Lucas Aveldaño (Rafaela, Argentina, 19/7/85), asegura que la del Tenerife es una de las mejores plantillas a las que ha pertenecido. Ese potencial hace que sea optimista con vistas a lo que queda de Liga. Eso sí, aunque admite que "hay material para revertir la situación", advierte de que la consolidación como equipo no se ha completado.

¿Qué valor le da al triunfo del pasado domingo ante el Reus?

Veníamos de muchos partidos sin ganar y se estaba hablando de la continuidad del míster. Pero siempre mantuvimos la confianza, porque sabemos que hay material para revertir la situación. Por suerte llegó ese triunfo en casa, que es donde somos más fuertes y donde no hemos perdido. Esta competición es tan pareja que si no pierdes, a la larga terminas con los de arriba. Lo único que nos queda es puntuar fuera. Ahí nos está costando. No estamos tan lejos de la parte alta de la clasificación, y eso que estuvimos varias fechas sin ganar. Obviamente, jugamos mal algunos partidos, pero en otros sí lo hicimos bien y no pudimos ganar. Y siempre se ve lo malo. Fuera de casa es otra cosa. Es otra imagen. Es el punto a mejorar.

¿En el grupo existía la sensación de tener controlada la situación?

No tanto, porque esto es fútbol y nada te garantiza que vas a sumar o que te va a ir bien. Pero veo que hay material para estar mejor posicionados. Después, hay que analizar partido tras partido y ver cómo llegamos hasta donde estamos hoy. Pero sin haber jugado bien siempre y tras los bajones que tuvimos, estamos donde estamos. Podríamos estar mejor, pero tengo la confianza de que hay buen material y que hay jugadores para encontrar soluciones. Creo que no hay que hacer grandes incorporaciones en el mercado invernal, aunque los fichajes siempre vienen bien. Para reforzar a un equipo y pelear por cosas, debes tener rotaciones y competitividad dentro del plantel. Luego, hablando de la afición, veo que la gente se enoja en el campo, pero en la calle, cada que me cruzo con alguien, solo se lamentan por determinados partidos. Es cuestión de confiar, porque sé que entre todos lo vamos a sacar adelante.

Hábleme de lo que percibe en el entorno. ¿Hay tanta presión?

No veo presión. Es más, la afición del Tenerife me ha llamado la atención en el sentido positivo. Cuando vine de Argentina en mi primera etapa, algunos compañeros que habían estado en Europa me comentaron que el ambiente no era el mismo. Pero estando aquí, en Tenerife, he extrañado poco lo que hay en Argentina, porque hay una buena afición. No noto una presión negativa. En Argentina hay otro tipo de presión. Está el tema de las barras, hay mucha política en los clubes... Hay otros intereses. Por ejemplo, cuando hay elecciones, todo se mezcla. Y si el equipo va mal, el contrario te tira palos en la rueda para que haya un entorno feo en lo futbolístico. Pero aquí no es así. De hecho, me llamó la atención nuestra afición.

¿A qué se refiere?

En la gente se nota el enojo cuando el equipo no gana. Pero yo también me enojo. Quizás está mal, pero si pierdo un partido, me paso dos días sin llevar a los niños al colegio, me encierro en mi casa... También me pongo mal, igual que la gente. Es normal que la afición se enoje cuando las cosas no van bien. Somos un equipo y el fanatismo se entiende. Esta es una Isla muy fanática del fútbol. Nada que ver con lo que me tocó vivir en Mallorca. Allí es totalmente distinto, porque es una ciudad muy turística, se mezcla todo... En un año me pidieron solo dos fotos. La gente es más reservada. Aquí se vive mucho más el fútbol. Lo noto también con mis hijos, que están jugando en un equipo. Veo cómo lo viven los padres. Y eso me gusta. También hay mucho uruguayo, venezolano... Es un entorno parecido al que nosotros mamamos de chicos en Argentina.

¿Qué opciones le da al Tenerife de alcanzar el ascenso? ¿Qué le diría al tinerfeñismo en ese aspecto?

