En el camino de vuelta hacia el primer plano. Naranjo llegó al Tenerife como jugador franquicia del proyecto blanquiazul -mucho más cuando justo antes de su entrada se produjo la salida de Juan Villar-, y ha sido exigido como tal desde el primer minuto, con una precaria respuesta. De hecho, estuvo cinco jornadas sin ser titular, ya con José Luis Oltra en el banquillo y en una de ellas ni siquiera participó (ante el Lugo). Ha jugado 14 encuentros, pero solo tres de ellos completos (contra en Almería, en casa frente al Deportivo y y en El Sadar, frente a Osasuna) Sin embargo, Los últimos pasos del onubense en el equipo apuntan hacia su adaptación.

Naranjo prefiere jugar partiendo desde la zona izquierda del ataque, pero está compartiendo delantera con Malbasic, más centrado, y la sensación de compenetración entre ambos y de progreso en el nivel de juego del andaluz quedó patente en el último partido, en el que aportó uno de los dos goles que el equipo marcó al Rayo Majadahonda. Lo hizo como llegador, tras un servicio del serbio. Naranjo, inadaptado hasta ahora y víctima de la inestabilidad que provocó en el equipo el cambio de entrenador, parece haber encontrado un socio de su gusto en Malbasic.

Los datos de su mejor temporada en la categoría dan una pauta esperanzadora, porque él también rompió a golear en el equipo tarraconense en la segunda vuelta del Campeonato. A estas alturas, llevaba un solo gol anotado, y cuando acabó la primera vuelta había hecho únicamente tres dianas, las mismas que lleva aquí en 15 jornadas -aquí ha dado tres asistencias-. En la segunda mitad de la citada campaña 2015/16, en la que jugó "playoff" de ascenso, Naranjo marcó 12 goles, seis en casa y otros tantos fuera.

Esa exhibición realizadora lo distinguió como uno de los grandes objetivos de los clubes de Primera y le dio el nombre que sedujo al Tenerife, que espera de él la versión que ofreció en Tarragona.