Dicho y hecho. El boxeador capitalino oriundo del barrio de Añaza, Adán Silvera, proyectó su nombre a la cúspide de los cuadriláteros del peso supermedio. Con un nocaut derribó sobre la lona al destacado Mariano Hilario "Tiburón". La conquista del cinturón, paralelamente, le da la posibilidad de pelear por el título de la Unión Europea.

Tal y como había expresado en este diario, Adán Silvera era consciente que se jugaba un "doble o nada". Al final, apostó fuerte y se impuso a un rival que ya sabe lo que es disputar el cetro continental. La alegría en sus preparadores y acompañantes era ostensible; de hecho, una vez finalizada la cuenta por el árbitro saltaron a la lona del cuadrilátero del Polideportivo Fernando Martín de Fuenlabrada (Madrid).

El fajador santacrucero iba con la convicción de ganar lejos de su tierra natal y ante un púgil de renombre. Mariano Hilario "Tiburón", después de criarse en Lanzarote, pasó a residir en Madrid, con lo cual tenía a su favor el público. Según lo acontecido en otras plazas, los jueces, en caso de igualdad al término de los 1o asaltos, tenderían a considerar mejor la actuación del boxeador local; por lo tanto, era vital para Silvera debilitar al rival lo antes posible.

El planteamiento que había preparado durante meses lo ejecutó según lo previsto. Silvera salió muy fuerte y, con su peculiar "stricker", golpeó al "Tiburón". El ataque se vio complementado con una buena defensa en la que esquivó varios intentos del dominicano. El primer asalto se saldó con igualdad máxima entre ambos contendientes. Se habían probado, pero inminentemente, Silvera había obtenido mayor número de puntos. Tocaba seguir apretando.

En el segundo asalto, así como en el tercero, impuso un buen ritmo que desgastaba al local. Volvió a ser superior.

La antesala a la victoria definitiva. En el cuarto asalto, el capitalino se mostró entero, pese a no estar acostumbrado a veladas a diez asaltos -solo había peleado a diez asaltos en la derrota que sufrió en el Mundial WBC-. Llegó a someter a su rival haciéndole una cuenta de protección. Las sensaciones positivas aumentaron en su figura. En la esquina, su entrenador, José Febles, le dotó de unas consignas y un ánimo que potenciaron a Silvera para saltar por quinta vez al "ring".

Indudablemente, la cuenta había hecho mella en Mariano Hilario. Era el momento de atacar y el tinerfeño lo sabía. Su superioridad era más que notoria y, con un espectacular derechazo, derrocó a la fiera. El árbitro le hizo la cuenta, el K.O. era una realidad tangible.

Los acompañantes de Silvera se subieron al cuadrilátero para elevar a una figura que ya está en la cima nacional, pero que aún no ha tocado techo.

Adán Silvera ha sabido reponer con trabajo lo que el bagaje de años no le ha dado. De cierta manera, en la figura del de Añaza, Tenerife empieza a ver la luz en el deporte de las 16 cuerdas. Lo siguiente, pelear por Europa.