El 25 de octubre de 2015, Raúl Agné dirigió por ultima vez un partido en el Heliodoro Rodríguez López. Ese día fue testigo desde el banquillo del empate de su equipo en ese entonces, el Tenerife, ante el Osasuna. Una semana más tarde, una derrota en el campo del Lugo supuso su despido como entrenador del club tinerfeño. El sábado que viene, el técnico de Mequinenza volverá a la que fue su casa deportiva durante unos 9 meses. Lo hará al frente de

un Zaragoza en el que debutó el pasado 29 de octubre.

Será su tercera visita a la Isla como técnico rival. Los únicos antecedentes llevaron a Agné al Heliodoro como máximo responsable del Girona, en 2009 y 2011. En ninguno se marchó con un triunfo. En su estreno, fue superado con claridad por el Tenerife de Oltra que logró subir a Primera (4-1), y en el siguiente, se tuvo que conformar con un empate (3-3) ante un adversario que acabó bajando a Segunda B.

El destino situó de nuevo a Agné en el Rodríguez López, pero para ser local. En febrero de 2015, fue elegido por el director deportivo blanquiazul, Alfonso Serrano, para que sustituyera a Álvaro Cervera. El dirigente ya había coincidido con el entrenador en el Recreativo y apostó por él para que recondujera el rumbo de un equipo que había caído en las cuatro últimos puestos de la tabla.

Con diecinueve partidos de margen, el Tenerife de Agné se aseguró la permanencia en la penúltima jornada de Liga, con una victoria ante el Real Betis. En esa etapa, el representativo ganó cinco encuentros, empató nueve y perdió cinco. El balance fue suficiente para que se ganara la renovación del contrato. Raúl firmó por otra campaña y asumió el desafío de liderar un proyecto, el del curso 15/16, diseñado para colocar al Tenerife entre los candidatos a competir por el ascenso a Primera.

Con las altas de Lozano, Tomás Martínez, Aurtenetxe, Germán, Pedro Martín y Cristian, el equipo pasó de una convincente pretemporada a un pésimo inicio de Liga. Un 6-3 en contra en el campo del Numancia llenó de dudas a la plantilla y también al técnico aragonés, que no logró dominar la situación y fue despedido después de once jornadas en las que el Tenerife solo pudo sumar 10 puntos (dos victorias y cuatro empates). Raúl se marchó con "sensaciones confusas", tal como confesó en su última rueda de prensa en "el mejor club" de todos en los que había trabajado. "Me siento un poquito culpable por no haberle sacado al grupo el máximo rendimiento. Pero si no ganas, no cuentes milongas", dijo para poner fin a un período de 9 meses que le parecieron "tres años".

Casi un año más tarde, Agné volvió a la actividad para intentar aprovechar la oportunidad de su vida, entrenar al club referencia de su comunidad natal y en el que desarrolló una parte de su formación como jugador; un Zaragoza desorientado por los decepcionantes resultados logrados por su primer preparador en la Liga 2016/17, Luis Milla. De esta manera, en el mismo punto de la temporada en el que Martí lo relevó a él, pero un curso después, Agné llegó a un equipo situado en el decimoquinto puesto, con 13 puntos. Tras once partidos bajo su supervisión, el conjunto de La Romareda es ahora undécimo, con 27 puntos. Su trayectoria (cuatro triunfos, dos empates y tres derrotas) no ha estado avalada por la regularidad que necesita un aspirante, y el reciente tropiezo con el Girona le ha restado crédito. Pero no se resigna. "No pierdo la fe", afirmó el domingo.