Canaria a entrenar. Allí, para saberse «mejor las normas y las reglas», se apuntó a «los cursos de arbitraje». Lo que en un principio fue una especie de truco para poder sacar ventaja en ciertos aspectos del juego acabó convirtiéndose, sin que ella lo supiera, en un trampolín para llegar a ser una de las colegiadas más reputadas a nivel internacional... previa escala en Finlandia.

Decidió irse a Finlandia en 2014 y ahí casi se le pierde la pista dentro del ámbito baloncestístico en Canarias...

Me fui a jugar baloncesto profesional, pero básicamente porque quería aprender inglés. No hablaba nada. Allí me ayudó mucho Taru Tuukkanen [ex del Symel Tenerife], que la conocía de Gran Canaria, y como ella hablaba español, me ayudó un montón. Allí no se ganaba mucho dinero, pero me propusieron hacer un curso de árbitro, pitar, y ganar algo más. Y como yo tenía ese paso avanzado de Gran Canaria, me animé. Taru también y gracias a ella, que me tradujo las preguntas... Luego acabé subiendo a la Primera División y ya tuve que elegir entre jugar o arbitrar. Y decidí dejar de jugar.

¿Se arrepiente haber colgado las botas tan pronto?

No, no. Es complicado que hoy en día el baloncesto femenino tenga grandes salidas económicas. Sabía que llegaría hasta júnior y algo más [Liga Femenina 2], pero solo eso. Soy demasiado competitiva, no sé jugar solo para divertirme. De hecho, cuando voy a Finlandia me preparé todo el verano anterior en Gran Canaria, porque ese año ya no jugaba, solo entrenaba. Sí es verdad que esos primeros años como árbitra fueron algo dolorosos porque veía cosas, con esa perspectiva de jugadora y entrenadora, con las que me tiraba las manos a la cabeza... Pero con el paso del tiempo me centré en el arbitraje y vi la posibilidad de sacar una carrera.

Pasó casi ocho año en Finlandia, llegando a ser colegiada de nivel, pero en 2022 regresa a España siendo casi una desconocida en este ámbito...

Fue una situación complicada. Aguantamos allí aquellas navidades, pero no resultó nada sencillo por el entorno familiar ya siendo madre, pero a la vez porque allí ya estaba muy bien posicionada a nivel arbitral. Decidimos volver a final de temporada, pero en abril ya iniciamos los trámites burocráticos con la Federación Española, y mandamos un correo que nunca llegó... Luego fui al Mundial U17 a Málaga, todavía como árbitro de Finlandia, y allí me notifican que no puedo entrar en la FEB. Que debo empezar a nivel autonómico. FIBA ayuda a nivel administrativo, y la FEB me acepta en sus competiciones EBA y Liga Femenina 2 en diciembre. Gracias a esa carta empiezo la andadura en España a nivel profesional. Estaba tan cansada psicológicamente que ya me daba igual dónde empezar, yo lo que quería era estar en el sistema y luego ganármelo en la cancha.

Ahora, ya consolidada en LEB Oro y en Liga Femenina, la queda el último escalón en España. ¿Para cuándo pitar en ACB?

No lo sé. No es algo que dependa de mí ni que sea controlable, yo trabajo diariamente para ello. Me encantaría que llegara el momento. No obstante, lo que sí puedo controlar es seguir trabajando y mejorando Sí es verdad que he venido aquí a llegar hasta lo más alto. Eso lo tengo claro. En caso de que no sea así pues trataría de buscar algún otro plan, pero es evidente que me gustaría ser profesional y hacer que el arbitraje sea mi trabajo.

Más allá de que su recorrido en España sea todavía corto, ¿el que ya haya mujeres pitando en ACB hace que la puerta para usted se pueda abrir más fácilmente en el caso de merecerlo?

Quiero pensar que sí, pero al final lo que se busca es calidad y tener lo mejor. Aunque este es un mundo, como en muchos otros, en el que existen muchos intereses y bastante política que no controlamos.

