Paco Montañés cumplirá este domingo un año exacto desde que una durísima entrada de Grego Sierra le hizo parar durante gran parte de la temporada pasada. Era el 14 de octubre de 2017 y su reaparición no se produjo hasta el 8 de abril de 2018. Fueron casi seis meses de una recuperación que no siempre avanzó al ritmo deseado. Ahora ese esguince grave de tobillo "está olvidado" y el castellonense disfruta "con cada minuto" y siempre con la idea de que cada vez sean más.

Habrán empezado la semana deseando dejar atrás lo sucedido en Mallorca.

Está claro que hay que olvidarlo para que no te condicione el siguiente partido, pero sí hay que tener presente en lo que fallamos para que no se repita.

¿Y tienen claro en qué fallaron?

Falló todo. No empezamos bien y se nos fue de las manos. Pasaron cosas que no se pueden repetir. Encajamos muchos goles. Puede pasar que haya desastres como el del otro día. Durante la temporada pasa alguna vez.

Y eso que hubo un tramo bueno tras el 2-1.

En el descanso te puedes sentar y hablar las cosas. Nos dimos cuenta que no podíamos salir así y creo que el equipo salió mejor, con otra mentalidad. Después del 2-1 se veía que se podía remontar, pero el tercero nos mata.

Fuera hay mucho debate con la línea defensiva, que si cuatro que si cinco? ¿Tiene algo que ver con lo del otro día?

En mi opinión no. Dentro no tenemos debates así. El míster puede jugar con tres o con cinco. El sistema no nos preocupa, sino tener las cosas claras. Creo que las estábamos teniendo y que esto ha sido un lapsus.

¿Está el equipo en proceso de adaptación a una forma de jugar tan distinta a la del anterior entrenador?

Puede, pero eso no sirve. Hemos cambiado de entrenador y vale que cada uno tiene una idea un poco diferente. Pero no hay excusa para lo del otro día. Creo que nos hubiera pasado con cualquier entrenador y en otras circunstancias.

¿Estaba muy enfadado el míster?

El míster y todos nosotros. Si pierdes y das otra imagen, puedes encontrar cosas positivas. Pero del otro día hay poco que rescatar. Casi nada.

¿Pesa la clasificación o a estas alturas no es algo importante?

Pesa. Muchas veces no hay ni que mirar la clasificación a estas alturas. Llevábamos dos semanas con buenas sensaciones y hay que quedarse con eso. Tenemos que sumar de tres en tres, vayas tercero o último. No hay que volverse muy loco mirando la clasificación.

Ahora toca revertir esas sensaciones y transmitirle otras cosas a la afición, que anda desilusionada y frustrada.

Por supuesto que el partido del otro día fue muy malo y hay que quitarse esa sensación. En casa siempre damos la cara y siempre estamos bien. Ya estamos en ello, aunque al principio de la semana nos costó. Ha sido un palo duro, pero ya estamos centrados en el Lugo. Tenemos que recuperar la confianza.

Tienen que llevar ese peso en la mochila de ver que las cosas no salen.

En el fútbol la confianza es clave para cualquier jugador. Lo es todo y es verdad que al no haber empezado del todo bien, eso se nota. Falta esa confianza que te puede dar un partido en el que salga bien todo y se metan varios goles. Estamos esperando eso. Del partido contra el Cádiz salimos bien y por eso lo de esta semana ha sido un palo.

¿Hay tiempo aún para todo?

Por supuesto. Hay tiempo para todo. Hasta la última jornada hay tiempo. Tenemos buen grupo, buen equipo y un buen entrenador. Creo que poco a poco, pero empezando este domingo contra el Lugo, tienen que ir saliendo mejor las cosas.

¿Qué le ha aportado José Luis Oltra al equipo que no tenía?

Cada entrenador es un mundo. A José Luis le conozco de hace muchos años. Él conoce mucho la categoría, tiene mucha experiencia en ella, y lo que está intentando es transmitir esa seguridad de ser un equipo de Segunda que sea muy fuerte defensivamente pero con los conceptos ofensivos claros. Viendo lo que nos está transmitiendo, desde que cojamos la dinámica que él quiere creo que las cosas van a ir bien.

En lo personal, ¿has notado el cambio?

Él sabe lo que yo puedo dar y así me lo ha transmitido. Poco a poco voy teniendo minutillos al final de los partidos y me voy encontrando bien. Al final es ponérselo difícil y que haya una buena competencia. Estoy luchando para tener más minutos.

Poco a poco se va acercando al once.

Bueno, así tiene que ser. Todos los compañeros tenemos que pelear para ponérselo difícil al entrenador y al que está jugando. En el fútbol no puedes relajarte. Trato de dejarlo todo sean cinco minutos, diez o media hora, y espero ir ganando confianza para que el míster me pueda dar esa oportunidad.

Supongo que esa paciencia se gana con la experiencia.

Por supuesto, después de unos años eres más cauto y más frío a la hora de tomar decisiones. Eso también se aprende. A mí me dan tres minutos e intento dejarlo todo. Luego saldrá bien o mal, pero lo que importa es lo que puedes aportarle al equipo en esos minutos tratando de analizar qué necesita en cada momento.

Cuando ve a compañeros más jóvenes, como José Naranjo, a los que no les terminan de salir las cosas bien, ¿les hace alguna recomendación?

A José hay que ayudarle poco. Es un pedazo de jugador un fenómeno como persona. Me llevo extraordinariamente bien con él y sabe que tiene que estar tranquilo. Tiene calidad, mucho futuro, está trabajando muy duro y sé que las cosas le van a acabar saliendo bien.

El próximo domingo se cumple un año de su lesión contra el Numancia. ¿Lo sabía?

No, la verdad es que no. ¡Un año ya!

¿Qué queda de aquello?

Un mal recuerdo. Cuando te tiras casi siete meses sin jugar es un fastidio. Si sumas, llevo casi un año sin continuidad. Eso lo nota cualquier futbolista cuando salta al campo. Ya me he olvidado de la lesión, tengo bien el tobillo y ahora solo me queda trabajar.

Trabajar para que se vea al mejor Montañés.

Sí, ojalá pueda demostrar todo mi potencial. Aquí no he tenido la suerte de encontrarme bien y disfrutar de mi juego, de todo lo que puedo dar. Estoy ansioso, con muchas ganas de demostrarlo.