La constancia es un elemento indispensable para cosechar triunfos en un deporte tan sacrificado como la natación. Si además los elementos se ponen en contra, estos adquieren más valor. Michelle Alonso y Judit Rolo, deportistas del Ademi Tenerife, visitaron ayer la Editorial Leoncio Rodríguez, junto a su entrenador, José Luis Guadalupe, tras cosechar el botín de cinco medallas en el recién concluido del Campeonato del Mundo de Natación Paralímpica, celebrado en la Alberca Olímpica Francisco Márquez de Ciudad de México, a 2.200 metros de altitud. Una cita, la centroamericana, jalonada por todo tipo de vicisitudes.

El terremoto acaecido a finales de septiembre en el centro y el sur del país azteca hizo suspender, en primera instancia, una competición que debía comenzar días después. Semanas más tarde se volvió a reprogramar para los primeros días de diciembre. "Todo el trabajo que habíamos hecho en altura se fue a pique. Los nadadores con más medios se volvieron a ir a Sierra Nevada o a la propia Ciudad de México semanas antes para aclimatarse", explica Guadalupe. Sus pupilas no tuvieron tal fortuna. "La organización mexicana pagó el dinero necesario para organizar el Mundial, pero en la natación convencional no veremos eso jamás. Las marcas caen. Se nota mucho la falta de oxígeno", comenta.

Lo peor se palpó sobre el terreno. "Teníamos que cuidarnos el doble. Había muchas corrientes de aire y cambios de temperatura", revive Rolo. Su compañera Alonso va más lejos. "Una vez salíamos de la piscina, teníamos que estar con la chaqueta todo el rato porque hacía mucho frío. Parecía que estábamos en el Polo Norte. Ha sido el campeonato más difícil", no duda en afirmar.

Sin embargo, también influyeron otros factores. "Había falta de organización. Los chóferes no sabían dónde estaba el hotel o se perdían. Como hay mucha congestión de tráfico en la ciudad, era un caos", sentencia el preparador. ¿Y los taxis? "No nos recomendaban cogerlos. Hay un porcentaje de taxistas que se dedican a robar a la gente. Solo podíamos coger los de Uber, que garantizan que el conductor está registrado".

La seguridad tampoco estaba garantizada. "Siempre nos decían que si salíamos era por cuenta y riesgo nuestros. Estuvimos afincados en el hotel hasta el último día", ya con la competición finiquitada para las insulares, "que salimos a un mercadillo", rememora el técnico.

Antes, Alonso y Rolo hicieron de las suyas en el agua. La doble campeona olímpica mostró el poderío que atesora en su prueba preferida: los 100 metros braza S14. "Pensé que había sido una salida falsa. Vi que no tenía a nadie al lado. Mi cabeza se volvió loca. Seguí nadando y cuando di el viraje vi a las demás". Michelle arribó a la meta y tuvo que esperar varios segundos a que llegaran sus rivales. Oro y récord del Campeonato con una "asfixia" patente.

"La sirenita de Canarias" volvió a subir al podio en dos ocasiones más, en 200 libre y 200 estilos. "Las dos medallas de bronce no las esperaba para nada. Cada una de ellas las valoro mucho por el esfuerzo que hemos hecho. Es una recompensa al trabajo de todo un año", manifiesta.

Quería estrenarse y lo hizo. Judit Rolo empezó logrando una presea de bronce en 50 mariposa S7. "Es como si me hubieran dado el oro. Michelle me decía que se sentía una sensación de emoción y de alivio, y es lo que viví". La nadadora reconoce que había "presión propia y externa" porque este curso "no había hecho" sus "mejores marcas". El broche a su primera medalla en una gran cita llegó con la plata en los 200 estilos.

La "familia", como ellos mismos señalan, compuesta por Guadalupe, Alonso y Rolo, afrontarán ahora unos "15 días de vacaciones. Son solo esos porque se pierde la forma. Sobre todo, la punta de velocidad", alerta José Luis. En 2018 tendrán el reto del Europeo de Dublín -República de Irlanda-. Una nueva oportunidad para que Michelle y Judit amplíen sus conquistas.

Alonso vino con dos kilos menos y Rolo, con uno

Otro de los grandes caballos de batalla fue la alimentación e hidratación. "No podían lavarse los dientes con el agua de la llave y solo se podía beber agua embotellada. Hubo deportistas que padecieron gastroenteritis. Tampoco se podía comer fruta ni verdura porque se desconocía con qué tipo de agua la habían lavado. Comíamos siempre pasta, arroz y pollo", desvela Guadalupe. Michelle bajó "más de dos kilos"; mientras que Rolo, "uno".

Las dos, con la condición de profesionales

El nuevo plan ADOP del Comité Paralímpico Español reconoce como profesionales a los deportistas que logren algún tipo de medalla en el Mundial. Michelle Alonso y Judit Rolo están becadas para una dedicación exclusiva a la natación hasta el 2019, cuando acontezca el próximo Mundial -será en Asia-. Rolo logró la beca por su bronce, gracias a que dejó a tres rivales -como mínimo- por detrás, según establecen las bases. La plata no le hubiera dado tal condición, puesto que apenas había dos competidoras.