Los antecedentes de Garrido

El máximo accionista blanquiazul aguantó a Sampedro en el Albacete y a David Guti en el Castellón con registros peores que los de Garitano

Ambos acabaron destituidos

Los antecedentes de Garrido

Los antecedentes de Garrido / ED

Manoj Daswani

Manoj Daswani

A quien conozca a fondo los antecedentes de José Miguel Garrido (Madrid, 1965) no debe sorprender que haya decidido mantener contra viento y marea a Asier Garitano como entrenador del CD Tenerife. Con una dinámica regresiva evidente y sin arrimar victorias al casillero desde hace más de dos meses, el máximo accionista se resiste a pulsar la palanca de cambio con un único apoyo visible en la entidad, el del director deportivo, Mauro Pérez.

Garrido ya sostuvo mucho más de lo que aconsejaban los números a David Guti en el CD Castellón y a Luis César Sampedro en el Albacete Balompié. Lo llamativo es que ambos casos se vio abocado a apretar el botón nuclear –o a que lo apretasen sus subordinados– y nada parece haber cambiado en su postura inflexible. «Aquí no destituimos entrenadores», ha repetido en numerosas entrevistas recientes.

Paradójicamente, es el mismo mensaje –con otras palabras– que dio cinco días antes del cese de Luis César en el club el Carlos Belmonte. «¿Qué pretendemos? ¿Que Sampedro salte al campo a marcar goles? El míster ha sido criticado en las tres temporadas que ha estado, es un profesional con cientos de partidos en Segunda y esa experiencia le permite sobrellevar estas situaciones que son normales en el fútbol. Nunca ha entendido que comprar una entrada te faculte para insultar al entrenador», apuntó el 8 de marzo de 2016.

Los antecedentes de Garrido

Los antecedentes de Garrido / Manoj Daswani

«Cuando navegas en la tormenta los marineros empiezan a mirar al capitán y éste debe tomar decisiones, y nosotros queremos seguir en línea recta porque sabes que más tarde o más temprano saldrás de ahí. Este barco no está hundido y yo como capitán tomo las decisiones, pero es normal que la gente tenga pánico. Navegar por el Mediterráneo sabe todo el mundo, pero bajo la tormenta no todos. Si sigues recto y en una dirección, vas a terminar saliendo de la tormenta», adujo. Fue la misma fórmula que ha elegido con este Tenerife a la deriva: esperar a que una victoria el próximo lunes (Heliodoro, 19:30 horas) se convierta en el revulsivo que les evite tener que prescindir de Garitano.

En el caso del Albacete, tuvo que entrar en zona de descenso para que optasen por el despido de Sampedro. El equipo llevaba nueve jornadas sin vencer cuando Garrido hizo estas manifestaciones –al final fueron diez– y su bagaje era aún peor que el del Tenerife actual: tres puntos de 24 posibles.

Los antecedentes de Garrido

Los antecedentes de Garrido / Manoj Daswani

Si en el cuadro albaceteño el equipo de Garrido mantuvo a Sampedro con solo un triunfo en 14 intentos, muy similar fue la resistencia a ultranza al cese de David Guti en el Castellón. Su balance era de una sola victoria, siete empates y cuatro derrotas en los doce encuentros que dirigió. Después de su destitución, se acabó su carrera. El ambiente llegó a ser tóxico en Castalia como en el Belmonte; y el inversor aguantó los embates del entorno y la prensa hasta que la decisión de cambiar de timonel se hizo absolutamente imprescindible.

Lo mismo parece que vaya a ocurrir en el CD Tenerife, donde el respaldo a Garitano ha sido tajante. De hecho, justo el énfasis que han puesto en proteger al profesional vasco ha sido uno de los motivos que ha traído consigo la crispación, la atmósfera «enrarecida» –en palabras de Mauro– y los comunicados de varias peñas pidiendo decisiones, y no inacción. Garrido permanece en silencio desde hace varias semanas, cuando fue rotundo a la hora de subrayar que Asier continuaría por muy feas que se pusieran las cosas. De hecho, llegó a pronunciar una frase de la que ahora es esclavo: «Renovará cuando quiera». La situación ha llegado a un punto límite donde solo un triunfo urgente contra el Eldense evitará que el declive se pronuncie; y Garrido haya que pulsar el botón rojo al que por tanto tiempo se resistió en Albacete. Y antes en Castellón. En ambos casos, al final lo pulsó.

Garrido mantuvo a Luis César por su «implicación, trabajo y conocimientos». Idénticos motivos esgrimió para resistir con David Guti, que presentaba guarismos semejantes. Ahora con Garitano, la pesadilla se repite y el partido del lunes aparece como una fecha clave en el horizonte.