Pero al margen de la guinda en España, a sus 33 años ya ha pitado, entre otras cosas, un Mundial femenino absoluto, una final de Euroliga femenina, partidos de BCL, mundiales de categorías inferiores... ¿Con qué se queda?

No lo sé. Quizá me quede con mi evolución. Si miro a la Ariadna Chueca del Mundial de 2022, veo que no es la misma que la de hoy. Afortunadamente he ido evolucionando y creo que todavía no he llegado a mi pico. Pero es verdad que este último año ha sido increíble. Sumando el U19, el Eurobasket, el clasificatorio en China donde voy de principal, la final de la Euroliga, el Round of 16 de la BCL... Pues es brutal, la verdad, pero siento que para mí no es suficiente. El día que me conforme con lograr solo una cosa, ahí es donde tendré el problema, porque soy muy competitiva.

¿Hay muchos colegiados, como usted, que hayan llegado a jugar de una manera casi profesional y luego se hayan decantado por el arbitraje? ¿Es una ventaja?

No hay muchos. Y soy partidaria de que él árbitro haya jugado antes, y como mínimo hasta júnior. Debería ser algo obligatorio.

¿Se puede decir que hoy en día un árbitro le dedica más horas al baloncesto de las que le dedica un jugador?

Depende. En mi caso, por ejemplo, y por suerte o por desgracia, no estoy entrenando lo mismo que el año pasado. Básicamente por el tiempo que le dedico al trabajo de la Federación Canaria [donde es directora arbitral]. En una situación normal puedes hacer dos o tres horas de físico al día, luego el scouting, la formación... Pero no hay un estándar para afirmar si un árbitro se entrena más tiempo que un equipo profesional.

¿Es más fácil y más cómodo pitar partidos masculinos o femeninos?

Yo prefiero chicos. Un contacto de la misma intensidad en chicos y en chicas es completamente diferente, pero me es más fácil adaptarme al de chicos, básicamente porque todo pasa y no suele haber tantas quejas. La reacción de una chica es mucho mayor. Cuando argumentas con una chica siempre se le dan más vueltas a las cosas, el llamado overthinking...

¿Y le respetan?

Sí. Nunca he tenido problemas en ese sentido. En Finlandia sí me costó al pasar a ser principal, pero al final te lo ganas en la cancha. Y ahí es básico mi carácter, no mostrar debilidades y ganarte la confianza de tus compañeros y de todos los participantes en el partido.

Precisamente en relación a su carácter, ¿le gusta más imponer o dialogar?

Soy de dialogar, de escuchar y de entender. Y en eso creo que tiene mucho que ver mi bagaje en el mundo de baloncesto. Pocas veces me verá pitar una técnica. Si lo hago es porque el sistema lo requiere así o porque no tengo otro remedio. Soy de hablar, porque al final es clave entender por qué ha pasado algo. Si me equivoco y enseguida sanciono, al final estoy cometiendo dos errores seguidos y además no me ganaré las confianza de la persona a la que sanciono. A mis árbitros aquí les pido que escuchen, que no reaccionen de manera emocional y lean el contexto.

¿Un árbitro reconoce, o debe reconocer, sobre la marcha que se ha equivocado?

Sí, completamente. No lo puedes hacer cinco veces seguidas, pero somos humanos y nos equivocamos, y por eso es mejor reconocerlo antes que intentar vender un error. Lo peor que puedes hacer es intentar convencerte a ti mismo de que no ha sido un fallo. Eso sería entrar en un bucle interminable

¿Influye, inconscientemente, el nombre de clubes importantes o de jugadores considerados estrellas a la hora de permitirle más protestas?

Realmente no. En el momento de playoff, por ejemplo, subimos el listón, pero para entender qué jugador es importante y ayudar a que haya un buen partido. No puede haber una falta barata ni marginal. Cuando me hago un scouting previo veo quiénes son los más determinantes en ataque y defensa, quiénes son los líderes emocionales... Por ejemplo, Alina Iagupova, del Valencia, es una líder, pero jamás se dirige a ti. En cambio pueden haber líderes emocionales que cuando están en caliente, quizá no sea bueno hablarles o justificarse… porque pueden ser una bomba. Y no ayudaría al partido. Esto es importante saberlo antes de entrar en la cancha.

