El Tenerife atenúa la crisis con mejor resultado que juego (1-0)

El Tenerife pone fina una serie de siete jornadas sin ganar con un 1-0 al Eldense. José León marca el único tanto en el minuto 9. Al equipo de Asier Garitano le sobra la segunda parte.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Los equipos de fútbol no suelen salir de sus crisis de juego y resultados con partidos convincentes. Ganan como pueden, como hizo el Tenerife ante el Eldense después de siete jornadas de Liga empatando o perdiendo. El desenlace por encima de todo para atenuar una dinámica adversa. Habrá que ver ahora si este 1-0 tiene continuidad el domingo en Alcorcón o si únicamente es un parche.

Casi sobra pensar en objetivos a largo plazo. Con 36 puntos, ya no es tan inquietante mirar a la parte baja de la clasificación. Y el sexto puesto está a seis puntos, pero el margen de error en los encuentros que quedan es muy corto y el tráfico es demasiado denso. Si los partidos que quedan fueran contra el Eldense, otro gallo cantaría.

En el Pepico Amat, el Tenerife ganó colando el balón tres veces en la portería con cuatro remates, incluyendo un penalti. En el Heliodoro, los blanquiazules anotaron el único gol en su primer intento, con protagonismo para Roberto López y José León como asistente y anotador (9’). Dos actuaciones para olvidar para los azulgranas.

El Tenerife salió a dominar, a tener el balón, a ocupar el campo contrario, pero sin la intensidad y el vértigo que se podía imaginar dada su necesidad de poner fin a la racha negativa. Fue un arranque algo frío, falto de confianza, con más voluntad que precisión. La vocación de resolver pronto se enredaba en un juego atropellado, al bulto.

Las interrupciones no ayudaban a disolver la espesura. Y tampoco parecía que el Eldense fuera a poner en problemas a un Tenerife que solo se asomó en esa puesta en escena con un pase filtrado de Yanis a Enric que quedó en nada por la posición de fuera de juego del delantero. Hasta que llegó el minuto 9, momento clave en el que la estrategia y la precisión se aliaron en beneficio de los blanquiazules.

Roberto López aprovechó una falta para poner el balón donde debía, justo en el lugar en el que irrumpió José León, llegando desde atrás, por el flanco izquierdo, para batir de cabeza al portero Aceves. Máxima eficacia y premio para el único equipo que, sin alardes, había iniciado el pulso con la idea de proponer algo.

La ventaja adquirida estuvo a punto de evaporarse al minuto siguiente con un centro lateral que desvió Bernal en el área pequeña sin la puntería suficiente.Susto para un Tenerife que no estaba sufriendo en defensa y que, a su ritmo, siguió generando ocasiones, a partir de ahí con más confianza gracias al gol de José León, que se animó con una volea que sacó con dificultades Aceves (16’).

Al rato, Roberto López trató de engañar al portero con una falta que invitaba más al centro que al disparo a puerta (22’). Y luego apareció un inspirado pero intermitente Álvaro Jiménez para improvisar en la banda derecha y propiciar un remate de Roberto, con un posterior intento de Aitor Sanz (24’). El siguiente en probar suerte fue Rahmani, al cazar un pase de Mellot. Toque con la frente, fuera (38’).

A esas alturas, lo peor estaba siendo el resultado, demasiado corto en función del volumen de oportunidades de un Tenerife al que le estaba bastando con lo justo, con trabajo y orden atrás y con el punto diferencial de jugadores como Roberto y Jiménez, para tener el control ante un Eldense demasiado permisivo y frágil en defensa, poco contundente en el medio y sin presencia en ataque. Sin quererlo, estaba siendo el oponente ideal para auxiliar a un Tenerife que tendría que amarrar el triunfo durante la segunda mitad.

A Fernando Estévez no le debía gustar lo que estaba viendo y buscó soluciones con un primer cambio en el intermedio:Cris Montes por Álex Martínez. Chispa para, al menos, molestar a un Tenerife que retomó el duelo con un par de llegadas peligrosas, una anulada por fuera de juego de Enric y otra resuelta a trompicones por el mismos futbolista, un mano a mano al que llegó forzado y que acabó con su caída en el área. El público pidió penalti. No hubo suerte.

Y hasta ahí. La segunda mitad sobró. Pero sobró por completo. El Tenerife entró en la indefinición, probablemente más pendiente de que el tiempo pasara que de recuperar el control del encuentro. Ni se armó atrás para engatusar al Eldense y romper al contragolpe para sentenciar, ni dio el paso de tener el balón y encerrar a un rival que seguía contribuyendo con su mal día. Ni rastro del equipo que se había presentado en el Heliodoro como el tercer mejor visitante.

Porque si pudo acercarse a un posible empate, fue más por el temor del Tenerife de perder su renta que por sus propios méritos. Lo buscó, pero sin la constancia ni el filo necesarios, salvo en contadas excepciones: una falta lateral en el minuto 51 –el balón parado podía ser uno de sus puntos fuertes–, una transición finalizada por Ortuño tras un pase atrás envenenado de Mellot en el 56’... Su entrenador volvió a intervenir para poner a Capó y Jorquera y quitar a Bernal y Ortuño. El efecto no hizo sino bloquear aún más el partido.

El Tenerife subía a ratos. Álvaro Jiménez tuvo una doble ocasión en el 63’ e insistió con un par de aproximaciones por la banda derecha. En la primera, Yanis se enredó en el intento de enriquecer un pase de Mellot, y en otra, no hubo receptor tras un aplaudido gesto técnico de Roberto y un centro al corazón del área de Jiménez.

Fue entonces cuando Garitano optó por realizar los primeros cambios, Teto y Bodiger por Rahmani y Corredera en el 75’. Las novedades tampoco modificaron la tendencia de un partido plano, pero peligroso para los locales por la corta ventaja del resultado. Por ahí vino el verdadero sufrimiento de la afición y también de un equipo al que se le estaba haciendo demasiado largo el encuentro. Pero el Eldense seguía sin ser capaz de elaborar un ataque limpio o de poner a prueba de verdad a Soriano.

De ahí al final, quedó el detalle de la entrada de Álvaro Romero, con ovación incluida dirigida al jugador y seguramente también a Garitano por lo pocos minutos que le ha dado. El atacante dejó su sello con un taconazo en el área para asistir a Enric Gallego, cuyo remate salió demasiado alto (90’).

Solo Cris Montes, tinerfeño que juega en el Eldense, amagó con evitar la derrota de su equipo con un disparo que no cogió camino, ya en el tiempo de descuento.

El Tenerife respiró aliviado con el pitido de Arcediano Monescillo. Tenía que ganar y lo hizo, probablemente, dejando las mismas dudas que antes, pero ahora con tres puntos más y con la oportunidad de crecer desde la tranquilidad.