Fútbol

Lucas Acosta, un futbolista de moda

El talentoso jugador palmero vuelve a casa y asciende con Los Llanos mientras se hace un hueco en el sector textil con el negocio familiar

Lucas Acosta, en su empresa del sector textil y el calzado.

Lucas Acosta, en su empresa del sector textil y el calzado. / El Día

Manoj Daswani

Manoj Daswani

«Muchas veces les digo que se pasen por la tienda y compren, pero los futbolistas en general son un poco tacaños», bromea Lucas Acosta, deportista y empresario a tiempo compartido, si bien puntualiza que la segunda de las etiquetas todavía le queda grande. «Yo aún sigo formándome y aprendiendo de mis padres, que a la vez son también mis jefes», sugiere sobre su experiencia al frente de Calzados Topeto, uno de los negocios más conocidos en Los Llanos de Aridane, enclave natal de Lucas y ahí donde ha firmado el éxito deportivo del que se siente más orgulloso. «Un ascenso en casa», dice el jugador, goleador y líder el cuadro palmero.

Por sus dos condiciones, la futbolística y la empresarial, podría decirse de Acosta que fuese un futbolista de moda. En su municipio desde luego lo es, erigido héroe del cambio de categoría de los naranjas –color de la equipación titular de Los Llanos– y al mismo tiempo una cara conocida por estar al frente de las cinco tiendas físicas y también la online del reconocido negocio familiar. Es Acosta un jugador de los que no abundan, además con amplia formación académica. Ya puede presumir de su Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y además está de recibir su nota del trabajo final, que no sabe si le llegará antes o después de leer estas líneas.

Mostrador, gestión de pedidos, relación con proveedores, escaparatismo y un sinfín de cosas que quizá no se lleguen a ver son las ocupaciones de Luca. Las comparte con regates, disparos a portería, estrategia, preparación física... Dos vidas en una, aunque desde la modestia asevera que no es el suyo ya no es un caso único en los tiempos que corren. «Al final, creo que hoy todos estamos más concienciados de que no es solo fútbol y ya. Vemos que incluso en categoría profesional cada vez son más los deportistas que se forman, ya sea en una u otra cosa, y es algo que debemos aplaudir porque son el espejo en el que todos los peques se miran», aduce. Yahora que estamos en días de Eurocopa, pone por ejemplo a Lamine Jamal. «Podría estar tirado jugando a la Play, y sigue sacándose su ESO, es el tipo de jugador que los niños deben seguir».

Cuenta Lucas que «cuando eres joven y tienes el gusanillo de poder llegar», como por ejemplo sí han logrado sus amigos Teto o David Rodríguez, «pones toda la carne en el asador y tratas de hacer lo posible por conseguirlo». Pero el tiempo pasa y no vuelve, añade el goleador llanense, que ha sabido labrase otro futuro más allá de los terrenos de juego y la competición.

La clave es compaginarlo. «Es complicado, no es fácil jugar al fútbol, sacarte una carrera y trabajar al mismo tiempo, pero siempre he tenido una familia humilde y muy trabajadora, donde la capacidad de sacrificio es innegociable», aduce como receta para el éxito. En La Palma su familia es muy valorada por su extraordinaria trayectoria, del cero a todo, ahora que su firma de textil y cazados está a la vanguardia no solo en Canarias, sino que es referencia también a escala nacional.

Lucas, futbolista de la UD Los Llanos.

Lucas, futbolista de la UD Los Llanos. / El Día

«Mis padres empezaron con una situación económica bastante justa y sin estudios superiores, pero el trabajo acaba dando sus frutos. Actualmente, mis padres tienen casi 60 años, y aún no les he visto aflojar el ritmo». El caso es que la rutina de un futbolista que quiera también estudiar y trabajar en sus 24 horas al día se ajusta casi al milímetro.

«Al final es levantarme a las 6:50, trabajar de 7:30 a 14:00, comer, estudiar cuando lo carrera lo requiera, trabajar de nuevo por la tarde y luego ir a entrenar hasta las diez de la noche. Al final ese ritmo de vida es muy complicado, para llevar una vida saludable y sana para un futbolista, pero también, es lo que uno elige, para poder estar preparado en el futuro», resume el protagonista del último ascenso para el equipo de su pueblo.

Precoz en casi todas sus facetas y ámbitos, Lucas fue debutante en Tercera con solo 16 años con la UD Las Palmas en División de Honor. Tuvo mala suerte. O una fatal coincidencia. «Cuando un jugador como Pedri irrumpe en tu posición solo queda mirar y aprender», sugiere.

Sus otros colores fueron los del Atlético Paso (dos etapas), Tamaraceite (así se estrenó en Segunda B) y Tenisca, hasta que una gravísima lesión de rodilla pudo pararle en seco. No fue así y Acosta aún tuvo ilusión y ganas para firmar por el Santa Brígida. Mientras crecía en los terrenos de juego, lo hacía también en los despachos (trabajando) y en las aulas (sacándose sus últimas asignaturas).

Así que con algunas de sus aspiraciones deportivas resueltas y con muchos sueños ya cumplidos, Lucas se propuso su gran reto. Subir, pero hacerlo en casa y con el mismo equipo del que se había ido siete años atrás. Hizo 12 tantos y cerró el curso de manera espectacular, como uno de los héroes de la fiesta palmera. «Porque al final, lo mejor que te llevas es el cariño de la gente. De hecho, mis dos mejores amigos me los dio el fútbol», remarca.

Como jugador de moda que es –por el negocio al que se dedica– se atreve Acosta a hablar del estilo de los futbolistas, que algunos tienen mucho y otros casi ninguno. «Definir un estilo es muy complicado, ya todo se lleva y todo pega; por ejemplo, nunca pensé que el rosa y el rojo fuesen y hoy se lleva. Si es verdad que pienso que hay que saber llevar lo que te pones, en su debido momento, pues cada momento exige una vestimenta u otra; y también creo que debe estar acorde con tu figura, estilo o forma de ser, pues a mi entender todo está relacionado», apunta.

«Tanto en el mundo del deporte, como en todos, hay de todo, generalizar no está bien, cada uno tiene su estilo y lo defiende como cree», comenta este joven trotamundos canarios del fútbol que paladea estos días de vacaciones la recompensa por el éxito cumplido. En su caso es triple: dacadémico, laboral y, el que mejor sabe, haber triunfado –y a lo grande– «con el equipo de casa».