Paco Montañés volvió a jugar el pasado domingo, en el partido entre el Tenerife y el Sevilla Atlético, después de casi seis meses de baja por el grave esguince de tobillo que sufrió el 14 de octubre de 2017, en la visita del Numancia al Heliodoro. Una vez pasado el "interminable" período de baja, el castellonense trata de ver la botella medio llena pensando que se reencuentra con la competición en la fase decisiva y con el equipo inmerso en la lucha por el ascenso. "Estoy encantado de regresar en esta situación", manifestó el jugador.

Ayer habló de su amarga experiencia por primera vez. Por una parte, contó que "fue especial" su entrada al campo en el encuentro con el filial sevillista, principalmente por la ovación que le dedicó el público. "Fue especial notar ese cariño después de haberlo pasado tan mal, así que le doy las gracias a la afición", destacó el interior.

En cuanto a sus sensaciones, indicó que lleva varias semanas "entrenando bien", aunque admitió que necesita "descansar mucho" cada tarde para que "el tobillo se recupere".

Montañés confesó que no se considera "un buen enfermo", ya que se come "mucho la cabeza" en este tipo de situaciones. "Nunca había tenido una lesión tan larga y se pasa mal", añadió. "Tener ansiedad por volver a jugar no es bueno; y el equipo médico y el entrenador me pedían que tuviera calma", continuó Paco. En este sentido, reconoció que pudo ser contraproducente establecer el tiempo de recuperación de tres meses. "Creo que, a lo mejor, al principio nos precipitamos un poco al poner una fecha", señaló para apuntar que "había dudas por lo grande que era el edema" de una lesión que calificó como "bastante grave".

Para Paco "no fue fácil" ver pasar los días sin tener claro cuándo iba a unirse a los entrenamientos. "Ver a tus compañeros preparando cada partido mientras que tú te quedas dentro, es lo peor que le puede pasar a un futbolista", aseguró Montañés.

"Ahora tenemos buenas sensaciones y así da gusto trabajar, pero es una pena haberme perdido todo el año. Psicológicamente te afecta, porque va pasando el tiempo y no juegas, y uno quiere estar ahí", finalizó.