La lección de deportividad de un club tinerfeño: abandonó un Campeonato de España cadete tras el fallecimiento de un jugador rival

El CV Haris renunció a continuar en el Nacional tras el ahogamiento de un joven de 15 años

Del grupo de 12 equipos que aspiraban al título, los de Jesús Latorre fueron los únicos que se marcharon a casa

Latorre (chaqueta beige) recoge el premio, junto a David Martín (izquierda) y uno de los jugadores del cadete del CV Haris

Latorre (chaqueta beige) recoge el premio, junto a David Martín (izquierda) y uno de los jugadores del cadete del CV Haris / E.D.

Dijo Eduardo Galeano que el fútbol es lo más importante de lo menos importante. Vale también para el deporte. Más si cabe, para el de base. Por delante, la humanidad siempre. No obstante, algunos parecen seguir sin entenderlo.

No es el caso del CV Haris, recientemente galardonado con el premio Gesto Deportivo 2024, que otorga el Ayuntamiento de La Laguna en su gala anual y que distingue, todos los años, a un club o deportista individual que hacen gala de los valores que casi todos proclaman con palabras, pero no siempre se transforman en hechos.

El desgraciado motivo de esta distinción se remonta al pasado 10 de mayo. Aquel viernes, un joven de solo 15 años falleció en la piscina de un hotel de la localidad castellonense de Benicasim, donde se encontraba para disputar el Campeonato de España Cadete. Antón Corujo Bouza, el triste protagonista de esta historia, pertenecía al club de Voleibol Aldebarán, de la localidad de San Sadurniño (La Coruña) y se encontraba junto a sus compañeros disfrutando de una mañana libre otorgada en el calendario de competición.

A ese torneo había acudido el equipo cadete del Haris, antes campeón de Tenerife y segundo de Canarias. Lo hizo de la mano de Jesús Latorre, su entrenador, y un grupo de jóvenes ilusionados ante una experiencia de esas que, independientemente del resultado, se acaban recordando para siempre con alegría y añoranza. Esta vez no pudo ser así. Por eso, cuando se enteraron de la noticia, en el Haris decidieron retirarse inmediatamente. Lo hicieron creyendo que su determinación no sería excepcional, sino la norma, pero nada más lejos de la realidad.

Latorre relata con tristeza y frustración lo sucedido aquella mañana. Primero, recibir un golpe durísimo, de esos que uno no termina de creerse, de esos para los que nunca se está preparado. “Yo nunca había vivido una situación así y, por supuesto, espero que no se repita nunca”, cuenta el formador.

La perplejidad vino después. Jesús todavía recuerda con asombro la reunión con los responsables de los equipos que convocó la Federación Española. “Nosotros ya teníamos claro que nos marchábamos a casa porque ya había hablado con David Martín [el presidente] y teníamos su apoyo. De hecho, yo creía que nadie tenía ninguna duda al respecto e, incluso, que sería la propia organización la que decidiera dar por concluida la competición. Resultó que la Federación se lavó las manos y que muchos de los clubes querían seguir. Aquello fue muy decepcionante”.

Para ese entonces, con el campeonato en marcha desde hacía algunos días, ya había concluido la primera fase. Del total de 24 conjuntos que habían acudido a la cita, la mitad de ellos peleaban por los primeros puestos, mientras que los integrantes del segundo grupo se tendrían que conformar con ser, en el mejor de los casos, decimoterceros. Adivinen. En el primer grupo, en el que se competía por el campeonato, solo se retiró el Haris.

"Pelear es parte de la vida, pero el respeto y el luto también lo son"

“En esa reunión tuve que escuchar justificaciones de todo tipo. Cosas que no tienen ningún sentido, como que los chicos tenían que entender que la vida sigue y hay que luchar o que no querían dejar de jugar. Estamos hablando de menores de edad, de niños. Por eso somos los adultos, los que se supone que tenemos mejor criterio, los que tenemos que decidir por ellos. Pelear es parte de la vida, pero también lo son el luto y el respeto. No es de recibo que tres horas después de una desgracia de este tipo se estuviera jugando al vóley. Eso no puede ser”, expone Latorre acerca de lo sucedido.

Y es que la inverosimilitud de aquel disparate alcanza el límite cuando se ponen sobre la mesa otros detalles. El Haris, que había jugado contra el Aldebarán justo el día antes, se encontraba hospedado justo al lado del lugar de la trágica noticia. En ese hotel, además, realizaban su estancia varios equipos más. Duele solo de pensarlo, pero la realidad es que aquella mañana hubo niños que desayunaron en un comedor que estaba a solo unos metros de la piscina en la que primero trabajaron los servicios de emergencia y, después, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.

Orgullo de club

El caso es que se nos llena la boca hablando de valores hasta que llega la hora de la verdad. Entonces es cuando se demuestra quién piensa de verdad en formar y quién solo pretende ganar. Por eso es importante que los clubes entiendan que no cualquiera puede hacerse cargo de un equipo de base. Yo tengo la conciencia muy tranquila y, además, estoy muy orgulloso del club y de los padres. Ellos habían puesto dinero de su bolsillo para que sus hijos pudieran disfrutar de una experiencia así y cuando les hicimos saber nuestra postura nos apoyaron al máximo”, concluye Jesús.