Las consecuencias de la no celebración del Campeonato del Mundo Femenino de 2018 en Tenerife pueden ser mayores que las de quedarse sin un evento de primer orden. El acuerdo entre la Federación Española de Baloncesto y la Federación Canaria contempla un único paquete de eventos, a acontecer en la Isla hasta el epílogo de 2019. Entre ellos está la propia cita mundialista femenina; un triangular el próximo mes en el Pabellón de Deportes Santiago Martín, en el que competirían la selección española masculina Bélgica y Túnez; así como otros acontecimientos de calado.

A saber, y entre lo más destacado, el mediático combinado dirigido por Sergio Scariolo jugaría partidos clasificatorios de cara al Campeonato del Mundo de 2019, que se disputará en China, en las ventanas FIBA ya estipuladas a partir de este curso. También rendiría vista la selección española femenina, que acaba de proclamarse campeona de Europa. En este caso, las contiendas del grupo entrenado por Lucas Mondelo serían de cara a obtener el billete para el Campeonato de Europa de 2019, cuyas sedes son los estados de Serbia y de Letonia.

Todas las citas apuntadas, así como otras que serían organizadas por la Española, se podrían venir al traste con la negativa institucional desvelada el pasado jueves. Eso sí, todavía se espera que haya un giro en los acontecimientos y la decisión sea reversible. Esa es, al menos, la esperanza de los entes federativos: tanto el estatal como el regional. Así, se han dado de plazo unos días para tratar de que las obras en el capitalino Palacio de Deportes Quico Cabrera se lleven a cabo, en los términos en los que la FIBA solicita. Ese parece el principal escollo para que la candidatura única de Tenerife vea, tras el revés padecido, la luz.

A día de hoy, el Ayuntamiento de Santa Cruz, propietario de la instalación, ve inviable acometer las distintas modificaciones requeridas en los vestuarios, en los accesos o en el propio firme, entre otros aspectos. La inversión económica requerida, por un lado; los requisitos burocráticos en este tipo de casos -licitación, adjudicación...-, por otro; y la alteración en las pautas de entrenamiento y competición de los usuarios, en un tercer plano, son las trabas argüidas por el consistorio.

Todo, pese a que hace apenas unos días parecía que todo estaba cerrado entre las dos federaciones, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Laguna, el Ayuntamiento de Santa Cruz y la propia FIBA. En muchos detalles, incluido el económico (unos 4,5 millones de euros es el coste de traer el Mundial a la Isla, obras aparte). También en cuanto a los aforos. El ente mundial aceptó de entrada el del Pabellón de Deportes Santiago Martín -poco más de 5.000 aficionados- y el del Palacio Municipal de Deportes Quico Cabrera -no llega a los 4.000 espectadores-.