Cristian García Ramos (Tarrasa, 27-12-1981) fue el último fichaje que realizó el CD Tenerife el pasado verano. Su incorporación no se habría llevado a cabo sin la inesperada baja de Javier Moyano. El lateral derecho, convertido en centrocampista por Raúl Agné, ha pasado de ser un refuerzo que no estaba planeado a tener una plaza fija en las alineaciones titulares.

¿El empate del sábado Almería es más valioso por su resultado en la clasificación o porque le sirve al Tenerife para ampliar a tres jornadas la racha sin perder?

Por todo. Después de dos victorias consecutivas era importante seguir sumando. El equipo estuvo muy bien en la primera parte. Lo que pasa es que no supimos sentenciar y no marcamos el segundo gol. Luego, el rival consiguió jugar sus cartas. En definitiva, creo que el Tenerife ha mejorado.

¿Ya se disiparon las dudas que se crearon en el inicio de la Liga?

El equipo tiene que mejorar en todas las facetas, en defensa y en ataque; no ha llegado a su techo, así que hay que seguir trabajando. Supimos darle la vuelta a un comienzo complicado y la situación actual es normal, pero no es cómoda, porque la clasificación está muy comprimida y si perdemos un partido, nos meteremos abajo. Lo que hay que hacer es pensar en nuestras sensaciones, que son buenas, y refrendar el punto de Almería ganando el sábado.

Después de la derrota con el Real Oviedo, en la plantilla reconocieron que ese día tocaron fondo. ¿Cuál fue la clave de la reacción?

Ese día tocamos fondo en cuanto a juego, resultado, sensaciones, público... Pero la solución estaba dentro el vestuario. Teníamos la responsabilidad de sacar adelante al equipo y dimos un paso al frente. Fuimos al campo del Llagostera, donde el pasado fin de semana sucumbió el Elche, y supimos competir y ganar. A partir de ahí hemos ido mejorando.

Llegó al club justo al final de la pretemporada. Le desconcertaría el inicio de Liga del equipo.

Sí, porque la fase previa había sido muy buena, pero, al fin y al cabo, la competición es otra cosa. Pero ya no hay que pensar en lo que pasó, sino en lo que viene y en que el equipo ahora está bien. El partido ante el Leganés será muy importante para el estado de ánimo del grupo y de la afición. Si somos capaces de ganar, creo que se unirán muchas fuerzas.

Usted aconsejó "limpiar la mente" en el momento más crítico. ¿Funcionó ese método?

El míster nos ha ayudado con sus charlas pero, como él dice, somos los que jugamos y tenemos que ser autocríticos. Tuvimos una época mala, pero ahora viene otra, que es la de no caer en el conformismo y la de seguir trabajando y ser ambiciosos. Solo llevamos siete jornadas. Queda un mundo y si te paras, los demás te pasan.

En sentido figurado, ¿ya están vacunados contra las crisis?

En una Liga tan larga como la Segunda División, cualquier equipo pasa por una racha de cuatro o cinco jornadas sin ganar. Al final, los que logran salir adelante de esas situaciones sin secuelas tienen mucho adelantado. Nosotros tuvimos esa mala experiencia justo en el inicio de la Liga y lo principal es aprender para no cometer los mismos errores.

¿Cuál será el papel del Tenerife?

Es pronto. Hay equipos que apuntaban a estar arriba y no están ahí. Nuestro objetivo tiene que ser el de hacer una buena temporada, ir poco a poco. Tampoco hay que pensar ahora en el futuro ni en el pasado. En el presente estamos bien, el equipo ha retomado lo que hizo en la pretemporada y hay que seguir así para que no decaer.

Es el sexto con más minutos, por detrás de Dani, Vitolo, Cámara, Suso y Carlos Ruiz. No se quejará.

Me incorporé cuando casi se estaba cerrando el mercado y estoy jugando y ayudando al equipo. Es una satisfacción. A uno le gusta participar y sentirse importante.

Siendo lateral, se está afianzando como centrocampista. ¿Había jugado tanto en ese puesto?

La verdad es que no. Ahora hemos encontrado un sistema con el que el equipo ha mejorado. Al final, el fútbol se resume en ganar tres puntos cada vez. El míster ha confiado en mí para ese puesto y voy a trabajar para devolverle esa confianza y ayudar al equipo. Me da igual jugar de lateral o en el centro. Lo que quiero es jugar y sentirme importante.

¿Le ha resultado complicado reciclarse para jugar ahí?

Cada demarcación tiene algo específico. Se trata de extrapolar lo que conoces y, con el paso del tiempo, sentirte más cómodo. Si te llegan los resultados, lo demás es una cuestión de confianza.

¿Sospecha que el "once" actual tendrá recorrido?

Estamos mejorando con el "trivote" en el que también están Aitor y Vitolo. Somos dinámicos y tenemos presión y juego. Pocos equipos de Segunda pueden tener jugadores como Aitor y Vitolo en el centro. Son muy importante.

¿Y en el resto de líneas? ¿También detecta un nivel alto?

