José Luis Oltra inició su rueda de prensa de presentación como entrenador del Tenerife admitiendo que había "cumplido un sueño", el de regresar a un club en el que vivió los "tres mejores años" de su carrera, "juntando lo personal y lo profesional". Además, indicó que se marcaba el objetivo de "recobrar la ilusión" del tinerfeñismo.

¿Tuvo siempre vivo el presentimiento de que iba a regresar?

Tenía miedo de emocionarme en esta rueda de prensa. Cuando me fui, hablé desde el corazón y recuerdo que me preguntaron si dejaba la puerta abierta al retorno. Dije algo así como que dejaba una puerta, una ventana, cualquier orificio... Siempre he seguido al Tenerife, estuviera en la categoría que estuviera, y hasta ahora no se habían dado las circunstancias para volver, porque cuando yo estuve sin equipo, el club tuvo entrenadores que estaban realizando un grandísimo trabajo, o porque era a la inversa. Se cumple un sueño porque sabía que en algún momento iba a regresar. Y espero que esta segunda etapa sea muy larga y fructífera, y que al final el sentimiento sea el mismo.

¿Cuánto ha cambiado Oltra?

Futbolísticamente he cambiado poco; mi estilo está definido. Con el tiempo vas ganando en experiencia, en el manejo de situaciones externas e internas, en cosas de los entrenamientos... Vine por primera vez con un "ratito" en la categoría y ahora llevo más de trescientos partidos. Eso te da un bagaje. Creo que soy un poco mejor entrenador, aunque eso a veces no se refleja en los resultados.

¿Era un riesgo volver ahora? ¿Qué le parece la plantilla?

Con las circunstancias actuales deportivas y económicas, que no son lo principal, a otro club no habría ido, pero vine por el cariño que le tengo al club, a la Isla y a toda la gente, y por el cariño que recibo. Y también porque esta plantilla tiene muchas opciones. Aunque no fui partícipe de su configuración, tengo que adaptarme a las circunstancias. Las pretemporadas son importantes, pero no son definitivas. Llevamos solo cinco jornadas y hay tiempo para ir, sin prisa pero sin pausa, intentando mejorar. Creo en este proyecto, creo en el club y me siento como en casa. Me siento un chicharrero más, y lo digo desde el corazón. Me emociona volver a escuchar palabras como guagua, fisquito, chola, guachinche... Son cosas que me han quedado y con las que me identifiqué mucho. Todo eso unido a lo deportivo, que es lo principal, hace que crea en este proyecto y que esté aquí con mucha ilusión.

¿En qué incidirá primero?

Cuando sucede una cosa de estas, el estado de ánimo no es el más apropiado. Si se produce un cambio, los resultados no son los esperados y los futbolistas saben que ellos tienen más incidencia que nadie. A los jugadores les sabe mal que haya pasado esto, así que hay que intentar contagiar ilusión y convencimiento, hacerles ver que son muy buenos y que lo tienen que demostrar. Luego, a nivel táctico sí voy a cambiar alguna cosa, y no digo que hubiera algo mal, sino que cada entrenador tiene su idea.

¿Cuáles serán las señas de identidad del Tenerife?

Todos los entrenadores buscamos lo mismo: equilibrio. Y eso se consigue atacando y defendiendo bien. Esa es la teoría; luego hay que tener en cuenta muchos aspectos. Contaré una anécdota. Cuando llegué por primera vez al Tenerife, alguien me saludó en Los Rodeos y no me dijo que ganara el derbi o que ascendiera, me pidió que el equipo jugara bien. Luego está el debate de qué es jugar bien. Para mí, es tener equilibrio. A veces, despejar un balón es jugar bien. Aquí hay una cultura de tener buen manejo, así que intentaremos proponer y llevar el peso del juego. Luego veremos qué nos permiten los rivales y la categoría.

¿Cuál cree que es el punto fuerte del equipo?

