El jugador que se jugó las bolas calientes del choque ante el Tecnyconta Zaragoza no llevaba el 34 a la espalda -dorsal de Davin White-, como suele ser habitual. En esta ocasión fue el 10 canarista el que tomó la responsabilidad de mantener con vida a los suyos. Con 81-86 en el tanteador, Ferrán Bassas embocó un triple y, tras la pérdida maña -Barreiro, por cinco segundos-, una canasta a aro pasado -a falta de un segundo para el final- que entró llorando para forzar la prórroga.

"Pensé que la mejor opción era jugar un pick and roll y atacar a Triguero. Si me hubiesen salido las ayudas, hubiese intentado doblar el balón. He visto pasillo y no he dudado", señaló el protagonista tras el enfrentamiento. El catalán aprovechó el atisbo de bloqueo de Fran Vázquez para dejar atrás a su par, Bellas, ganar por velocidad la defensa avanzada del mentado pívot visitante y soltar el balón entre los brazos del valenciano y de Nikola Dragovic, que acudió a la ayuda sin fortuna.

Bassas acabó el tiempo reglamentario de la misma manera que inició la prórroga. Así, fue el que abrió la cuenta con un triple para el 89-86. Luego ya no pudo anotar más, pero ya había llegado a su tope en la Liga Endesa -56 partidos disputados-. Y es que sus 16 tantos superaron los 14 que le endosó al ICL Manresa, en el último partido de la competición regular en la campaña pasada.

El base hizo 17 créditos de valoración -su máximo está en 24, en dicho partido ante los manresanos-, gracias a sus cuatro de siete en triples, dos de tres en lanzamientos de dos, tres rebotes y cinco asistencias repartidas.

Una producción generada en casi media hora de juego -no descansó en la segunda parte: 25 minutos seguidos-. "Ha habido momentos en los que costaba, pero las ganas de ganar pudieron con todo".