No me gusta que a mi equipo le vaya mal, sobre todo cuando se arma como se armó. Hacer las mejores contrataciones nunca te garantiza nada. Por ahí hay muchos equipos sorpresa que no hacen los mejores fichajes y que, en cambio, ascienden o pelean. Ese es el punto en contra de las cosas cuando recién comienzan. Pero nosotros tenemos la máxima ilusión de competir y llegar a las últimas instancias con opciones. Ojalá no suframos el "playoff" y subamos directamente. Sería el mejor regalo. Y si no, el "playoff" sería un buen premio. Lo que tenemos que hacer es agarrar una rachita buena de, al menos, tres partidos ganados, porque nos daría un impulso anímico, mucha confianza... El fútbol es un 80 por ciento de cabeza, de mentalidad, de estar convencidos, de estar unidos... Y cuando vienen las victorias, es mucho más fácil trabajar. Quieres competir y volver a ganar ya. Eso es lo que estamos buscando. Sería buenísimo sumar de tres en tres antes del receso de las Navidades para volver con las pilas cargadas y que el último semestre sea el mejor.

¿Qué prevé en El Molinón?

El Sporting viene seis partidos sin ganar, pero un cambio de entrenador es motivante para los jugadores. Cuando entra otro técnico, se ven cosas que no se estaban dando. Será un partido difícil. Ya me han contado cómo es la historia en ese campo. Tendremos que hacer lo mismo que hicimos ante el Reus, pero fuera de casa. Lo único diferente será al campo. De resto, seremos los mismos dieciocho jugadores, el míster será el mismo, las porterías medirán lo mismo... Hay que sacarse de la cabeza que jugaremos fuera. Hay que tratar de jugar como hacemos en casa.

¿Qué importancia le da a dejar la portería a cero?

Tuve un míster cuyo ayudante había sido defensa y que, cuando entrenábamos con él, siempre nos decía que debíamos tener de promedio de 0,60 (goles en contra por partido) para estar entre los primeros. No más de 0,70. Y se me quedó grabado. Soy muy fanático de eso. Me gusta analizar cómo vamos en cuanto a goles en contra, y no estamos mal. Somos quintos o sextos. Igual que el delantero busca marcar, el defensa quiere que no le marquen; y si dejas la portería a cero y no ganas, piensas que, al menos, has dejado la puerta a cero, porque ese es tu trabajo. Nosotros siempre tenemos ocasiones para marcar; no menos de tres o cuatro. Y no nos llegan tantas veces. Veníamos de partidos en los que nos llegaban tres veces y nos hacían un gol. Muchas veces fue por errores no forzados. Esas rachitas hay que cortarlas. Y confío plenamente en este equipo. Esta es una de las mejores plantillas en las que me ha tocado estar. Pero las individualidades no valen. Lo que vale es el equipo, y tenemos que consolidarnos como equipo. En muchos partidos lo hemos mostrado y en otros, no. Hay que buscar esa línea recta para hacernos fuertes.

¿Qué influencia tuvo el cambio de portero en la jornada pasada?

El míster pone al que considera que está mejor. Por ahí, alguno tiene alguna característica distinta a otro, pero todos estamos en el Tenerife y todos estamos, más o menos, en la misma línea. Aquí se acostumbra a hacer planteles cortos, de 24 jugadores; en Argentina somos 30 o 32, y para un míster es más difícil elegir. Acá solo se quedan algunos fuera y hay dos o tres filiales. Pero cuando las cosas no van, siempre es bueno hacer un cambio. Para un míster es clave mantener el nivel para que el que está dentro no se relaje y el que está fuera no se caiga por no jugar.

Usted ha sido titular por tramos. ¿Siempre estuvo al mismo nivel?

Al principio jugué por determinadas cuestiones: no estaba Jorge porque iba a la selección, había una lesión... Mi cabeza va en torno a la confianza. Es todo. Cuando uno tiene confianza, le sale todo. Y cuando no es así, es muy difícil salir de ese pozo. Eso es algo que te pude dar un técnico. Y llegó un partido en el que el míster depositó en mí su confianza. Lo sentí así. Después, hay partidos en los que estás mejor o peor, y ahí entra la confianza. Si te equivocas y el míster te saca, te quita la confianza.