La afición del CD Tenerife rinde homenaje este sábado a uno de sus grandes ídolos, el panameño Rommel Fernández, un delantero diferente al que el fútbol descubrió fuera de sus canales habituales, en un torneo para emigrantes, y que se dejó la vida en la carretera cuando más brillaba su estrella.

Este domingo se cumplen 25 años del accidente de tráfico que le arrebató la vida en Albacete al "Pánzer", un futbolista al que le bastaron tan solo cuatro años en el primer equipo del Tenerife para convertirse en la referencia de la afición, el héroe del ascenso de 1989 y una pieza clave en la década de oro del club.

El panameño marcó 60 goles en el plantel insular, a un promedio de quince tantos por temporada, pero su relevancia en el equipo, la hinchada y la isla en general trascendió más allá de sus números como goleador, puesto que con su entrega, su humildad, su esfuerzo y su compromiso se ganó para siempre a la exigente afición tinerfeña.

"Tenerife era su islita, él nos decía que no se sentía un ídolo, sino un amigo de todos", recuerda en conversación desde Panamá su hermana Jacqueline Fernández, quien destaca el "profundo agradecimiento" de sus familiares por todos los homenajes que se hacen cada año, ya que "lamentablemente" en su país natal "no lo han valorado como lo valora Tenerife".

Procedente de una familia humilde, Rommel Fernández empezó a dar que hablar en 1986, cuando disputó un ''mundialito'' de la inmigración celebrado en Tenerife, rememora Aguinaldo Roberto Gallon, ''Guina'', centrocampista de origen brasileño que quedó impactado por las cualidades del delantero desde el primer momento en el que lo vio.

"Era un chaval joven, muy fuerte en el juego aéreo, y un chico muy humilde que siempre luchaba para vencer y que hacía todo lo posible para ayudar a su familia", destaca Guina.

En aquella participación en el ''mundialito'', Fernández llamó la atención del ''Tigre Barrios'', entonces directivo del CD Tenerife, que no dudó en incorporarlo a la disciplina blanquiazul.

El principal hándicap para su incorporación a la disciplina blanquiazul era su condición de extranjero, que entonces no podían jugar en Segunda División B, por lo que durante su primer año en la isla jugó en el filial del primer equipo.

Barrios recuerda que una de las principales preocupaciones que le transmitió Rommel Fernández era la situación económica de su familia, por lo que todos los meses enviaba parte de su sueldo a Panamá.

Tras un año jugando en Preferente y después del ascenso de CD Tenerife con Martín Marrero, en la campaña 1987/1988 llegó su estreno con el primer equipo.

En su primer año marcó ocho tantos, pero su explosión no llegaría hasta el curso 1988/1989, cuando fue la referencia ofensiva en el ascenso a Primera División, con sus 23 goles, siendo autor de dos tantos que abrieron el camino de los canarios en la promoción de ascenso ante el Real Betis.

En la máxima categoría, el panameño firmó dos temporadas con el CD Tenerife, en las que marcó 13 y 16 tantos y afianzó a los canarios en Primera, con tal impacto en la competición que le llevó a ser el primer jugador en recibir el Trofeo EFE, galardón que desde 1991 recibe el mejor jugador latinoamericano en la liga española.

Y aquel año, no había jugadores menores en la Liga de España: los periodistas de EFE que jornada tras jornada puntuaron sus actuaciones lo prefirieron a futbolistas de la talla del Fernando Redondo (Tenerife), el mexicano Hugo Sánchez (Real Madrid), el brasileño Donato (Atlético) o el chileno Iván Zamorano (Sevilla).

Cabe destacar que en el palmarés de este trofeo se encuentran jugadores como Leo Messi, que lo ha ganado cinco veces, Diego Costa, Luis Suárez o Keylor Navas.

Para el periodista Domingo Álvarez, actual director de RTVE en Canarias, Rommel Fernández fue "un jugador crucial en la historia del Tenerife". "Marcó un antes y un después en la isla", rememora este veterano cronista deportivo, que compartió innumerables entrevistas y momentos con "El Panzer".

"Fabricó sus éxitos desde la más profunda humildad, que fue lo que le catapultó, al margen de sus cualidades deportivas", recuerda Álvarez, quien considera que Rommel Fernández llegó "en el momento clave y en la fecha decisiva y oportuna" para contribuir al comienzo de la década de oro del CD Tenerife.

Su rendimiento no pasó desapercibido para el resto de clubes de Primera División y, en el verano de 1991, el Valencia pagó 300 millones por su traspaso.

En la Ciudad del Turia le cerraron la puerta de la titularidad Penev y Eloy, por lo que el año siguiente decidió marcharse a Albacete, donde volvió a demostrar sus capacidades futbolísticas, antes de que un accidente de tráfico terminase con su vida.