El Éibar comienza hoy a trabajar de cara a la próxima temporada, en la que Nano no va a vestir la camiseta azulgrana. El jugador tiene que estar hoy en Ipurúa, sabedor de que su salida va a ser dificultosa, pero convencido de que su destino final debe ser regresar al Tenerife, aunque sea en calidad de cedido hasta junio.

En el Tenerife hay confianza en que Nano acabe viniendo, a pesar de que saben que la decisión del Éibar es traspasar al jugador y no cederlo. Fran Garagarza, director deportivo azulgrana, es quien lleva el asunto. De hecho, sobre la mesa tiene el interés del Leganés en el delantero, y hace unos días recibió la llamada del Getafe, club que no llega a los dos millones de euros que pide el Éibar como punto de partida. El club eibarrés considera que la diferencia hasta los 3,2 millones que pagó por Nano ya está amortizada, por lo que intenta salvar esos otros dos millones de euros.

En el Tenerife el plan es esperar. El club tinerfeñista sabe que es muy complicado que algún club pague esa cantidad por un jugador que se ha devaluado por su ostracismo de la temporada pasada. Si falla esta previsión y avanza la opción del traspaso, la clave pasa a estar en el tejado de Nano, que es quien debe rechazar cualquier destino que aparezca e insistir en que solo jugaría en el Tenerife. El club sabe que la voluntad del delantero es firme y cuenta con ella como un arma determinante.

Una vez se produzca el escenario siguiente, o sea, que el Éibar acepte que no puede traspasar a Nano, entrará el juego otro factor: la cláusula del traspaso de agosto en la que figura que en el caso de una cesión del futbolista, es el Tenerife el que tiene la posibilidad de hacerse con sus servicios antes que ningún otro aspirante.

Una vez fichado Víctor Casadesús, pendiente de que pueda cuajar el interés por Fran Sandaza, Nano es un fichaje clave para Alfonso Serrano. Y aunque parezca lejos, el club lo ve posible.