Después de una gesta histórica en el voleibol nacional, el Arona Tenerife Sur no las tiene todas consigo para competir en la venidera campaña en la Liga Iberdrola. La incertidumbre ha propiciado la marcha de algunas jugadoras clave.

El conjunto presidido por Jaime Fernández Barros sigue en la búsqueda de activos que le posibiliten afrontar con garantías una nueva temporada en la élite femenina del voleibol. El primer paso fue favorable al pagarle lo adeudado a las jugadoras (los dos últimos meses de competición). Ahora, solo falta abonarle una pequeña cantidad acordada con Elzbieta Nykiel y Romina Lamas por los servicios de preparadora física y entrenadora, respectivamente. Ambas, incombustibles en el sexteto del Arona Voley, darán el paso a las funciones técnicas, abandonando así la irrupción en pista.

A las bajas de la atacante y de la colocadora, hay que sumarle la ya confirmada marcha de Nira Pérez. La líbero lagunera firmará por el CCO 7 Palmas Gran Canaria, el cual prepara un equipo para codearse con el Logroño. La continuidad de Belly Nsunguimina tampoco está asegurada, ya que ha recibido numerosas ofertas de otros equipos de Superliga.

El presidente de la entidad sureña, fiel a su transparencia, una vez acabada la temporada le anunció a las jugadoras la situación económica del club. "El apoyo por parte del Ayuntamiento de Arona ha sido inmejorable. No obstante, nos falta apoyo y cumplimiento de las empresas patrocinadoras. A día de hoy no puedo garantizar el salir a competición en Superliga 1. Se lo he transmitido a las jugadoras para que, si les llega una oferta y la consideran buena, se marchen", revelaba Jaime Fernández.

A las aroneras, que acabaron terceras, les correspondería una plaza de la Challenge Cup y la disputa de la Supercopa ante el Logroño. "No podemos salir a toda costa y hacer el ridículo. Tenemos que garantizar la viabilidad y cumplir con lo prometido", reconocía Fernández ante una incógnita que se resolverá en junio.