Están Pedro, Suso, que me parece un jugador bestial, "Choco" Lozano, que lleva cuatro goles y sigue marcando con su selección... Tenemos jugadores de mucho nivel, pero la confianza y las dinámicas te hacen entrar en rachas malas o buenas. Cuando estás en una positiva todo el mundo parece mejor de lo que es. En cambio, el día de la derrota con el Oviedo nos mirábamos y nos preguntábamos si íbamos a poder ganarle a alguien. Ahora es diferente: en el minuto 93, chutas, el balón toca en un defensa y entra. Por eso es importante aprovechar las dinámicas y apretar para ir arriba.

¿Llegó a perder la esperanza de unirse a un club profesional después de desligarse del Sabadell?

Hay que ser realistas. En el comienzo del verano tuve una oferta del Osasuna, pero un problema con las fichas profesionales me taparon esa posibilidad. Y no me salió nada más. El mercado se empezó a cerrar y todo se complicó. Pero hubo un movimiento de laterales derechos con el pase de Moyano al Valladolid y tuve la suerte de caer aquí. Le doy las gracias al Tenerife por esa oportunidad.

¿Cuál era su plan B?

No pensé dejar el fútbol, pero cuando ves que se va acabando el plazo y no te llegan ofertas, te planteas buscar algo en Segunda B.

¿En el Terrassa?

Tengo buena relación con la gente que lleva el club. Es el equipo en el que me formé y crecí como futbolista. Pero como me gusta tanto esta profesión, quise seguir.

Ya llegará ese regreso.

Sí. Jugar en el Tenerife te pasa una vez en la vida. Es un club con historia. Si a cualquier jugador de Segunda le preguntas si le gustaría estar en el Tenerife, seguramente respondería afirmativamente.

¿Lo disfruta más por ser algo que surgió de forma inesperada?

En la vida hay momentos en los que si se te cierran las cosas o, en este caso, tienes una lesión grave, como me pasó a mí con los ligamentos, y ves que se te acaba el fútbol, valoras mucho más las cosas.

¿Agné quiso ficharlo antes?

La ocasión más clara fue cuando estuvo en el Cádiz. Yo tenía contrato con el Córdoba y sé que me quiso. Lo conozco de su etapa en el Girona. Incluso me enfrenté a él cuando entrenó al Peralada, en la Copa de Cataluña. Imagina si ha llovido desde entonces.

Terrassa, Polideportivo Ejido, Cádiz, Ponferradina, Córdoba, Sabadell y Tenerife. ¿Qué tiene de particular este último destino?

Aquí he vuelto a vivir la esencia del fútbol, con todo lo que rodea a esta profesión: los aficionados, la prensa, el reconocimiento... Por ejemplo, el Sabadell es un buen club y tiene su historia, pero su masa social no es como la del Tenerife. Antes estuve en el Cádiz y el Córdoba, que son clubes parecidos al Tenerife. Al final, a un futbolista le gusta estar en estos sitios. Cuando los resultados van mal, está claro que la gente te va a apretar, pero eso pasa en todas las profesiones. Mi padre trabaja en la construcción y si las cosas le van mal, su jefe le aprieta. Es ley de vida. Los futbolistas tenemos nuestro reconocimiento, pero también estamos expuestos a la presión mediática y a la opinión pública.

¿Le gusta ese estatus?

Sí. Al final, no es lo mismo jugar en un campo con 9.000 personas que están contigo y en un buen club. Si a un jugador le apasiona realmente el fútbol, le gusta eso. Pregúntale a cualquiera si le gustaría estar o no en el Real Madrid.

¿Tenía una idea formada de lo que se iba a encontrar?

Tengo muchos amigos que estuvieron aquí, desde Juanma Lillo a Chema Sanz, pasando por Antonio Hidalgo o Dubarbier, con el que tengo una buena relación. Todos me hablaron muy bien de la Isla, con sus pros y sus contras. En definitiva, es un sitio en el que te sientes futbolista y puedes disfrutar al máximo de esta profesión.

¿Qué es lo que peor lleva?

Los viajes son complicados, pero es lo que hay. Y nada te asegura nada, porque cuando fuimos a Palamós nos pasó de todo: llegamos de madrugada al hotel y ganamos al día siguiente. También es difícil para los que vienen.

¿Cómo se las arregló para no perder la forma pese a estar sin equipo durante todo el verano?

La Liga acabó el 7 de junio y llegué a la Isla el 18 de agosto. En medio estuve entrenando, dentro de mis posibilidades y sin trabajar con ningún equipo. Preferí hacerlo así para evitar lesiones. Y estuve esperando una llamada para poder fichar por un club. Si trabajas y tienes la pizquita de suerte de que se acuerden de ti, tienes mucho ganado. Pero si te incorporas al nuevo equipo con cinco kilos de más, es tiempo que pierdes tú y también el club.

Le ayuda su genética.

Intento cuidarme. Cuando era joven era más regordete, pero cuando no tienes el talento de las estrellas, si no trabajas y te sacrificas, el fútbol te pasa por encima.