Queda para el análisis interno, pero la plantilla está compensada, es competitiva, al entrenador le da opciones de diferentes dibujos, tiene mucho talento de medio campo hacia delante, fortaleza y equilibrio, poca distancia entre el que participa y el que juega menos, muchas virtudes...

¿Es prioritario recuperar la mejor versión de Nano y Naranjo?

De todos, pero de ellos en especial; al ser delanteros, viven del gol. Es cuestión de dinámicas. Nano, Naranjo... o también Malbasic. Cualquiera es importante.

¿Se notará su mano en Córdoba?

Me gustaría que se vieran cosas y a un equipo como he visto hasta ahora. Fue una injusticia que el Tenerife no ganara al Reus, pero esa es la grandeza de este deporte. Eso ha permitido, por suerte o por desgracia, que esté ahora aquí. Cuatro entrenamientos dan para mucho y, a la vez, es muy poco. ¿Se notará mi mano? Si el equipo gana, todo el mundo dirá que sí, y si no, hablaremos de otra cosa.

¿Se plantea el ascenso?

Se dan todos los condicionantes para que todo el mundo se ilusione. Hay que ir paso a paso. No voy a hablar de objetivos a largo plazo. De momento pienso en Córdoba y en intentar lograr tres puntos que nos darían un estado de ánimo mucho mejor. En un tiempo valoraremos lo que la competición nos permite pensar y soñar. Estoy convencido de que este es un equipo para aspirar a lo máximo, a todo, pero sabiendo que esta categoría es muy complicada. Vengo con toda la ilusión, y lo que he recibido es confianza y ganas por parte del club. Ahora quiero contagiar a los futbolistas, que son los protagonistas de esta película.

¿Ha pedido fichajes en enero?

Evidentemente, no. Como todas las plantillas, esta es susceptible de ser mejorada, pero es muy buena, tiene muchas opciones, mucha calidad, mucho talento... Vamos a verlo, igual que el objetivo. El mercado de invierno lo veo como algo lejanísimo.

¿Qué papel juega el entorno?

No tengo capacidad para manejarlo. Cada uno tendría que reflexionar. Sé que la afición no va a fallar; va a estar, va a apoyar, nos va a dar puntos... El Heliodoro es especial. Estoy seguro de que ilusión, trabajo, intensidad y ganas no nos van a faltar. Y no señalo, pero los entornos son muy importantes. Los medios generan opinión y pueden ayudar al propio futbolista en la confianza, o a la afición a que venga más o menos tranquila al estadio. Cuando las cosas salen bien, es porque generalmente todo va de la mano. Y si salen mal, es porque generalmente hay distanciamiento, enfrentamiento, discusión, dudas... Yo puedo lanzar mensajes, pero cada uno, con su micrófono, su papel o su cámara, tendrá que ayudar o hacer lo que entienda que es bueno, porque una crítica también puede ser buena desde el punto de vista constructivo. Pero la crispación no va a ayudar a nadie.

Suso dijo en 2014 que usted no valía ni como entrenador ni como persona. ¿Le preocupa este tema?

Suso es un tío extraordinario y dice lo que piensa. En ese momento tuvo esa sensación. Luego nos hemos enfrentado y nos hemos saludado con respeto. No hemos hablado de esa situación y no creo que haga falta. Hablaremos, pero no por esas declaraciones, sino porque es uno de los capitanes, es de aquí, es determinante en el campo, tiene su bagaje y siempre me ha gustado. En aquel momento tomé unas decisiones, junto con el director deportivo (cederlo al San Isidro), y ya está. Con él no habrá ningún problema. Corto de raíz que esto suponga algún tipo de pega o una entrada mala en el vestuario. Lo admiro profesionalmente, ha crecido muchísimo desde que lo entrené en aquella pretemporada (2007). Ahora es un hombre importantísimo en el que me tengo que apoyar y del que tengo que sacar, como a los demás, el mayor rendimiento. No hay "caso Suso".