¿El tenerle cogida la matrícula a determinados jugadores que se sabe que protestan habitualmente, no es algo negativo?

Eso es algo que pueden tener algunos árbitros, pero no creo que exista a nivel general. Yo, personalmente, eso no lo tengo. No entiendo de famosos. Entiendo el carácter de cada uno, pero no voy a permitirle a uno más y al otro menos. No por ser una superestrella vas a tener carta blanca para quejarte de lo que quieras.

¿Y con aquellos que suelen simular?

En FIBA tenemos un aspecto, que es muy positivo: no decimos que un jugador hace flop, sino que tiene la tendencia a hacerlo. No podemos ir predispuestos a un partido. Ese sistema de FIBA nos ayuda a trabajar de manera psicológica para no meter en la cabeza cosas que no son. Y funciona.

Usted ha pitado en BCL en los dos últimos años. ¿Es realmente malo el nivel arbitral de la competición?

Lo que ocurre es que estamos acostumbrados a ver arbitrajes de ACB, y ese estilo no tiene nada que ver con los de FIBA. Quizá las competiciones ponen énfasis en cosas diferentes y pensamos que los árbitros de BCL son peores, cuando simplemente cada uno cumple con las exigencias que le exige su competición. Además de que ahora se está introduciendo lo que se llama el patient whistle, silbido paciente, y se tarda un pelín más en pitar, con la finalidad de procesar la jugada y no tener silbato emocional. Por ello, al no ser lo normal lo tachamos de malo o diferente.

«Pitar en los Juegos de París sería lo máximo»

Ariadna acude a la entrevista con un smartwatch en su pulsera izquierda. Le suena en un par de ocasiones, aunque corta las llamadas para no interrumpir la conversación. Pero lo que pasaría por un simple reloj más resulta ser un chivato de la FIBA. «Tengo que reportar una actividad física diaria, y con este reloj me chequean», advierte Ariadna sobre solo una de las supervisiones por las que pasa para tratar de estar en los Juegos Olímpicos de París.

Su nombre aparece en la prelista de 40 árbitros que irán a los Juegos. De esos, 30 pasarán el corte. ¿Se ve en París?

Yo me quiero ver, pero es mejor no pensarlo. No sé cuándo lo comunicarán, porque ya desde el año pasado es el director arbitral de la FIBA, Carl Jungebrand, el que marca los tiempos. Ahora mismo todos tenemos visa y vuelos para ir a París. Eso hace que los 40 estemos enchufados y preparados.

Supongo que le haría mucha ilusión...

¡Hombre! Nunca hubiera pensado que podría ir como árbitra y creo que era la última de mis opciones. Pero claro que me hace ilusión. Sería lo máximo. Mira que el Mundial masculino es algo que me gusta, pero lo de la Olimpiada sería el techo. Además, podría haber opción de pitar tanto masculino como femenino.

Por lo que parece la preparación es bastante minuciosa...

Empezamos en abril y cada semana tenemos un topic diferente. Cada tres o cuatro semanas tenemos que hacer un test de carreras, el yo-yo test, que consta de 30 líneas [la pista de un fondo a otro], como mínimo, en unos 10 minutos. Son tres antes de acabar junio. Luego está la parte psicológica, la mental preparation, con ejercicios casi diarios, desde el análisis final de un partido sobre cuántas reuniones tenemos, cómo son y de qué hablamos en los tiempos muertos... El objetivo ahí es ser lo más eficaces posibles. Y también tenemos análisis de vídeo; tres como los test físicos. Consisten en clips a analizar desde diferentes perspectivas, con mucha carga técnica. Esos resultados que nosotros damos y enviamos los comentamos luego en pequeños grupos, y finalmente el técnico arbitral es el que unifica nuestros criterios. Básicamente es unificar criterios saber cuándo y cómo entrar en una jugada, entender quién es primaria y quien secundaria, y evitar los dobles silbatos, que muchas veces desencadenan en que dos servir árbitros están mirando lo mismo por lo que quedan jugadores sin chequear

| sonia cañada

Ariadna Chueca / sonia cañada

«Los técnicos de base son el espejo de jugadores y padres»

