Una fiesta que aguó una efeméride, la de los 1.000 duelos ACB del Granca. El Canarias le tiene cogida la medida al Herbalife Gran Canaria, buena prueba de ello es que de los tres últimos compromisos en feudo claretiano, se ha llevado el triunfo de todos y cada uno de ellos. Los canaristas fueron mejores que los grancanarios en todo, inclusive en su fuerte, en jugar a tanteador alto. El buen comienzo firmó un buen epílogo.

Con un balance de cinco victorias y tres derrotas, el Iberostar, que afrontará un particular "tourmalet" -se verá las caras con Valencia, Barça Lassa y Baskonia- en el siguiente mes, con el triunfo en el derbi gana en confianza y adquiere un "colchón" que le permite seguir encaramado a las plazas nobles y, paralelamente, descartar en la práctica a un rival directo en una de las Copas más caras de los últimos tiempos.

El Iberostar Tenerife comenzó aplicando la teoría que lo ha llevado hasta las victorias. Los de Txus Vidorreta, con una defensa muy bien ajustada, llegaron a maniatar a los claretianos. Prueba evidente de ello, dos pérdidas y una falta personal amarilla. Los aurinegros se fueron a un 4-12 que arrancó los primeros silbidos en la disconforme afición del Granca. Salva lo paró y, en cierta medida, palió los problemas que acusaba su equipo -consiguió un parcial de 7-1-. No obstante, cuando el Gran Canaria intentó levantar la cabeza, el Iberostar contestó para acabar el primer período con una ventaja de ocho puntos (14-22). Aparte del resultado, los amarillos se vieron lastrados por un Pasecniks que ya acumulaba dos faltas personales.

En el segundo cuarto, el Granca se sintió cómodo y, a través de dos triples consecutivos de Rabaseda, emprendería el camino hacia su naturaleza, preponderar en tanteadores altos. La paridad fue dominante y llevó a la igualada a 27 créditos. Entonces, el Iberostar presionó el acelerador y descompuso el planteamiento de Maldonado, que había parado la hemorragia desde el perímetro con dos tiempos muertos (43-49).

El descanso desconectó a los contendientes en parcela ofensiva. La ansiedad del rival se dejó notar en unos minutos en los que el Iberostar fue perseverante. Tras las dudas, Salva recurrió a Eriksson. El tirador sueco entró y puso en pie al Arena con un triple (57-58) que, de manera inmediata, contestaría y replicaría Bassas. Con el 60-65 se llegó al último tiempo.

La excelencia definió el choque. Los de Aguere, que habían llevado la voz cantante durante todo el partido, hicieron caer en la desesperación a todo el recinto de Siete Palmas. Gillet inició, desde el triple, el camino hacia un parcial de 0-13 (60-73) que levantó a los acérrimos locales de sus asientos para enfilar hacia la puerta de salida. El hastío e impotencia se contagió al "roster" claretiano para acabar cayendo (77-91). Victoria coral que hunde al Gran Canaria.