No pudo ser. Jacob "Caco" Barreto cayó a los puntos, por decisión unánime de los jueces (118-111, 117-111 y 115-113), frente a Sebastián "Látigo" Pérez, en el combate en el que se dirimían los cinturones del peso gallo de la Unión Europea y de España.

El vasco hizo historia en su casa, en el Polideportivo Municipal de Galtzaraborda -Rentería, Guipúzcoa-, dado que ha sido el primer español en hacerse con un entorchado unificado.

Según explica el propio tinerfeño, entró "muy frío" a la contienda, permitiendo que su rival se hiciese con los dos primeros asaltos. Barreto cogió su distancia -había 12 centímetros de altura de ventaja a favor del púgil de Añaza- y se llevó los tres siguientes, "hasta el quinto". Se fueron repartiendo los "rounds" hasta que llegó el noveno, donde el local fue superior.

"Mi problema fue la falta de confianza en mí mismo", reconoce el santacrucero. "Tiré muchas manos, pero no le hice el daño que esperaba". Sin embargo, "el tiró pocas". Pérez sí llegó con crochés y volados.

Barreto opina que notó en exceso su falta de experiencia: "Era la primera vez que hacía un combate a 12 asaltos. Aunque fui dosificándome, no tuve mi noche", relata el boxeador.

Además, también sintió en su cuerpo el viaje. "Creo que me pasó factura". Y es que era la primera vez que Caco competía fuera de casa.

Con todo, "firmaría la revancha", aunque el combate fuese "otra vez en su casa". Látigo tendrá que elegir entre un título y otro. "Creo que se quedará con el europeo, pero es difícil que vuelvan a nombrarme aspirante tras perder".

En cualquier caso, su objetivo es volver al cuadrilátero "antes de final de año", apunta el tinerfeño.