EL 15 de marzo de 1953, en el campo de La Manzanilla (La Laguna), se disputó el partido que dirimió la supremacía del fútbol tinerfeño. El trono lo reclamaban el Club Deportivo Tenerife y la Unión Deportiva Tenerife, entidad creada un par de años antes a imagen de la Unión Deportiva Las Palmas. Y que presentaba como mejor aval los éxitos de la entidad grancanaria, que en dos años pasó del fútbol regional a la Primera División.

Para entender la situación hay que retroceder a la primavera de 1950, cuando la Federación Española de Fútbol otorgó a los campeones insulares de Tenerife y Gran Canaria la opción de participar en la liguilla de ascenso a Segunda División. Condenados hasta entonces a tomar parte en torneos de carácter regional, en esa fecha se atendía ¡por fin! una de las históricas reivindicaciones de los equipos canarios: acceder a las competiciones nacionales.

En Las Palmas, Marino y Victoria olvidaron su rivalidad para liderar un proyecto con los cinco equipos de la ciudad y crear la UD Las Palmas, a la que se sumaron también Gran Canaria, Arenas y Atlético Las Palmas. El llamado equipo de la unión contaría así con los mejores futbolistas grancanarios, mientras en Tenerife cada uno fue por su lado... aunque el Hespérides cedió al CD Tenerife a Cándido, Agustinada, Arturo, Méndez, Florencio y Melquiades.

El Real Unión, sin embargo, traspasó a Óscar, Perla y Agustín a equipos peninsulares. Y el Norte le peleó hasta la última jornada el torneo insular, en el que el CD Tenerife se ganó el derecho a participar en la liguilla de ascenso a Segunda División junto a Las Palmas, Melilla, Ceuta, Imperial y Toledo. Los tres primeros lograrían su objetivo, pero no los blanquiazules. Entonces, escarmentados por el fracaso, los clubes tinerfeños crearon su equipo de la unión.

Y así, en noviembre de 1950 nació la UD Tenerife, a la que el CD Tenerife le cedió sus seis mejores futbolistas: Gorrín, Llanos, Villar, Arbelo, Cabrera y Rojas. Lo mismo hicieron Real Unión (dejó cinco jugadores), Norte (cinco), Hespérides (tres), Iberia (dos) y Price (dos). Eso sí, en su intento de ascender a Segunda División, la UD Tenerife se estrelló en la primavera de 1951 contra el Levante y un infame arbitraje de Balcells en el choque disputado en Valencia.

El CD Tenerife apostó entonces por recuperar a sus futbolistas, aunque la UD Tenerife no desapareció: mantuvo el apoyo de Real Unión y Hespérides, que le prestó su terreno de juego. Y la UD Las Palmas le cedió a nueve jugadores para que disputara con Norte y CD Tenerife una liguilla que designaría al representante tinerfeño "en la eliminatoria de promoción ante el duodécimo clasificado del grupo Sur de Segunda División", plaza que ocuparía el Orihuela.

Mientras, el CD Tenerife, presidido por Imeldo Bello, repatrió a Óscar y Perla, que militaban en el filial del Real Madrid. Y supo tocar la fibra canaria de Luis Benítez de Lugo y Ascanio, marques de la Florida y presidente del Atlético de Madrid, para que le cediera a Paquillo, Julito y Méndez. Además, contrató al técnico Carlos Muñiz, que venía de triunfar en el Córdoba. Y hasta dotó de césped al viejo Stadium, ya conocido como Heliodoro Rodríguez López.

En la primera jornada de la liguilla, el CD Tenerife se impuso (1-0) a la UD Tenerife en el Heliodoro con un gol de Óscar (74''). Y como ambos vencieron al Norte en sus siguientes compromisos, el choque de la segunda vuelta entre los dos Tenerifes adquirió la consideración de decisivo. De hecho, se designó como árbitro al internacional Manuel Asensi. Eso sí, los locales, dirigidos por el grancanario Hilario Marrero, exjugador del Madrid, eran favoritos.

La UD Tenerife tomó el mando de salida, apoyada en dos viejas glorias del fútbol tinerfeño, Gabriel Jorge y Paco Roig, que durante una década habían liderado a Español y Celta en Primera División. Sin embargo, en un contragolpe, Paquillo se escapó por la banda izquierda y batió a Viera con un tiro cruzado. Y aunque poco después empató Paco Roig con un disparo lejano, Julito puso en ventaja a los blanquiazules antes del descanso.

En la segunda mitad, tras soportar un desordenado acoso, los visitantes cerraban el partido a poco del final con un cabezazo de Antonio. Y también dejaban sin futuro a la UD Tenerife. Dos meses y medio después, el CD Tenerife goleaba al Orihuela en un Heliodoro abarrotado y ascendía a Segunda División. Desde entonces ostenta la condición de representativo del fútbol insular. Pero la historia pudo cambiar el 15 de marzo de 1953 en La Manzanilla.