Charles Chaplin, Don Quijote, Jack Sparrow, Elvis Presley, Fígaro... Cualquier personaje que interprete, no importan sus singularidades, le sirve a Javier Fernández para dejar en el vestuario al chico tímido que apenas levanta la voz, con la mirada esquiva detrás de las gafas, y transmutarse en un coloso capaz de volar sobre el hielo en cuanto se calza los patines.

La medalla de oro conseguida este sábado en Minsk, la séptima consecutiva en un campeonato de Europa, consolida a este madrileño de 27 años como uno de los mejores de la historia.

Con dos títulos mundiales en la mochila, siete europeos, la medalla de bronce olímpica, innumerables triunfos en el Grand Prix y ocho campeonatos de España, Fernández pone el mejor broche posible a su carrera.

"Sería una agonía" preparar otro ciclo olímpico al completo, ha admitido ''Superjavi'', que confiesa que empieza a acusar el paso de los años.

Nadie lo diría, a la vista de su actuación en Minsk, superando la decepción que supuso quedar tercero tras el programa corto y tener que jugárselo todo en el programa libre, volando sobre la pista con el ejercicio libre basado en El Hombre de La Mancha, que le otorgó el bronce en los pasados Juegos

Este sábado, metido en la piel del hidalgo Don Quijote, Javier Fernández retuvo su puesto de privilegio en el podio.

De su particular personalidad da muestra el hecho de que comparta entrenamientos y preparador con el patinador japonés Yuzuru Hanyu, que ambos se admiren y se animen y que la convivencia nunca se resienta.

El técnico canadiense Brian Orser, doble subcampeón olímpico, es el responsable de que todo encaje. Toronto, el escenario al que el español y el japonés emigraron en busca de la excelencia que Orser les prometía.

Todo empezó en una pista de hielo de la localidad madrileña de Majadahonda, en la que también se entrenaba Laura, la hermana de Javier. De allí se fueron a Jaca y luego, ya él solo, dio el salto en 2008 a Nueva Jersey (Estados Unidos), con un grupo de patinadores a las órdenes del ruso Nikolai Morozov.

De su mano, se convirtió en 2010 en el primer español en participar en unos Juegos desde 1956. Acabó decimocuarto. Quería más.

Javier dio un nuevo salto al vacío y cambió a Morozov por Orser, que le garantizaba más atención. Los resultados no se hicieron esperar.

El patinador del barrio de Cuatro Vientos las ha visto de todos los colores: lejos de la familia, sin compañeros, incomprendido al principio por su federación, sin papeles para firmar el alquiler de un piso o contratar un teléfono... nada ha podido con la voluntad de Javier Fernández. Sus patines son sus alas y no hay quien se las corte.

Cuando pisa el hielo, dice que sale "a comerse el mundo". Siempre empieza sus ejercicios con gesto serio, pero en cuanto cumple con su primer salto la sonrisa se le escapa. En las series de pasos, su expresividad es mayúscula porque es un magnífico bailarín.

En el salón de baile de Minsk encontró a su pareja habitual en los europeos: la medalla de oro.

Historial de Javier Fernández:

- Campeón del mundo en 2015 y 2016

- Campeón de Europa en 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019

- Decimocuarto en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

- Cuarto en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014

- Tercero en los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018

- Campeón de España en 2009, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017.