El fútbol decidido del Manchester City se ha impuesto esta temporada en una liga inglesa dividida entre aquellos equipos que apuestan por el ataque y los que prefieren poner todas sus fichas al contragolpe.

Con el chileno Manuel Pellegrini en el banquillo y el argentino Sergio Agüero como referencia en la delantera, a pesar de haber sufrido diversas lesiones, los "citizens" han dejado atrás en un final de campeonato trepidante a un Liverpool basado en el talento del uruguayo Luis Suárez y al sólido Chelsea del portugués José Mourinho, la mejor defensa del torneo.

Esta es la segunda Premier que añade a sus vitrinas en tan solo tres temporadas el City, un club ha pasado de ser un equipo de media tabla a dominar el fútbol inglés desde que el jeque emiratí Mansour bin Zayed lo compró en 2008.

Mansour, de 44 años y undécimo hijo del emir Zayed bin Sultan Al Nahyad (1918-2004), primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), celebró desde el palco el segundo título de su era.

Con una fortuna personal valorada en 20.000 millones de euros, el emiratí no ha dudado en incurrir en unas pérdidas de 180 millones en las últimas dos temporadas para mantener a su equipo como el más regular de Inglaterra, a pesar de que ese desembolso le ha puesto en el punto de mira de la UEFA, que amenaza con imponerle una multa de 60 millones por romper las normas de juego limpio financiero.

La cifra de pérdidas de las últimas dos campañas parece disminuida al compararla con la inyección de 1.100 millones de euros que trajo consigo Mansour en sus tres primeras temporadas al frente del City.

El jeque inició su proyecto con un golpe de efecto, el fichaje del brasileño Robinho, una de las estrellas del Real Madrid, que llegó a Manchester por 42 millones de euros, el séptimo fichaje más caro de la historia del fútbol entonces.

Con el paso del tiempo, el City de Mansour dejó de ser un club deslumbrado por las estrellas del momento y pasó a interesarse por forjar un proyecto a largo plazo.

Desde 2012, el exvicepresidente del Barcelona Ferran Soriano guía la parte económica de la entidad y Txiki Begiristain, antiguo director técnico del equipo español, gobierna en la parte deportiva.

Bajo su dirección, el City se ha convertido en un equipo con un estilo más parecido al de la Liga española que al que despliegan los equipos ingleses más tradicionales.

La apuesta por Pellegrini el pasado verano fue toda una declaración de intenciones por parte de los responsables deportivos el equipo.

La Premier es un torneo en el que conjuntos como el Chelsea que dirige esta temporada Mourinho, o bien el Manchester United que conquistó el título la pasada campaña con Alex Ferguson todavía en el banquillo, han apostado por el contragolpe como su arma más letal.

El City, en cambio, ha sido uno de los clubes que más claramente se ha decantado por una visión más continental del fútbol, que en la última década se ha introducido en las islas y que es en parte responsable de la llegada masiva de españoles a la Premier.

El español David Silva, un centrocampista técnico, quizás no hubiera tenido lugar en la ruda liga inglesa de los años 90, pero esta temporada ha ejercicio de maestro de ceremonias en el medio campo del campeón de la Premier.

A su lado, el exbarcelonista Yaya Touré ha demostrado que sus 1,91 metros de altura no son un obstáculo para desplegar un juego preciso y ha liderado al equipo en los momentos en los que Agüero ha estado de baja.

Como en gran parte de los encuentros del City esta temporada, Touré y Silva lideraron al equipo en último partido de la Premier, ante el West Ham, que certificó la conquista de la liga inglesa por cuarta vez en la historia del club.