El mal inicio de temporada del CD Tenerife se cobró ayer su segunda víctima: Alfonso Serrano. El hasta ahora director deportivo blanquiazul pactó con el presidente, Miguel Concepción, su salida anticipada, amparándose ambos en el bien de la entidad. Hace algunas semanas, el profesional vallisoletano había puesto su cargo a disposición del mandatario palmero para que este eligiera su fecha de salida. Entonces, en la resaca del empate a cero contra el Lugo en el Heliodoro, se fijó el mes de febrero como el más conveniente para su desvinculación.

Concepción había pedido un último servicio al que era responsable del área deportiva tinerfeñista: acometer las reformas necesarias en la plantilla durante el mes de enero de 2019. La idea del dirigente blanquiazul pasaba por ganar tiempo, con la confianza de mejorar los resultados de forma notable antes del mercado de invierno, para poder elegir al mejor director deportivo posible con vistas a la próxima temporada.

Sin embargo, la reacción esperada no se ha producido y la proximidad con los puestos de descenso han cambiado el escenario previsto. La presión del entorno, que ha llegado a ser insoportable para Serrano, y hasta la petición de decisiones entre los empresarios más cercanos al presidente del Tenerife han desembocado en la decisión final. Al director deportivo, que inició su segunda etapa en el club en 2014, no le ha favorecido la imagen ofrecida en Pamplona por el conjunto que ahora dirige José Luis Oltra ni las formas de Rodri (una apuesta personal suya) en la salida al Extremadura.

Serrano, que llevaba casi un mes fuera de la Isla al unir sus vacaciones con dos viajes de trabajo, tenía previsto regresar a la Isla esta semana. El desgaste de su imagen era tal que, de forma natural, surgió el acuerdo. El final abrupto cierra un ciclo en el que ha fichado a cuatro entrenadores (llegó con Álvaro Cervera en el cargo) y hasta 56 futbolistas en cinco campañas y diez ventanas de mercado disponibles (11 refuerzos llegaron en el mes de enero). Como curiosidad, dos no llegaron a debutar (Juan Carlos García y Darixon Vuelto).

De ellos, 37 fueron futbolistas españoles y 19 de otra nacionalidad. Muchas de las incorporaciones realizadas llegaron mediante una cesión (19) y hasta 32 solo militaron una temporada (o seis meses) en el CD Tenerife. Además, repescó hasta cuatro jugadores de la cantera (Nano, Alberto, Carlos Abad, Abel) y firmó traspasos que reportaron a la entidad más de 5 millones de euros.

Serrano llegó al Tenerife para trabajar junto a Álvaro Cervera, al que Concepción había confiado el mando de la gestión deportiva. Aquella mezcla nunca fraguó del todo y, en febrero de 2015, el presidente decidió destituir a un Cervera asfixiado por las críticas y en medio de un ambiente infernal. El profesional vallisoletano eligió a Raúl Agné como entrenador. Lo conocía de su etapa anterior en el Recreativo de Huelva y el aragonés cumplió, aunque con apuros, el cometido encomendado: la permanencia.

Entonces llegó el primer error: renovar a Agné. En la undécima jornada de la 15/16 se produjo la destitución. Serrano acertó con el sustituto: José Luis Martí. Vivió entonces más de dos años tranquilos, con el éxito de la clasificación para el "playoff" en la 16/17. Pero esa proximidad del ascenso le impidió ver que la etapa del balear debió acabar antes el curso pasado. Etxeberria enderezó luego el barco, pero ya era tarde. Y como con Agné, Serrano aceptó a regañadientes una renovación en la que no terminaba de creer. Ahí llegó el principio de su fin. Puede que desde entonces se arrepienta de no haber aceptado alguna de las ofertas que tuvo en el verano de 2017. Entonces le pudo la espinita clavada. Quiso subir al Tenerife y no ha podido.