A sus 40 años, el medio galés Ryan Giggs ha dirigido al Manchester United desde el banquillo en los últimos cuatro partidos de la temporada y se ha convertido en el alumno más aventajado de la llamada generación del 92, un puñado de futbolistas que han marcado la historia reciente de los "diablos rojos".

Con sus compañeros de generación Paul Scholes, Nicky Butt y Phil Neville como técnicos ayudantes, Giggs ha echado mano de la autoridad que le confiere su veteranía en el vestuario de Old Trafford para mantener a flote un equipo condenado al desastre con David Moyes al mando.

El centrocampista y ahora entrenador no ha podido maquillar las cifras de una de las peores temporadas del equipo en las últimas décadas, pero ha logrado que sus todavía compañeros firmaran algunas actuaciones dignas en casa, como las victorias ante el Norwich (4-0) y el Hull (3-1) tras la destitución del técnico escocés, el 22 de abril.

Giggs, que ha ido renovando año a año su contrato con el United en las últimas temporadas, no podía prever que terminaría ejerciendo el trabajo de Moyes cuando el pasado verano el extécnico el Everton sustituyó a Alex Ferguson en el banquillo.

Sobre su futuro cercano, el galés no ha dado demasiadas pistas y, como él mismo ha expresado, tras el último partido de la temporada (1-1 ante el Southampton) tiene "muchas cosas por decidir", incluido si quiere retirarse definitivamente como futbolista o prefiere continuar jugando.

La directiva de los "diablos rojos" parece querer a un técnico con experiencia internacional para dirigir a un equipo que el próximo curso estará obligado a luchar por la liga inglesa y clasificarse entre los cuatro primeros para entrar en la Liga de Campeones.

El nombre que los medios británicos barajan con mayor insistencia es el del holandés Louis Van Gaal, que ya ha sugerido que estaría interesado en el puesto una vez concluya el Mundial de Brasil.

Será Van Gaal, o bien quien tome el mando del vestuario de Old Trafford, quien decida si Giggs está preparado para continuar liderando el centro del campo de los "diablos rojos", al menos en ocasiones puntuales, un año más.

También existe la opción de que el nuevo entrenador confíe en el galés, profundo conocedor del club y de la plantilla, para servirle de asistente.

En caso de que ninguna de esas opciones se materialice, el United está dispuesto a ofrecer a Giggs un puesto como entrenador en las categorías inferiores del United, en el que podría iniciar con más placidez una carrera como entrenador.

En cualquier caso, el club propiedad de la familia estadounidense Glazer parece no estar dispuesto a dejar marchar a un futbolista que se ha ganado un lugar preeminente en su lista de jugadores legendarios.

Desde que en la temporada 1991-1992 se ganó la titularidad en el equipo de Ferguson y la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA) le nombró mejor jugador joven del año en Inglaterra, Giggs se ha erigido como un líder indiscutible en el conjunto de Manchester.

El centrocampista ha disputado 963 partidos con los "diablos rojos", en los que ha marcado 168 goles, así como 64 encuentros internacionales con Gales, en los que sumó 12 tantos, y otros cuatro con el equipo británico en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en los que marcó un gol.

Si finalmente cuelga las botas al final de este curso, sus vitrinas particulares quedarán cerradas con una amplia colección de trofeos, entre ellos trece títulos de la liga inglesa, dos Ligas de Campeones (1999 y 2008), una Copa Intercontinental y un Mundial de Clubes (1999 y 2008, respectivamente), cuatro Copas de Inglaterra y cuatro Copas de la Liga, entre otros trofeos.

Sus distinciones personales son también diversas, aunque destaca el nombramiento como Oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE) que le otorgó la reina Isabel II de Inglaterra en 2007 por sus servicios al fútbol.