Al cierre del plazo para que los abonados de la UD Las Palmas retirasen (anoche 20:00), a su precio especial, la entrada para el partido de mañana, la respuesta de la afición amarilla dio un tirón importante. La jornada de ayer comenzó con la sensación de que el clásico entre los eternos rivales canarios iba a estar rodeado de un ambiente más frío que el de otras ocasiones, porque se habían vendido algo más de 12.500 entradas, y se cerró con 16.900 localidades ya despachadas, de manera que la entrada que va a registrar el Estadio de Gran Canaria se va a asimilar a la que viene siendo habitual en este tipo de encuentros. Desde que Las Palmas se instaló en el recinto de Siete Palmas, se han jugado allí siete derbis, ninguno de ellos bajo la mirada de menos de 20.000 personas. El que más público atrajo fue el de 2014, en el cual el Estadio rozó el lleno, con 31.123 butacas ocupadas de las 32.000 que tiene. La media de estos siete partidos registra una afluencia de 25.800 personas, y esa es la previsión más optimista de la Unión Deportiva a estas alturas de la semana. Los cálculos del club amarillo, tras la animada jornada de ayer, oscilan entre 22.000 y 25.000 espectadores.

La afición del Tenerife estará, como siempre, con alrededor de 2.000 personas, en un encuentro declarado de Alto Riesgo. Los abonados pagan por primera vez en la temporada, en la que tienen libre acceso en desagravio por el descenso de la pasada campaña, para ver a un equipo que no gana en casa desde octubre.