Hay al menos dos versiones del Tenerife y ambas aparecieron ayer, una en cada mitad del partido. La primera parte, resuelta con 1-0, mostró a un Tenerife dependiente del estilo del rival. En la segunda, el Lugo empató muy pronto y ello provocó en los locales cambios, de jugadores y de comportamiento de las líneas, con los que fue creciendo el rendimiento hasta que el equipo encontró un ritmo de ataque con el cual es casi imparable. Lástima que esta segunda versión se prodigue tan poco. Quizás porque para que aparezca ese Tenerife dominador y creativo tienen que darse determinados factores que son difíciles de controlar, unos propios (los cambios), y otros ajenos (el conservadurismo de los rivales cuando tienen algo que defender). En resumidas cuentas, Martí empezó con Aitor de media punta para presionar y por eso rodó a Gaku a la izquierda, donde el japonés quedó desconectado. Poco a poco, en la segunda mitad, el técnico fue asumiendo la necesidad de arriesgar: retrasó a Aitor, avanzó a los laterales, sacó al japonés hacia el medio, su verdadero puesto, juntó libres por delante a Lozano, Tyronne y Ñíguez y acabó llegando el segundo gol tras un tramo de dinámica ofensiva agobiante para el rival. No es la primera vez que pasa. Ese rato de segunda parte, con déficit en el marcador, en el que el equipo se junta en ataque, reduce el campo de juego, instala a sus laterales muy arriba, mete a los jugones en zonas intermedias, se adueña de todos los rechaces y atosiga al rival hasta derrumbarlo, es una demostración del poderío que puede llegar tener la apuesta por el talento, con el público del Heliodoro como aliado.

Es verdad que las circunstancias del partido son las que provocan esas avalanchas, pero hay parte de acción propia en los cambios del entrenador, cuando junta a los buenos. El japonés, eje del debate, es un jugadorazo. Daría para una tesis el análisis de la cuestión ¿Qué gana el equipo amarrando a un futbolista así a la banda? No es nuevo el asunto (recuérdese a Juan Carlos Real o Javi Lara). La táctica debería estar al servicio del talento y no al revés.

En fin, lo sucedido: fue empatar el Lugo en una acción afortunada, pero menos, porque los gallegos entraron mejor a la segunda parte que un Tenerife al que el saque de centro pilló atándose las botas, y desatarse la reacción blanquiazul, cuya insistencia fue creciendo mientras sobrevivía a una doble ocasión de los visitantes en la que Dani estuvo providencial, con dos grandes paradas a remates de Iriome y de Miquel, ocasiones encadenadas tras una pérdida de balón de Camille (56'').

Con 1-1, la aceleración en el juego provocó no pocas imprecisiones, hasta que la apuesta por invadir con todo el campo del rival fue permitiendo a Gaku caer hacia el interior. Jugando por detrás de Lozano, el japonés sacó un repertorio de pases en profundidad que terminaron por hundir al Lugo en su repliegue. Los lucenses trataban de seguir achicando desde el fondo, pero ya estaban al borde del abismo en cada acción. Martí añadió esa parte de los factores que dependen del propio Tenerife. Puso a Tyronne, fresco, por todo el frente de ataque y luego añadió a Aarón Ñíguez, un agitador más. Tanto talento junto acabó por producir el gol de Lozano. Los rivales no son capaces de resistir ese tramo de locura blanquiazul, con el Heliodoro volcado. Es una avalancha, mezcla de actitud e intensidad, o sea, mezcla de Raúl Cámara y Shibasaki.

Nada que ver con la apuesta de la primera parte. Martí ayer montó el planteamiento a partir del análisis de un rival muy peculiar, al que ya había ganado dos veces esta temporada. Puso a Rachid para darle mejor inicio a la jugada y para atacar la zona rival con cambios de orientación, y a Aitor en tres cuartos de campo con la idea de presionar la salida del balón lucense. De los primeros robos salieron las escasas opciones del Tenerife en esta mitad en la que Lozano siempre estuvo por encima de Marcelo y de Miquel. Pero, en líneas generales, el equipo de Martí no impuso su propuesta, en gran parte porque la segunda línea del Lugo manejó su superioridad de la mano de un notable Seoane.

En el intercambio de acciones de área en esta igualada primera parte, Dani hizo más que Roberto. El portero tinerfeño sacó dos remates seguidos con marchamo de gol, el segundo de Iriome en una parada prodigiosa, solo dos minutos después de que Aitor abriera el marcador, en una brillante lectura con la que culminó una acción esporádica, en la que Camille puso el balón en el área y el madrileño atacó el espacio libre y cabeceó a la red.

Era un primer tiempo de empate, igualado, tendencia que caracterizó un partido resuelto por el cambio marcha del Tenerife cuando encontró esa segunda versión, la del talento asociado, en la que parece un equipo imparable.

2-1

tenerife-LUGO

CD Tenerife: Dani Hernández, Raúl Cámara, Jorge, Germán, Camille; Alberto, Rachid; Aitor Sanz, Suso, Shibasaki y Choco Lozano. En el descanso, Vitolo entró por Alberto. En el minuto 68, Tyronne entró por Suso; en el 79'' Aarón Ñíguez, por Rachid.

Lugo: Roberto (1); Jordi Calavera (1), Marcelo (1), Miquel (1), Kravets (2); Seoane (2), Damiá (1); Iriome (1), Campillo (2), Fede Vico (1); y Joselu (0). En el minuto 37, Brayan Perea (1) entró por Joselu; en el 59'', Carlos Pita (1), por Damiá; en el 75, Sergio Gil (s.c.), por Fede Vico.

Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité Castellano Manchego). (0). En un partido sin jugadas difíciles, se inhibió a la hora de tomar decisiones que sí habrían influido en el desarrollo del mismo, como atreverse a mostrar las segundas amonestaciones. Primero se libró Alberto, al borde del descanso, y luego debieron verla Miquel y, casi al final, Seoane. También le perdonó una cartulina amarilla a Marcelo. Amonestó a los locales Germán (13''), Alberto (27''), Jorge Sáenz (48''), Aitor Sanz (86'') y Camille (89''), y a Miquel (9''), Seoane (58'') y Carlos Pita (70'').

Goles: 1-0, m. 32: Centro de Camille y Aitor Sanz entra de cabeza al primer palo y marca; 1-1, m. 47: Centro desde la derecha al que no llega Campillo, la pelota le bota a Jorge que cabecea a la red; 2-1, m. 80: Disparo de Aarón Ñíguez que toca en el poste y le cae a Lozano, que marca a puerta vacía.

Incidencias: Partido de la trigésimo séptima jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 12.829 espectadores. Mañana muy soleada, con intenso calor y terreno de juego en aparentes buenas condiciones. El Tenerife lució su indumentaria habitual y el Lugo vistió todo de negro. Antes del inicio del encuentro se depositó un ramo de flores en homenaje al delantero panameño Rommel Fernández, en el 24 aniversario de su muerte, también se guardó un minuto de silencio por la reciente muerte de Ángel Manuel Álvarez, "Camuel" ex portero del Club, y Juan Manuel Pérez, "Tuto", secretario de la Federación de Peñas.