A sus 86 años, el japonés Yuichiro Miura está entrenando para un nuevo reto en su apasionante vida, ascender al Aconcagua, mientras sueña con coronar por cuarta vez el Everest y batir su propio récord como la persona más longeva en hacerlo.

El Aconcagua "es realmente una montaña maravillosa. Tiene una cima de unos 7.000 metros de altura y me da sensación de que me estoy acercando al universo", relata el esquiador en una entrevista con Efe.

La lista de sus méritos se extiende por los siete continentes y ha conquistado picos tan elevados como el Kilimanjaro (Tanzania), el McKinley (Alaska) y el Elbrús (Rusia), aunque su mayor hito es el triple ascenso al Everest con 70, 75 y 80 años.

El amor por el esquí y la montaña se lo inculcó su padre, Keizo Miura, uno de los primeros esquiadores profesionales de Japón, algo que él mismo ha transmitido a hijos y nietos.

"Mi padre estuvo esquiando hasta que tenía 101 años. Tengo varios hermanos y todos practican el esquí", dice Miura sobre su familia, que le ha acompañado en varias de sus expediciones. De sus tres hijos, el más joven ha participado en la categoría de esquí acrobático de los Juegos Olímpicos.

La próxima aventura del octogenario comenzará en Argentina, el próximo 2 de enero, con el arduo ascenso al Aconcagua, un monte cuya cima ya conquistó treinta años atrás.

"Dicen que solo un 30 por ciento de las personas, que me imagino que están sobre los 40 años, consiguen llegar a la cima de Aconcagua. Tengo el doble de edad, pero me gustaría realizar este desafío", explica el esquiador.

La nueva expedición del nipón tiene dos objetivos: llegar al punto más alto y descender con los esquís, algo que será posible en enero cuando el monte todavía conserva la nieve.

Sus familiares están acostumbrados a las expediciones y, a pesar de que no puede evitar que se preocupen, Miura subraya que "está bien mientras pueda volver sano y salvo". Ni los problemas de salud ni la cercanía a la muerte en algunos de sus ascensos le han impedido continuar con su afición.

"He sufrido una enfermedad cardíaca, me rompí los huesos y fui herido grave cuando ya tenía más de 70 años. Dijeron que era imposible curarme", recuerda Miura, que "afortunadamente" se recuperó para volver a sus aventuras.

"Los que estamos en este mundo hemos vivido momentos de peligro y algunos hemos sido salvados, aunque otros murieron. Yo mismo tengo muchos amigos que perdieron la vida", relata el alpinista, que admite "no saber" cómo ha sobrevivido hasta ahora, algo que achaca a la suerte.

El desafío más duro para Miura fue, sin duda, la expedición al Everest con 80 años: "Tuve suerte y pude regresar a casa, pero me quedé al borde de la muerte". Aun así, sobrevivió y se convirtió en el hombre más longevo del planeta en alcanzar la cima más alta de la Tierra.

Miura es consciente de su avanzada edad y admite que cada vez se le hace "más difícil subir y vivir en las montañas", pero confiesa que no ha abandonado su sueño de subir al Everest una vez más, cuando cumpla los 90 años.

"Si no llego a la cima, hay muchas montañas más, así que voy a seguir desafiándolas. De todos modos, voy a subir grandes montañas antes de cumplir 90 años y volveré a subir el Everest", afirma el montañero.

Por ahora, le espera el monte andino, para el que entrena cada día caminando con zapatos de dos kilos y cargando una mochila que pesa otros 20, con el fin de prepararse para el lento ascenso y posterior descenso que le llevarán aproximadamente un mes.

Precisamente, el consejo de Miura a los aventureros que quieran afrontar tales desafíos es que lo hagan "sin prisa", que tengan en cuenta "el tiempo, la fuerza de uno mismo y la capacidad del equipo".

Y, principalmente, agrega, "que lo hagan con ánimo y sin renunciar".