Quién hubiera previsto que Rafael Nadal se iba a plantar, sin perder un solo set, en la final del Abierto de Australia. Cuatro meses llevaba el balear alejado de las pistas de juego, después de retirarse por lesión frente al argentino Juan Martín Del Potro en el último Abierto de Estados Unidos.

La sombra de la duda sobre el mejor tenista español de siempre se agrandó en el torneo previo de Brisbane, donde su físico también le "avisó" de que algo no iba bien y también tuvo que decir "adiós" de manera prematura.

Empero, desde que comenzó primer Grand Slam del curso Rafa ha plasmado un tenis inaudito, con un mejor saque, siendo más agresivo para acortar los puntos...

Su última víctima, ayer, fue el joven griego Stefanos Tsitsipas, quien encajó un imponente 6-2, 6-4 y 6-0.

Nadal se cuela en su quinta final en Australia, un entorchado que se adjudicó en el año 2009. Diez años después, el manacorí puede volver a ganarlo.

Para ello debe imponerse el domingo al serbio Novak Djokovic o al francés Lucas Pouille, que esta mañana -8:30 horas- se miden en la segunda semifinal.

Nadal posee "el talento que ningún otro jugador tiene" y eso le permite "jugar en una dimensión completamente diferente", afirmó Tsitsipas tras el partido.

"Propone un estilo de juego diferente al del resto de jugadores. Tiene el talento que ningún otro jugador tiene. Nunca he visto que un jugador tenga algo así. Provoca que juegues mal", dijo el heleno.