La entrada en escena de Uros Racic y Borja Lasso ha causado un impacto sin igual en la historia reciente del Tenerife. Ni en el mercado de verano ni en el de invierno. Víctor Moreno, el director deportivo que los fichó, compartió ayer en público su opinión de que el estreno de Racic superó todo lo conocido hasta ahora en un jugador debutante. La actuación del espigado jugador serbio fue deslumbrante. Su notable presencia física, su despliegue, su influencia en el manejo del partido y su participación decisiva en el área superaron de largo la previsión más optimista.

En cualquier otro escenario, la aparición estelar de Borja Lasso habría copado todos los elogios de una tarde mágica en el estadio, pero la fantasía de Lasso, su demostración de recursos y esa vocación de prestar un pie allá donde hiciera falta para que el equipo progresara con el balón quedaron relegados al segundo plano por la exhibición del serbio. El Tenerife lo presentó ayer, feliz él también porque a sus 20 años ve cómo se le abren las puertas de un futuro espectacular en España. Antes de regresar al Valencia en junio, Uros tiene 20 partidos por delante para que quede en la relación recíproca de su cesión un antes y un después de su paso por el Tenerife.