La microrrotura en los isquiotibiales que sufrió Samuel Camille en el mes de enero le ha costado muy cara. Y no solo porque Héctor Hernández haya aprovechado su gran oportunidad, sino por la presencia de Isma López en la plantilla blanquiazul. El francés ha pasado de ser el dueño indiscutible del flanco izquierdo de la defensa a no entrar en las listas de convocados, perjudicado por el buen rendimiento de uno y la polivalencia del segundo.

Camille fue titular por última vez ante el Oviedo el pasado 12 de enero. Cumplió en el Carlos Tartiere once partidos consecutivos en el once y disputando los noventa minutos. Se había ganado la confianza de un José Luis Oltra que solo prescindió de él contra el Mallorca (decisión técnica) y el Zaragoza (molestias).

Ausente por lesión, Camille vio desde la grada el mejor partido de la temporada: la victoria ante el Nástic (2-0). Héctor destacó y fue, semana a semana, mejorando sus prestaciones. Para el desplazamiento a La Coruña, a principios de febrero, ya estaba disponible el francés. Oltra, sin embargo, le dejó fuera de los expedicionarios. Ocurrió lo mismo en los tres encuentros siguientes ante Córdoba, Cádiz y Mallorca para completar seis en total sin disponer de minutos.

Esta circunstancia no la sufrió en sus dos temporadas anteriores como tinerfeñista, salvo que mediara un problema físico importante. Con los cuatro técnicos que le han dirigido nunca su suplencia superó las tres semanas. Con su contrato ampliado de forma automática hasta el 30 de junio de 2020, Camille afronta una recta final de Campeonato complicada. Su futuro deportivo está en juego. Él no agacha la cabeza.