Dentro de sus funciones como Directora Arbitral de la Federación Canaria, a Ariadna Chueca se la pudo ver, hace algo más de una semana, supervisando la labor los colegiados en el Campeonato de Canarias Minibasket. Tutora de lujo para los trencillas que dan sus primeros pasos... aunque fuera en una cita que acabara con cierta polémica tras la descalificación del Evecan grancanario.

¿Que un joven de 16 o 17 años pite un campeonato de Canarias de base, no es tirarlo a los leones?

Tirarlo a los leones no. La clave es que muchos de ellos vienen de delegaciones de Islas en las que no tienen demasiados equipos a los que pitar. En Lanzarote, por ejemplo, esos jóvenes tratan de compaginar su labor con el club con el inicio en el arbitraje. Y este tipo de campeonatos es muy motivante y necesario para ellos. Tienen la posibilidad de pitar cinco partidos y la opción de mejorar esas cosas que desde el Comité de Árbitros, viéndoles en directo, les hemos indicado después de cada encuentro.

¿Son los padres lo peor del baloncesto base, y más concretamente para el arbitraje?

En una parte si, meten demasiada presión y ponen su enfoque en el fallo del otro, de los árbitros o del otro equipo, cuando debería ser lo contrario. Disfrutar de sus hijos, de su equipo, de la fiesta del baloncesto... Es muy complicado sacar árbitros y oficiales nuevos. Nadie está dispuesto a ir a un trabajo y ser el foco de insultos, de gritos…, y todo por muy poco, económicamente hablando. Para lograr esto, los entrenadores de base, que son los responsables de sus equipos, son el espejo directo para sus jugadores y sus padres. Para lo bueno y lo malo. Si ellos son capaces de crear un entorno positivo, enfocado a sus jugadores, ayudará a tener más árbitros y más oficiales motivados para trabajar y mejorar, ganando el baloncesto.

¿Falta comprensión con el que empieza?

Ese otro ejemplo que suelo poner: un jugador se equivoca muchas veces, y un entrenador también. Nosotros, los árbitros, que debemos tomar decisiones los 40 minutos del partido, ¿no nos vamos a equivocar? Seríamos dioses. Tampoco se entiende que cuanta más presión le metas a alguien joven o nuevo, lo que ocurre es se que bloquea, comete más fallos y durante el partido nos quedamos con un solo árbitro. Más que ayudar, lo que se hace es perjudicar el juego.

Usted vivió de cerca lo sucedido días atrás en el Regional de Minibasket que derivó en la descalificación en semifinales del Evecan. ¿Qué opina al respecto?

Creo que con todo lo que ha salido es mejor no hablar más porque con eso no se llegaría a ningún puerto. Los implicados ya se han pronunciado, también lo han explicado otros, y yo prefiero dejarlo ahí. 

¿Teme que su hija, ahora con cinco años, vea episodios desagradables desde la grada hacia su madre?

Yo aquí, en Canarias, casi no pito, y ella me ve solo por la televisión. Y en los partidos en los que ha estado en la Península, de poco se entera. ¿Me preocupa que me insulten por mi hija? Sí. Pero también me preocupan los hijos de los jugadores, de los entrenadores, y esas familias que simplemente quieren ver un partido en un entorno positivo y educativo, pero que tienen que sufrir a gente que va a los pabellones a desahogarse de la semana. Me preocupa muchísimo, sí, porque al final tu hijo copia lo que escucha y lo que ve. Creo que en este sentido hay una gran diferencia entre como se vive el baloncesto en la NBA en relación a Europa.

Suscríbete para seguir leyendo