El 12 de diciembre de 2015, en el Pabellón de Punta Larga -Candelaria-; el 20 de mayo de 2017, en el Pabellón Municipal Quico Cabrera -Santa Cruz-; y el 22 de septiembre de 2018, en el Terrero Los Mejías del Complejo Deportivo Pablos Abril -Taco-, son fechas que tienen en común a un hombre levantando los puños y con un título bien ceñido a su cintura.

Maikel García demostró el pasado sábado, en el combate de fondo de la velada Golden K1 Tenerife, que es muy difícil batirle en casa -no ha perdido ninguna pelea profesional en la Isla-. El santacrucero venció, por decisión unánime de los jueces y tras cinco asaltos de alto voltaje, al ucraniano Sergei Kuliaba para ajustarse el Campeonato Intercontinental de la International Professional Combat Council -IPCC- en 70 kilos.

Un entorchado para sumar al Campeonato de España de 69 kilos, cosechado hace casi tres años frente al cántabro Jairo Díaz; y al Campeonato del Mundo de la Strikers League de 71 kilos, obtenido el pasado año ante el chino Zhou Tao. Ambos descansan a buen recaudo bajo sus dominios.

La lucha canaria, que suele jalonar la actividad del recinto lagunero, dejó paso a una noche de deportes de contacto en la que el de Añaza supo gestionar las emociones y el tempo de un combate "muy duro desde el primer asalto", como reconoció minutos después de su victoria el propio campeón tinerfeño.

Kuliaba comenzó a por todas desde el inicio, intentando romper la compostura de Maikel con repeticiones de "low kicks". El local contemporizó a fin de conocer cómo venía su rival.

A partir del segundo asalto, García ya puso toda la carne en el asador. Conectó algunas manos que llegaron al rostro del ucraniano. En el tercero, el fajador insular encontró nuevas fugas con una serie de directos y de ganchos, que propiciaron que las piernas de su adversario comenzaran a flaquear. Mas Maikel mantuvo la mente fría ante el impulso de un enfervorizado público. "Vi que lo conecté con un par de manos bien claras, pero sabía que tragaba mucho. Viene de pegarse con gente muy buena y no lo han podido noquear".

Su objetivo era "trabajar los cinco asaltos" y así fue. Una de las claves era evitar el cuerpo a cuerpo. "Él venía con el tarea del enganche más trabajada, dado que procede del muay thai. La verdad que ahí me vi un poco superado".

Viéndose por debajo en las cartulinas, Sergei quiso forzar más situaciones de corta distancia, llegando incluso a recibir apercibimientos del árbitro por mala colocación de su cabeza. Solo fue amonestado tras un cabezazo en la nariz del deportista insular en el último asalto. "Lo noté porque vengo de una lesión en esa zona, pero estoy bien", apuntó.

La decisión unánime de los jueces no dejó lugar a dudas sobre quién había sido mejor. "Poco a poco supe darle la vuelta a la pelea y creo que del segundo al quinto asaltos fueron míos".

Después de un transito complicado en los últimos meses tras la rotura de los huesos propios de la nariz -diagnosticada meses después de que acaeciera-, Maikel quiso dedicar este cinturón a su entrenador, Moisés Ruibal. "He tenido ganas de dejarlo, pero él siempre me supo levantar. Sabía que en un par de meses iba a estar listo, como ha sucedido".

También ofreció su conquista a la afición, con la que se mostró "encantadísimo. Siempre se entregan al 100% conmigo. Me siento muy querido por todos. El terrero me gusta porque, aunque sea pequeño, noto a la gente muy cerca. Fue una olla a presión", explicó.

Maikel volverá a la acción el "10 de noviembre, con un cuadrangular en Bilbao". Eso sí, no pierde de vista las grandes citas que traen aparejadas títulos. De momento, ha disputado cuatro y solo ha perdido uno, en Dinamarca contra el marroquí Youssef Assouik -Mundial ISKA-. La revancha no pudo llegar en el Enfusion Tenerife de mayo, pero a García le gustaría que fuera "cuando él quiera. Me veo preparado para ello".