Aliou Cissé (Ziguinchor, Senegal, 24 de marzo de 1976) es el único seleccionador de raza negra en el Mundial, el más joven de las 32 selecciones y el peor pagado (unos 200.000 dólares anuales). Nada de esto le impide tener a los nuevos "Leones de Teranga" a un paso de los octavos de final en la segunda participación del país en una Copa del Mundo. Ya lo consiguió en la primera, en Corea y Japón''2002. Pero aquella primera hazaña tiene un padre: Bruno Metsu.

El técnico francés, fallecido en 2013, obró el milagro en apenas dos años de estancia en el cargo. La primera clasificación senegalesa para esta gran cita cambió las miradas de desconfianza hacia aquel europeo de tez blanca, pelo largo y ojos claros por las de admiración. "África me conmocionó desde el principio, había valores auténticos como la amistad y la solidaridad que hacía años habíamos perdido en Europa", dijo en su momento el preparador galo que acabó casado con una senegalesa y convirtiéndose al Islam. De hecho, aunque falleció en su pueblo natal de Coudekerque-Village, pidió que sus restos fueran trasladados a Dakar.

El seleccionador actual era la extensión de Metsu en el campo, el mediocentro de la Senegal que en 2002 liquidó a Francia en el partido inaugural del Mundial y avanzó con ilusión más allá de la fase de grupos. Llegó a cuartos de final, donde Turquía frenó en seco la trayectoria del que ya era "equipo de todos". Cissé, que conocía a su entrenador desde sus primeros pasos en Lille o Sedan, le ayudó a convencer a aquellos futbolistas que dudaban sobre la conveniencia de defender los colores del país africano. Forjó unidad en aquel grupo y, por eso, ahora se apoya en algunos de sus compañeros de entonces como ayudantes (Tony Sylva, Omar Daf y Lamine Diatta).

"Estoy emocionado por poder transmitir nuestra experiencia a los jugadores. La gente en mi país recuerda mucho el 2002, pero es normal porque aquel equipo, al que tuve la suerte de pertenecer, hizo historia", evoca un Cissé que está convencido de que "algún día un equipo africano, un país africano, ganará el Mundial porque vamos por buen camino". Lo sabe de buena tinta uno de los 14 privilegiados técnicos locales que han dirigido a una selección del continente en sus 44 participaciones mundialistas.

Cissé es algo más que el capitán de aquella selección a la que ahora se mira al espejo la actual. Es casi un líder espiritual. Siempre miró por su país. Incluso, cuando la tragedia golpeó a su familia. Perdió hasta a doce miembros de la misma entre tíos y primos por el hundimiento de un barco que cubría la ruta entre su localidad natal y Senegal. "Entré en pánico rápidamente. Creí que aquella noche no iba a acabar nunca", recuerda el ahora técnico que primero se centró en un importante partido que tenía horas después y luego se entregó a colaborar con los afectados. Donaciones, un partido amistoso para recaudar fondos?

Así es Aliou Cissé, el hombre que ahora trata de ayudar a los Sadio Mané, Keita Baldé y compañía a que le sucedan en la memoria de los senegaleses. Hoy, antes de saltar al campo para jugar contra Colombia, les repetirá: "Defendéis a un país y a una raza, no lo olvidéis".